miércoles, agosto 20, 2025
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Obispos agendistas

Por Alfonso de la Vega

En los últimos tiempos abundan los escándalos episcopales en Toledo. El lector recordará el baile de subido tono sexual de Tangana y la Peluso que hace un tiempo profanara la catedral primada. El deán abogaba por «favorecer el diálogo con la cultura contemporánea, preservando siempre la fe de la Iglesia”. No se sabe muy bien si en realidad tras esas pías intenciones lo que hay en realidad es estulticia, oportunismo, o simoniaco poderoso caballero es don dinero. Para protegerse del escándalo el arzobispo de Toledo se desmarca y «lamenta profundamente estos hechos», unas circunstancias que han motivado que se vaya a «revisar el procedimiento seguido para evitar que vuelva a suceder algo semejante…Pedimos humilde y sinceramente perdón a todos los fieles laicos, consagrados y sacerdotes que se han sentido justamente heridos por este uso indebido de un lugar sagrado».

Luego pudimos comentar lo de la estatua irreverente de Cristo bailando el jula jop, junto a la explanada del cenobio de San Juan de los Reyes. Una reincidencia sospechosa todo hay que decirlo que muestra estulticia insalvable o escaso propósito de enmienda. Algunos dirán que son cosas que pasan, que son “sus costumbres” y debemos respetarlas, que ya no vamos a encontrar arzobispos de la categoría de los de antes, y menos tras tantos años de apostasías y calamidades, negaciones y calamidades, porque conviene reconocer que la decadencia de España se encuentra íntimamente ligada a la de la propia de la Iglesia.

En cuanto al diálogo con la «cultura» contemporánea cabe recordar aquí aunque resulte políticamente poco correcto que el propio Fundador más que dialogar echó a latigazo limpio a los simoniacos mercaderes del templo. Pero después del Concilio Vaticano II, destrozadas la Estética y la liturgia tradicionales, por lo que se ve les vale todo. Sea como sea, nos debiera dar vergüenza la actual desconsideración a la memoria de los miles de mártires de la Iglesia española, incluidos los eclesiásticos asesinados por los socialistas y comunistas. Todo para que ahora nada menos que el arzobispo de Toledo inaugure a unos centenares de metros del Alcázar toledano, en la explanada del cenobio de San Juan de los Reyes, una estatua irreverente de Cristo bailando el jula jop.

De un arzobispado como el de la Sede Primada que se permitía poner “peros” nada más y nada menos que a la obra maestra de un genio como El Greco a otro capaz de aplaudir de modo acrítico cualquier provocación sacrílega que le pongan por delante. En efecto, el prelado bendijo la inauguración del artefacto y mostró su agradecimiento a Roberto Polo por la donación de esta “auténtica obra de arte que enriquece este espacio” y al Ayuntamiento por su colaboración para ubicarla en un espacio que es “referente de diálogo de cristianos, judíos y musulmanes en el barrio”. No cabe un tópico falso ni una tontería más ¿O sí? Bueno sí, lo puso la alcaldesa socialista de Toledo que explicó que cuando el Arzobispado se puso en contacto con el Ayuntamiento para buscar un sitio a esta “bella escultura”, que representa a un Cristo que asciende a los cielos, (sic) no dudaron en trabajar conjuntamente para encontrar “el espacio mejor”. Menos mal que señora alcaldesa de la PSOE explica al señor arzobispo el simbolismo oculto del artefacto pretendidamente religioso, ¿quizás un OVNI?

El donante del Cristo del jula jop, explicó que el autor del engendro había concebido esta escultura “como nexo de unión entre la vida y la muerte, el principio y el fin, un Cristo que –citando a su autor– es el eje inmóvil de la rotación del ciclo del devenir”, y ha añadido que “el juego de nubes y luz que desde la terraza de esta plaza se puede contemplar en los atardeceres componen un escenario magnífico para una obra tan dinámica y con tanta vida como esta, aún representando a un Cristo muerto”. Vamos como el efecto de la luz en las vidrieras, pero sin vidrieras, que ya estaban inventadas por algún carca sin escrúpulos. Para después adornarse ante tan aventajados alumnos con una audaz lección teórica que en realidad viene a suponer la aberrante negación del Arte sagrado: “El arte es la expresión original y libre de la idea conceptual de su creador y por tanto no entiende de límites en cuanto a temáticas se refiere ,,, todo tiene cabida en el arte”. Es decir, la negación radical del sentido del Arte sagrado sujeto a cánones y no al capricho del «artista». No todo tiene cabida en el Arte sagrado. Un primer error al juzgar el Arte sagrado tradicional es el del individualismo del artista. El artista debe servir arquetipos universales existentes no inventárselos a su albur. Las obras maestras del Arte sagrado son expresiones del Espíritu, si bien en cuanto que se manifiestan con formas y materiales ya presentan algún grado de contingencia. Trasmiten mensajes espirituales y provocan emociones. El arte no es un fin en sí mismo sino que tiene otro superior, más elevado, que no es el mero placer, algo subjetivo que provoca en el espectador. El problema no es de simple gusto o sensibilidad.

Como nos recordaba Platón, la Belleza es el resplandor de la Verdad y cuando falla la Estética, al final falla todo. Pues bien siguiendo con tan piadosas e incoherentes costumbres hace unos días otro «artista», el obispo auxiliar de la Primada un tal García Magán, sorprendió a propios y extraños saliendo en defensa de la salvajada de degollar a las bravas a unas pobres ovejas sin piedad ni ningún tipo de cumplimiento de las normas sanitarias que se exigen a cualquiera. Salvajada que para este ilustre prelado que fulge de secretario de la CEE y gran prior de la Lugartenencia de España Occidental de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén resulta ser un acto sagrado amparado por la libertad religiosa. Un personaje que tampoco oculta su visión si el lema del escudo heráldico es coherente: Ex hominibus, pro hominibus que viene a significar “Entre los hombres, para los hombres”. Algo muy horizontal que no vertical, político, incluso muy demagógico agendista, pero poco adecuado desde el punto de vista espiritual y menos para un obispo pastor de almas.

Muchos cristianos son vil y habitualmente asesinados por musulmanes sin que los valientes buenistas leguleyos de la CEE se dignen protestar ni defenderlos. Tampoco exigen reciprocidad alguna. Quizás animado por estas arrobadas complacencias o para dar la razón al pintoresco prelado, el domingo uno de estos buenos mahometanos acorde con su propio concepto de la libertad religiosa profanó una iglesia en Granada, quemando el interior y decapitando las imágenes. Fue salvada de la destrucción total por las llamas gracias a los fieles y el piadoso moro incendiario detenido, cosa que me temo que lo mismo el filantrópico obispo acaso considerará un exceso policial.

Pero García Magán valiéndose de la posición privilegiada que le da ser oficiante en un acto y templo sagrados ha usurpado el púlpito para perorar otra vez sobre sus personales posiciones políticas woke pro islámicas, pro agendistas y pro sanchistas. Otra vergüenza. Claro que a lo mejor lo prudente para los fieles presentes sería abandonar el templo y dejar a su Ilustrísima que endose su mitin agendista a las bancadas vacías. El arzobispo titular de la Primada no se ha pronunciado ni vuelto a pedir “perdón a todos los fieles laicos, consagrados y sacerdotes que se han sentido justamente heridos por este uso indebido de un lugar sagrado».   

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