En un hilo reciente publicado en X por el usuario @AlainCreaciones, se expone una serie de preocupaciones graves sobre la obligatoriedad de la baliza luminosa V16 en todos los vehículos en España a partir del 1 de enero de 2026. El autor, que se describe como un investigador multidisciplinar censurado por revelar detalles sensibles, argumenta que este dispositivo representa un riesgo significativo para la seguridad personal y vial. A continuación, se recopila toda la información presentada en el hilo, estructurada de manera clara para resaltar los puntos clave.
El hilo comienza cuestionando la naturaleza de la Dirección General de Tráfico (DGT). Según el autor, aunque sobre el papel se presenta como un departamento del Estado español, en realidad es una empresa privada inscrita bajo el ordenamiento jurídico común, autónoma y no dependiente directamente de la clase política. Puede gestionar sus cuentas y el dinero recaudado de sanciones, pero no se considera una administración con ánimo de lucro porque no reparte beneficios, no tiene accionistas y no compite en el mercado.
1. Voy hablaros seriamente de una grave amenaza a la seguridad individual, promovida por el Estado de España y la DGT que no es una organización del Estado, es una empresa privada contratada por el Estado. Recientemente ha impuesto la obligación de la V16. pic.twitter.com/8XJ1uhnEGB
— Alain (@AlainCreaciones) August 24, 2025
Sin embargo, el autor sostiene que esto es una fachada: la DGT recauda sanciones, gestiona sus finanzas sin auditorías fiscales públicas reales (las de Hacienda se consideran falsas), y opera con ánimo de lucro similar a cualquier empresa privada como Mercadona. Se menciona que en el último año se estimó un déficit, pero esto se califica como falso. En resumen, la DGT es vista como una entidad privada que impone medidas como la V16 para sus propios intereses.
La DGT ha impuesto que, a partir del 1 de enero de 2026, todos los vehículos en territorio nacional deben equiparse con una V16, una baliza luminosa con batería autónoma de litio que no se conecta al mechero del coche. Esta medida se presenta como un avance en seguridad vial, pero el hilo la califica como un grave riesgo.
Los modelos de V16 utilizan baterías de litio que sufren estrés térmico por encima de los 50°C. Dentro de un vehículo, se produce un efecto invernadero donde el calor entra pero no sale, elevando la temperatura interior por encima de los 60°C, ya sea en el maletero o en el salpicadero. Esto convierte la batería en una «granada» potencial, ya que está encapsulada en la carcasa de la V16 y no se puede comprobar su estado fácilmente.
Una batería de litio hinchada actúa como una granada incendiaria: al perforarse o romperse el diafragma separador entre el ánodo y el cátodo, los compuestos químicos se evaporan al contacto con el aire, formando una mezcla incendiaria. El autor imagina un escenario catastrófico: conducir a 120 km/h en autopista y que la batería estalle debido al estrés térmico acumulado, lo que podría resultar en la muerte de los ocupantes.
Para respaldar esto, se compara con las baterías de coches eléctricos, que no estallan todas pero sí una celda puede activar una cadena que quema el vehículo entero. Los vehículos de combustión ahora enfrentan un riesgo similar al introducir una batería de litio en su interior. Además, se menciona que nadie deja baterías de litio externas (como power banks) abandonadas en el coche, ya que se sabe cómo almacenarlas correctamente.
La DGT obliga a llevar la V16, pero no exige certificación de seguridad térmica para entornos cerrados como un coche en verano. No hay normativas que aborden el riesgo térmico, lo que hace al dispositivo inherentemente peligroso. Ni la DGT ni las compañías de seguros se harían responsables en caso de incendio, argumentando negligencia del usuario (por ejemplo, aparcar al sol). Con temperaturas exteriores de 25°C, el interior puede superar los 50°C, garantizando fallos a largo plazo por ingeniería.
En contraste, los coches eléctricos resisten algo mejor porque sus baterías están en el exterior y no bajo el efecto térmico interior, aunque el calor también las afecta, y las explosiones suelen deberse a impactos.
La V16 debe estar conectada y cargada en todo momento dentro del vehículo. Si no lo está, se pueden imponer multas y retirada de puntos. Sin embargo, las baterías de litio se descargan más rápido en condiciones de baja temperatura (por ejemplo, por las noches), y mantenerlas siempre conectadas produce fallos eléctricos. Es necesario verificar constantemente si funcionan, lo que añade complejidad.
En caso de fallo ajeno (como descarga por frío o falla eléctrica), aún así se podría multar. Esto se ve como una forma de facilitar la recaudación de sanciones.
Legislativamente, no se puede eludir la obligación. Sugerencias absurdas como «llevar la V16 contigo» se descartan. Sin embargo, se propone forzar a la DGT a recapacitar mediante juicios, argumentando incumplimientos legales:
- Reglamento General de Circulación (Real Decreto 1428/2003), Artículo 18.1: El conductor debe mantener libertad de movimientos, campo de visión despejado y atención permanente. Una «granada» en el coche viola esto.
- Ley de Seguridad Ciudadana (Ley Orgánica 4/2015): Regula el transporte de objetos peligrosos, incluyendo munición como pólvora y fulminantes. Los compuestos químicos de una batería de litio bajo estrés térmico entran en esta categoría, aunque no tipificados explícitamente (a diferencia de las baterías de móviles, que van con el usuario y tienen reguladores de temperatura automáticos; la V16 carece de ellos).
El hilo concluye enfatizando que la V16 pone en riesgo a todos los conductores, convirtiendo vehículos en potenciales bombas.