miércoles, agosto 20, 2025
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La Corte de los Milagros 2.0

Por Alfonso de la Vega

Como instrucción y enseñanza histórica y no solo por animado entretenimiento durante este calamitoso estío en el traicionado, chamuscado y ceniciento reino borbónico resulta muy interesante releer a Valle. En especial por su paradójica actualidad la impresionante saga conocida con el nombre de El Ruedo Ibérico en la que junto unas reseñas al libro del conde de Romanones Amadeo de Saboya u otras notas recogidas en sus obras completas el genial escritor gallego explicaba los estertores del funesto régimen isabelino, las diferentes conjuras, la Gloriosa aunque no tanto, el posterior atentado contra Prim cuya autoría no se aclaró y el fatal resultado de la Restauración borbónica, pertinaz calamidad de la que no conseguimos librarnos. 

Galdós en su Memorias de un desmemoriado narra como testigo la alegría enorme con que fuera recibida la caída de los Borbones en toda España. También como Salustiano Olózaga intentó enfriar las grandes esperanzas de que las futuras Cortes Constituyentes proclamaran la República dejando flotar “la idea de que las Constituyentes se inclinarían a mantener el principio monárquico con una dinastía francamente democrática y popular”, lo que no deja de ser algo tan incoherente o desusado como pedir peras al olmo.

El reinado de Isabel II se caracterizaba en su pintoresca Corte de los Milagros por la promiscuidad sexual, la corrupción, las conjuras de camarillas y el chantaje, como en lo esencial vuelve a suceder ahora porque se trata de los mismos protagonistas, los Borbones, y el mismo lamentable tipo de fauna política y de régimen político. Ahora, eso sí, recauchutado y afianzado en sus peores mañas por otro no menos siniestro grupo, los socialistas. Otra diferencia, es el aparente mucho menor poder eclesiástico, sin un influyente confesor de la reina, ya que ahora es abortista, adúltera y atea, como el padre Claret ni una intrigante monja de las llagas como sor Patrocinio. Tampoco los amantes homosexuales del rey parece que tengan ahora la capacidad de mangoneo de la entonces camarilla de igual servicio del cornudo consentidor inepto marido de la reina Isabel, que legitimaba los frutos de contrabando logrados gracias a la profanación del tálamo oficial. La situación era desastrosa y sin remedio mientras se mantuviese la misma ocupante en el trono. Pero como explicaba Valle: “Es indudable que el hecho de la abdicación para estos viejos políticos significaba la continuidad de la dinastía.”

Hoy en la alta servidumbre palaciega cuenta el socialismo con muchos parciales. Y, sea como sea intrigas de alcoba influyen en el ánimo real. La corte filipina está dominada por socialistas de carnet, y nos encontramos inmersos en un proceso de deterioro acelerado, sin posible solución no ya solo mientras se mantengan los actuales actores sino incluso dentro del régimen. El propio Rey no solo no combate esta deriva disolvente sino que en reciente ocasión solemne europea se ha manifestado favorable a confrontar a los patriotas que pretenden mantener al soberanía nacional. Pero ¿Qué hacer?

La República como forma de gobierno mantiene mala prensa en España, debido a dos experiencias históricas anteriores fracasadas. Ambas se encontraron con situaciones desastrosas provocadas por las políticas de la Monarquía. La Primera fue saboteada por cantonalistas, federalistas, isabelinos y carlistas. La Segunda por la izquierda golpista totalitaria de socialistas y comunistas con el apoyo libertario, decida a imponer la revolución comunista a sangre y fuego como intentase en Cataluña y Asturias.

Una Republica unitaria nacional y presidencialista, no roja ni federal ni separatista, debiera nacer bien escarmentada y posibilitar una opción razonable para España, una nación que ahora se encuentra en triste trance de desaparecer con la actual devastadora Monarquía. Pero en el caso de poder librarse de la dinastía, liberación que no parece vaya ocurrir al menos por el momento mientras quede algo para comer y se sigan pagando las pensiones, lo más probable es que se buscase un rey alternativo como entonces con la figura de don Amadeo de Saboya. No se observa por ningún lado y menos en la oposición oficial el “pensamiento” político de los carcamales revolucionarios septembrinos, espadones y tribunos, plutócratas de la trata o de la Banca, juristas de romanes virtudes y áticos maestros del periodismo…

¿Quién lo habría de buscar y en qué corte dinástica? Ya no existen ilustres espadones como entonces, hoy el ejército está sometido al poder extranjero de la OTAN y la propia sociedad española subsiste en el día a día sin reaccionar ante el peligro. Y cuando lo haga, si llega a hacerlo alguna vez acaso la cosa ya no tenga remedio.

Las tres grandes potencias se disponen a hacer partijas con el mundo a repartirse entre ellas. A merced de los acontecimientos habrá que rogar que nos toque un buen amo, que no nos dé de latigazos como el pobre Andresillo en El Quijote. Socorrido provisionalmente por las buenas intenciones del heroico hidalgo manchego pero ilusas e ineficaces luego pagadas con más sangre. Es el Poder contra el pueblo, de ahí la impotencia.

Hablando de impotencia, la resistencia, sin apenas representación política, se encuentra muy dividida. Para colmo, el dogal contra el pueblo se va apretando a medida que se le va arruinando y que las instituciones presuntamente constitucionales que teóricamente habrían de protegerlo son neutralizadas y devienen inoperantes: la dictadura de la UE ha perpetrado un orwelliano reglamento de censura por el que los autores considerados molestos por sus escritos pueden ser detenidos sin orden judicial ni juicio. De aplicarse con rigor las posibilidades de denunciar la tiranía cada vez serán menores y habrá más gente en Babia, con lo que la posibilidad de una alternativa basada en la madurez de la opinión pública decidida a la búsqueda de un cierto bienestar general o bien común cada vez será más improbable.

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