En la masonocracia, al servicio de Lucifer, las recreaciones del odio y de desprecio que destrozan toda moral, congruencia, sentido común y los necesarios deseos de destrucción son inevitables. Los instintos criminales de quienes han sido elegidos como monaguillos de las fuerzas oscuras, los disfrazados de políticos para mala suerte de los infantilizados y engañados ciudadanos o víctimas, se manifiestan de manera natural, dejándose llevar por los designios de la sabiduría del mal de su divinidad, la cual es una gran cuna de la inteligencia, según la cual todo está bien y es correcto.
Cuando nos imaginamos el infierno nos viene a la mente un lugar donde todo es fuego eterno, donde se queman las almas en perpetuo sufrimiento, de hecho, a Lucifer le encantan esos entornos tan insoportablemente calientes donde todo se destruye para nacer de nuevo. La obsesión demoniaca por el ave fénix es tan palpable, que no importa cuánta muerte se produce, eso da igual, lo importante es que después aparece la simiente de la nueva vida por que todo apunta a que estos señores piensan que la que hay no les gusta, bien por aburrida y poco interesante, bien porque no les llena los bolsillos pero si de amor a quienes viven en esa desconcertante armonía humana que tanto asco les da, o siguen unos planes para destrozar todo signo de vida allí donde no conviene ni la verdad ni los sueños. Los únicos que se pueden dar por ley son los de los de los esclavos, sometidos hasta que dejen de ser útiles. Si algo no describe la voluntad y conciencia de estos mafiosos, psicópatas, asesinos y criminales no es el amor y échate a temblar si te lanzan una sonrisa o te proponen algo. Ya han pensado para ti la muerte a la vuelta de la esquina
El infierno se puede proyecta en forma de incendios. La maldad se observa en el modo en el que se produce, todos provocados y sin medios para apagarlos dado que el propósito es que el daño sea lo mayor posible, lo más insoportable que pueda ser para que el súbdito aprenda quién es el puto amo y dueño de su vida, para que nunca ose tener un pensamiento de lucha o de resistencia, menos de dignidad y respeto a sí mismo. Te queman la casa, te queman el pueblo, te queman tus tierras de cultivo y no puedes hacer nada. Eres un ser sin derechos, menos que un siervo de la edad media y todo está al socaire de la voluntad de quien decide, más no de quien ordena, porque al final nadie se hace responsable.
Los millones de euros vuelan como el humo asfixiante achicharrándolo todo. Los planes para instalar energía eólica o solar allí donde antes había árboles y bosques es un deseo de compañías como BlackRock que hace mucho tiempo llegaron a un acuerdo con Pedro Sánchez para convertir España en un paraíso de energías renovables, todo muy maravilloso y de cuento de hadas, todo en pro del planeta tierra que los perversos humanos se están cargando, como causantes de todas las desgracias. Se inventaron el cuento del cambio climático, con la misma tabarra desde hace más de 10 años cuando una niñata sueca pagada por la ONU se hizo famosa en todas las cumbres internacionales, mientras con la geoingeniería de la atmósfera se dedicaron a cambiar el clima artificialmente. De algún modo tenían que demostrar a la población que cada día hacía más calor infernal, que el mismo el gobierno aduce como causa de los incendios, o que las inundaciones ya eran algo habitual y la gente tenía que acostumbrarse porque sí, porque así lo dicen las autoridades por sus mismos cojones fascistas, como siempre.
Mucho dinero volando entonces, como el humo que se ve brillante cual oro desde la distancia, mientras la guardia civil te echa de tu casa porque tu vida está en peligro. Sus cuentas crecen al mismo ritmo que a ti te dejan caer en la ruina absoluta, que no se sabe si es como el inferno de Dante o algo mucho peor. Al final mejor los dejas que sigan acumulando millones de billetes porque tu vida corre peligro, aunque, en realidad, ya fue puesta en contador y ni tan siquiera te has enterado. Por otra parte, surgen los negocios por doquier; la extracción de minerales raros y que se encuentran bajo los pueblos rurales de España es uno de los objetivos de los lobbies, los cuales, como ya han llegado a acuerdos con los mal llamados gobiernos mafiosos y criminales, lo tienen todo muy bien pensado. Si no es por las buenas será por las malas, dado que, cuando no pueden convencer y saben perfectamente que será imposible, emplearán la fuerza bruta, destrozarán todo aquello que sea necesario con tal de que germinen las nuevas fuentes de riqueza, como un renacer, como un milagro. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que la tierra era fértil, ahora se cava y se destroza en busca de nuevos recursos de oro para mantener sus ínfulas, sus egos, su orgullo y sus dominios sobre las ya depauperadas mentes y conciencias dormidas bajo el humo que anuncia lo que les viene.
Pero como la vida es como un boomerang, como todo el daño que provoques te viene de vuelta y con creces, e igual ocurre con las buenas acciones, decir que estos asesinos arderán en el infierno tarde o temprano no es nada descabellado, de hecho, lanzar ese deseo para quienes provocan tanto daño, a través del engaño, puede estar perfectamente justificado. Y no es odio, es el cumplimiento de la ley natural del universo: quien a hierro mata a hierro muere y estos hijos del demonio ya tienen sellado su destino, arderán en el mismo fuego que están provocando en España, sin contemplaciones ni leches, hasta morir sintiendo cada ápice de su maldad, la cual deshará sus cuerpos en un dolor tan insoportable que no será nunca comparable al merecido por todo el mal que han hecho en esta Vida.
Qué ardan entonces sus almas y que caigan en el más absoluto olvido. No merecen vivir ni son dignos de ello.