Este mes de julio, Flagship Pioneering, una empresa de biotecnología conocida por fundar Moderna, ha anunciado el lanzamiento de Terrana Biosciences, una compañía que promete revolucionar la agricultura mediante la aplicación de tecnología de ARN. Con una inversión inicial de 50 millones de dólares, Terrana busca desarrollar soluciones agrícolas basadas en ARN que mejoren la productividad de los cultivos, combatan plagas y enfermedades, y promuevan la «sostenibilidad frente al cambio climático», sin alterar el genoma de las plantas.
Terrana Biosciences es una empresa biotecnológica enfocada en desarrollar soluciones agrícolas basadas en ARN para enfrentar los teóricos desafíos del sistema alimentario global. Su plataforma tecnológica utiliza ARN derivado de virus vegetales benignos como un «chasis» para transportar fragmentos de ARN funcional (denominados «ARN de carga») a las células de las plantas. Este enfoque, según informa la compañía, permite programar las plantas para que respondan a amenazas como virus, hongos, insectos, o condiciones climáticas adversas, sin necesidad de modificar su ADN.
La tecnología de Terrana se divide en tres categorías principales, según explica Ryan Rapp, CEO de la compañía:
- Prevent (Prevenir): Productos de ARN que funcionan como «vacunas vegetales», entrenando el sistema inmunológico de las plantas para reconocer y combatir virus antes de que se conviertan en infecciones. Por ejemplo, en cultivos de tomate, Terrana ha demostrado que puede prevenir pérdidas devastadoras causadas por virus, evitando la necesidad de destruir campos enteros.
- Protect (Proteger): Soluciones que entregan péptidos o proteínas a las plantas para combatir infecciones activas, como bacterias o hongos. Por ejemplo, en Brasil, donde los agricultores de soja aplican hasta 16 pulverizaciones por temporada para controlar el hongo de la roya asiática, Terrana aspira a reducir esto a una sola aplicación por ciclo de cultivo.
- Improve (Mejorar): Productos que optimizan rasgos de las plantas, como la tolerancia a la sequía, el calor, o la necesidad de horas de frío. Un caso destacado es el de los huertos de cerezos en el noroeste del Pacífico de EEUU, donde la tecnología de Terrana podría reducir los requisitos de horas de frío, permitiendo a los árboles florecer y producir frutos de calidad en inviernos más cálidos debido al cambio climático.
Estas soluciones se aplican mediante pulverización foliar o tratamientos de semillas, integrándose fácilmente en las prácticas agrícolas existentes. Además, los productos de Terrana están diseñados para ser estables a temperatura ambiente, amplificados dentro de la planta, móviles a través de su sistema vascular, y potencialmente heredables entre generaciones de plantas, lo que los hace altamente innovadores.
Terrana Biosciences es una creación de Flagship Pioneering, la misma empresa que fundó Moderna, conocida por desarrollar vacunas de ARN mensajero (ARNm) contra el COVID-19. Este vínculo es fundamental, ya que Terrana aprovecha el conocimiento y la experiencia en tecnología de ARN acumulados por Flagship en el ámbito de la salud humana para aplicarlos a la agricultura. Noubar Afeyan, fundador y CEO de Flagship Pioneering y cofundador de Moderna, ha declarado: «Con Terrana, estamos trayendo una dimensión completamente nueva de innovación a la agricultura a través de una tecnología de ARN similar a la que utilizamos en la salud humana».
Aunque la tecnología de Terrana no utiliza ARNm como en las vacunas de Moderna, sino ARN derivado de virus vegetales benignos, el enfoque comparte principios clave: la capacidad de introducir instrucciones biológicas precisas en un organismo (en este caso, plantas) para inducir respuestas específicas sin alterar su genoma. Esta similitud ha generado comparaciones con las vacunas de Moderna, con algunos describiendo los productos de Terrana como «vacunas programables para plantas».
El equipo de Terrana incluye expertos con experiencia en biotecnología y agricultura, como Yumeng Hao, quien ha trabajado en biología de ARN y tecnología CRISPR, y Dale Karlson, con antecedentes en Monsanto y GreenLight Biosciences.
La tecnología de Terrana funciona mediante la pulverización de ARN en las hojas de los cultivos, donde el ARN penetra a través de pequeñas rupturas y se distribuye por el sistema vascular de la planta. Una vez dentro, el ARN se replica, lo que reduce la necesidad de aplicaciones frecuentes en comparación con pesticidas tradicionales. La compañía ha superado un desafío clave en la aplicación de ARN en plantas: su rápida degradación en el ambiente. Terrana ha desarrollado modificaciones, como estructuras de horquilla que estabilizan el ARN, permitiendo que persista en las hojas y cumpla sus funciones.
Terrana ha mostrado pruebas de concepto en cultivos clave como tomate, maíz y soja, con una cartera de más de 15 productos en desarrollo para cultivos especializados y de gran escala. Los productos están diseñados para ser aplicados en cualquier etapa del ciclo de vida de la planta, desde la semilla hasta la poscosecha, ofreciendo flexibilidad frente a los métodos tradicionales que suelen estar limitados a momentos específicos.
La compañía también utiliza inteligencia artificial y modelos computacionales para diseñar ARN que interactúe con la biología nativa de las plantas, optimizando rasgos como la resistencia al estrés climático o la productividad. Este enfoque, descrito por Ryan Rapp como «hablar el lenguaje de la naturaleza», permite soluciones rápidas y adaptativas frente a los desafíos agrícolas.
A pesar de las promesas de Terrana, su tecnología ha generado preocupaciones, especialmente en redes sociales y medios alternativos. Y es que hay lógicas inquietudes sobre los posibles efectos a largo plazo de introducir ARN en los cultivos, particularmente debido a su capacidad de replicarse y ser heredable entre generaciones de plantas. Por ejemplo, publicaciones en X han advertido que esta tecnología, vinculada a Moderna, podría «invadir las células para reescribir la biología» y plantear riesgos para la salud humana y el medio ambiente.
Críticos como Michael Snyder en End of the American Dream han cuestionado la seguridad de los cultivos tratados con ARN, señalando la falta de información sobre pruebas exhaustivas para evaluar su impacto en humanos o en el ecosistema alimentario.
Lo que resulta tremendamente preocupante para todos los que denunciamos lo sucedido en la farsemia con la «solución milagrosa», es que los mismos que han provocado todo ese daño nos vengan ahora a plantear soluciones mágicas para la agricultura. Sospechamos que la realidad es que tratan de colarnos el mismo engaño por todas partes, en este caso a través de la agricultura.