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Las extrañas circunstancias en las que falleció La Veneno, un mes después de publicar sus memorias

El 9 de noviembre de 2016, España se despertó con la noticia del fallecimiento de Cristina Ortiz Rodríguez, más conocida como La Veneno, un ícono trans de la televisión de los 90 y una figura que marcó un antes y un después en la visibilidad de las personas transgénero en el país. Su muerte, oficialmente atribuida a un accidente doméstico, dejó tras de sí un reguero de dudas, sospechas y teorías que, casi una década después, siguen alimentando la hipótesis de un posible homicidio.

Cristina Ortiz, de 52 años, fue encontrada en su apartamento de Madrid el 5 de noviembre de 2016 con un fuerte traumatismo craneoencefálico, según la versión oficial, causado por una caída en el baño. Trasladada al Hospital La Paz, permaneció tres días en coma antes de fallecer. La autopsia determinó que su muerte se debió a un «fracaso visceral multiorgánico con septicemia y hemorragia meningoencefálica», y no se encontraron lesiones defensivas que sugirieran un acto violento. Sin embargo, la rapidez con la que se cerró el caso, apenas nueve días después, y las contradicciones en los testimonios levantaron sospechas entre su familia, amigos y seguidores.

El entorno de La Veneno, incluyendo a su hermana María Belén, nunca aceptó la hipótesis del accidente. Según María Belén, «si fuera el hijo de Julio Iglesias, las cosas se hubieran tratado de otra forma, pero con mi hermana todo se ha hecho mal». Las memorias de La Veneno, publicadas poco antes de su muerte, añadieron un componente explosivo al caso, ya que en ellas mencionaba encuentros con figuras públicas, incluyendo políticos con las iniciales JB y MM, lo que ha llevado a especulaciones sobre posibles motivos para silenciarla.

Las dudas sobre la versión oficial surgieron por varias razones. En primer lugar, el estado del cuerpo de La Veneno al ser encontrada: presentaba moratones, un corte profundo, ropa rota y sangre seca en el pecho, según el testimonio de Ana Villalba, la vecina que la halló. Villalba contradijo la versión de Alin Bogdan, la pareja de Cristina, quien afirmó que ella le dijo que se había caído en el baño. Según Villalba, Cristina estaba inconsciente y no podía hablar, lo que ponía en duda la narrativa de Alin.

El criminólogo Óscar Tarruella, contratado por la familia, elaboró un informe pericial que concluía que la muerte de La Veneno fue un «homicidio doloso». Tarruella señaló irregularidades en la investigación: la policía científica encontró la puerta del apartamento abierta con la cerradura forzada, manchas de sangre en varias estancias y objetos de los que Alin se deshizo tras el incidente. Además, se hallaron muestras de sangre de una tercera persona desconocida en el colchón, un detalle que no se investigó a fondo. Tarruella también criticó la falta de cotejo de las coartadas de Alin y la omisión de un análisis de las llamadas de Cristina, quien había denunciado amenazas de muerte en el pasado.

El informe de Tarruella se apoyó en fotografías tomadas sin autorización en el hospital por los familiares, que mostraban lesiones no mencionadas en la autopsia oficial. Sin embargo, la Fiscalía de Madrid desestimó estas pruebas, calificándolas como «meras conjeturas» y argumentando que las fotos eran de origen irregular. La Audiencia Provincial de Madrid también señaló que la hipótesis de homicidio se basaba en una reinterpretación de datos ya analizados, sin aportar indicios nuevos.

Alin Bogdan, la pareja de La Veneno desde 2014, ha sido el principal señalado por la familia y algunos testigos. Su relación con Cristina estaba marcada por episodios de violencia y adicciones, según el entorno de la artista. Paca la Piraña, amiga cercana de La Veneno, afirmó en Equipo de Investigación que «fue una pelea que se fue de las manos», sugiriendo que Alin podría estar ocultando información. Alin, por su parte, negó cualquier implicación en una entrevista en 2024, asegurando que Cristina solo consumía alcohol y marihuana, y que él encontró la puerta abierta y a Cristina llena de sangre pero viva. También explicó que no llamó directamente a emergencias porque no encontraba el teléfono de Cristina, optando por pedir ayuda en un bar cercano.

Sin embargo, las contradicciones en su relato, como la hora en que regresó a casa o su coartada sobre dónde estuvo esa noche, alimentaron las sospechas. Además, vecinos reportaron haber oído golpes inusuales, descritos como «metálicos», distintos a las peleas habituales entre la pareja. La familia también destacó que no se aplicó el protocolo de violencia de género, a pesar de que Cristina había llamado a emergencias en varias ocasiones denunciando amenazas.

La publicación de Digo! Ni Puta Ni Santa en octubre de 2016, apenas un mes antes de su muerte, añadió un elemento intrigante al caso. En el libro, La Veneno relataba encuentros con figuras públicas, incluyendo un político identificado como JB, descrito como «bastante conocido», y otro como MM, relacionado con el Rey. Estas menciones han llevado a especulaciones sobre posibles represalias. Algunos usuarios en X han sugerido que su muerte, ocurrida poco después de la publicación, podría estar relacionada con las revelaciones, apuntando a nombres como José Bono o José Blanco, aunque sin pruebas concretas.

Además, el libro menciona las saunas madrileñas, como la sauna Adán, supuestamente gestionada por Sabiniano Gómez, suegro de Pedro Sánchez, hasta 2012. En 2025, el eurodiputado Alvise Pérez y otros medios han vinculado estas saunas con la muerte de La Veneno, sugiriendo que su conocimiento sobre actividades en estos locales podría haberla convertido en un blanco. Sin embargo, estas acusaciones carecen de evidencia sólida y han sido desestimadas por la justicia, que calificó las actividades de las saunas como «lícitas».

A pesar de los esfuerzos de la familia Ortiz y del criminólogo Tarruella por reabrir el caso, la Fiscalía de Madrid ha rechazado sistemáticamente las peticiones, argumentando que no hay pruebas nuevas que justifiquen una investigación por homicidio. En 2021, la Audiencia Provincial respaldó esta decisión, destacando que las fotos hospitalarias eran irregulares y que no había indicios suficientes de violencia.

El caso de La Veneno, sin embargo, sigue resonando gracias a su impacto cultural. La serie Veneno de Javier Calvo y Javier Ambrossi, estrenada en 2020, revitalizó el interés por su vida y muerte, llevando a nuevas generaciones a cuestionar las circunstancias de su fallecimiento. La familia ha impulsado homenajes, como una placa en el Parque del Oeste y una propuesta de estatua.

 

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