El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se enfrenta a una nueva crisis tras la renuncia de Francisco Salazar, quien estaba designado para ser adjunto a la Secretaría de Organización, un puesto clave en la cúpula del partido. La dimisión, anunciada hoy mismo, se ha producido horas antes de que el Comité Federal del PSOE ratificara su nombramiento, debido a graves acusaciones de «acoso sexual» y «comportamientos inadecuados» hacia mujeres, lo que desató una fuerte reacción de las feministas del partido y frustró los intentos de Pedro Sánchez por relanzar un discurso feminista tras el escándalo de corrupción que llevó a la renuncia de Santos Cerdán.
Salazar ha sido una figura cercana al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde las primarias de 2017, cuando apoyó su candidatura frente a Susana Díaz. Salazar ocupaba el cargo de secretario de Acción Electoral y Análisis en la Ejecutiva Federal del PSOE y, desde 2018, desempeñaba un puesto relevante en Moncloa como director de Análisis y Estudios del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Su designación como adjunto a la nueva secretaria de Organización, Rebeca Torró, buscaba fortalecer la estructura del partido tras la dimisión de Santos Cerdán, implicado en el caso Koldo por presunta corrupción.
Sin embargo, la publicación de un reportaje por eldiario.es el pasado 4 de julio ha desatado una tormenta política al revelar testimonios de varias mujeres que acusaron a Salazar de conductas inapropiadas durante su tiempo en Moncloa. Estas denuncias, que incluyen acoso sexual y abuso de poder, provocaron un «clamor extendido» entre militantes y cargos del PSOE, especialmente entre las mujeres socialistas, quienes exigieron su renuncia inmediata.
Las acusaciones contra Salazar detallan un patrón de comportamiento machista y abusivo en su entorno laboral. Según los testimonios recopilados por eldiario.es:
Comentarios obscenos y lenguaje sexualizado: Una trabajadora de Moncloa, bajo el pseudónimo de Lidia, relató que Salazar hacía comentarios inapropiados sobre la vestimenta y el cuerpo de sus subordinadas, creando un ambiente de trabajo hostil.
Invitaciones inapropiadas: Se reportó que Salazar enviaba mensajes intempestivos fuera del horario laboral, invitando a mujeres a cenas privadas o incluso sugiriendo que se quedaran a dormir en su casa. Estas propuestas eran acompañadas de un lenguaje sexualizado que generaba incomodidad.
Abuso de poder: Lidia afirmó que rechazar las insinuaciones de Salazar tenía consecuencias laborales, como la asignación de menores responsabilidades o la falta de oportunidades de promoción, lo que describe como «acoso sexual y abuso de poder».
Advertencias en el entorno laboral: Varias mujeres indicaron que, al incorporarse al equipo de Salazar, recibían advertencias de sus compañeras sobre el «peligro» de quedarse a solas con él, señalando que su comportamiento era «vox populi» en Moncloa.
Incidentes previos: Una voluntaria del PSOE, que trabajó con Salazar durante las primarias de 2017, lo describió como «baboso» y relató actitudes similares, a pesar de ser familiar de un veterano socialista.
Además, se reportó que Salazar invitaba a almorzar a su despacho a figuras políticas o periodísticas y presentaba a jóvenes colaboradoras de manera inapropiada, destacando su apariencia física en lugar de sus méritos profesionales. Estos relatos fueron corroborados por decenas de militantes y cargos intermedios del PSOE, quienes señalaron que las conductas de Salazar eran conocidas desde hace años, aunque nunca se formalizó una denuncia oficial debido al «poder absoluto» que ejercía en el partido y al temor a represalias.