En la sociedad de las abejas hay zánganos y hay obreras. ¿Por qué digo sociedad? Porque tienen la costumbre de depositar el producto de su esfuerzo en un fondo social, desde el cual se redistribuye. ¿Se debe cumplir algún requisito más, para que una pluralidad de individuos, sea considerada sociedad?
Pero, para ser del todo justos, se ha de dejar bien sentado que las únicas que producen son las obreras. La misión de los zánganos no es producir sino proteger la colmena de las avispas, y coitar. ¿Por qué hay que aclarar esto? Porque hay ciertas ocasiones en las que, por frio o calor, por falta o exceso de lluvia, o por cualquier otra circunstancia, no se puede producir bastante. En tales casos, la sociedad de las abejas prescinde de los zánganos. ¿Qué otra cosa podrían hacer? Si prescindieran de obreras cuando escasea la miel ¿No generarían más escasez aún? ¿No acabarían igualmente muriendo los zánganos por falta de alimento? Es por eso que los zánganos no se toman su despido como algo personal. Son conscientes de que, cuando no hay para todos, su deber es sacrificarse por el bien de la comunidad.
Las sociedades humanas también se caracterizan por tener socios que producen y socios que no, pero no por gestionar el estado de carestía igual que las abejas. Cuando no hay para todos, los que no producen (los zánganos humanos) no suelen asumir ninguna responsabilidad. No se paran a considerar que, cuando no había escasez, vivían como reyes (Sin dar golpe). Lo que hacen normalmente los zánganos humanos es actuar como avispas, abusando de las obreras y quitándoles su alimento, lo que las extenúa y hace mucho más difícil que la sociedad pueda recuperarse de un estado de carestía.
No es extraño pues que las sociedades humanas acaben colapsando cuando, por la circunstancia que sea, no se puede producir bastante para todos. ¿Debería la colmena humana expulsar a los zánganos, como hacen las abejas, y condenarlos a morir de inanición, para evitar el colapso social? No necesariamente. Se supone que los humanos somos más inteligentes. Bastaría con que los zánganos dejaran de vivir a cuerpo de rey y se pusieran a producir. (Aunque, claro está, ese tipo de decisiones son más fáciles de tomar en las sociedades de abejas, en las que la reina es una obrera y no un zángano, como en nuestra sociedad humana).
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