En un preocupante última hora, colonos israelíes han sido acusados de perpetrar un brutal ataque contra una comunidad beduina en Cisjordania, matando a 117 ovejas y robando cientos más. Este incidente, ocurrido el viernes, ha sido descrito como una táctica escalofriante para desplazar a los no judíos de sus tierras, utilizando métodos violentos como cuchillos, palos y armas de fuego. Testigos afirman que, mientras los colonos llevaban a cabo el asalto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se limitaron a contener a los beduinos que intentaban defender sus propiedades, en lugar de intervenir contra los agresores.
El ataque tuvo lugar en la oscuridad de la madrugada en la aldea árabe de al-Kaabaneh, ubicada en el Valle del Jordán. Mahmoud Kaabneh, un residente, relató a Middle East Eye cómo los colonos inicialmente intentaron robar los burros de su hermano. Cuando la familia salió a frustrar el robo, más colonos llegaron y comenzaron a atacar casas y familias. Posteriormente, abrieron un corral de ovejas y se llevaron unos 350 animales. Kaabneh denunció que el ejército israelí estuvo presente durante el incidente, pero no hizo nada para detener a los colonos. En cambio, cuando los residentes intentaron recuperar su ganado, los soldados atacaron a los palestinos, arrestaron a 20 hombres y los golpearon brutalmente durante cuatro horas.
Al buscar en los alrededores, los aldeanos descubrieron que los colonos habían matado 117 ovejas. Algunas fueron apuñaladas, otras golpeadas hasta la muerte, y muchas presentaban heridas profundas. Un video que circula en redes sociales muestra una ladera cubierta de cadáveres de ovejas, mientras que un pequeño grupo de animales heridos y sobrevivientes recibían atención veterinaria, visiblemente en estado de shock y temblando incontrolablemente.
La violencia ha tenido un efecto devastador en los residentes de al-Kaabaneh. Tareq Kaabaneh, otro habitante, expresó su decisión de abandonar la aldea tras el ataque, citando el miedo por la seguridad de su familia y su sustento. «Estaban armados, robaban burros y ovejas. Por la noche vienen aquí y empiezan a disparar hacia nosotros. Ahora me mudo de aquí, quiero proteger a mis hijos y a mis ovejas, mi sustento… ayer estuve a salvo, pero no sé qué me pasará mañana», dijo a Reuters. Mahmoud Kaabneh, por su parte, relató que este fue el quinto desplazamiento de su familia desde que la violencia de los colonos se intensificó tras la invasión de Hamas a Israel el 7 de octubre. «Cada vez que nos atacan, golpean a nuestros hijos y mujeres, nos roban nuestras ovejas. Una vez, nos quitaron todo lo que teníamos, nuestras casas, pertenencias, y nos quedamos sin nada más que la ropa que llevábamos puesta».
Este incidente no es aislado, sino parte de un patrón de tácticas violentas utilizadas por los colonos para intimidar a los palestinos y obligarlos a abandonar sus tierras. Entre estas tácticas se incluyen:
- Quemar olivos, cruciales para la economía y la cultura palestina.
- Impedir el acceso a tierras agrícolas.
- Vandalizar pozos y equipos.
- Robar ganado y posesiones personales.
- Introducir su propio ganado para pastar en propiedades palestinas.
- Llevar a cabo ataques incendiarios contra viviendas y vehículos.
- Agresiones físicas directas.
Recientemente, los colonos han adoptado una nueva estrategia llamada «asentamiento basado en banderas», donde plantan una bandera de Israel cerca de casas palestinas. Cualquier disturbio de la bandera, incluso por causas naturales como el viento, se utiliza como pretexto para atacar a los palestinos. Además, se han reportado casos de colonos usando tractores para destruir casas y corrales de animales.
La brutalidad de estos actos ha llamado la atención internacional. El embajador de Estados Unidos en Israel, Mike Huckabee, visitó recientemente la ciudad de Taybeh, la última aldea 100% cristiana en Cisjordania, que también ha sido víctima de ataques de colonos, incluyendo incendios cerca de la iglesia bizantina de San Jorge al Khader, de 1.500 años de antigüedad, y un cementerio. Huckabee condenó estos actos como «sacrílegos» y «terroristas», expresando solidaridad con las comunidades que solo desean vivir en paz. Sin embargo, su postura pro-Israel y su respaldo histórico a los asentamientos en Cisjordania han generado preguntas sobre si su perspectiva podría cambiar al presenciar de cerca los efectos de esta violencia.