No pasa un día sin que un nuevo escándalo sacuda al PSOE, y esta vez le toca el turno a Marco Sanjuán, número 3 de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Sanjuán ha presentado su dimisión este martes tras ser acusado de cobrar 100.000 euros en sobres de dinero en efectivo para archivar pleitos fiscales. Según fuentes de la investigación, estas mordidas se entregaban en la cafetería de un hotel frente a su despacho oficial, en un descarado ejercicio de presunta corrupción que ha dejado atónita a la opinión pública.
Las acusaciones señalan que Sanjuán, un alto cargo de máxima confianza en el Ministerio de Hacienda, habría utilizado su influencia para manipular procesos judiciales relacionados con causas fiscales a cambio de estas presuntas mordidas. La información, que ha salido a la luz tras una investigación en curso, ha generado una fuerte indignación y ha puesto en el punto de mira la gestión del equipo de María Jesús Montero.
Este nuevo caso se suma a la interminable lista de casos de corrupción que rodean al PSOE, alimentando cada día más la percepción de que la transparencia y la ética no las conocen en ese partido corrupto. Mientras tanto, los españoles, especialmente los autónomos, soportan una presión fiscal asfixiante que parece no tener fin. Con impuestos que exprimen hasta el último céntimo a pymes y trabajadores por cuenta propia, noticias como esta hacen hervir la sangre. ¿Cómo es posible que, mientras los ciudadanos luchan por llegar a fin de mes, altos cargos presuntamente se enriquecen manipulando el sistema? La clase media está siendo masacrada a impuestos, tenemos unos servicios públicos tercermundistas, las instituciones han mostrado su incapacidad de resolver catástrofes como la riada de Valencia, pero para robar son verdaderos expertos.
La dimisión de Sanjuán, aunque inmediata, no logra calmar el malestar y el cabreo de los ciudadanos. Los autónomos, que enfrentan cuotas elevadas, trabas burocráticas y una fiscalidad implacable, ven en este tipo de escándalos una bofetada a su esfuerzo diario. La investigación sigue su curso, pero la pregunta resuena: ¿hasta cuándo seguirán apareciendo este tipo de casos? El Gobierno, bajo presión, aún no ha dado explicaciones, pero los españoles exigen respuestas y, sobre todo, justicia.
Con una oposición que apenas está actuando y unos sindicatos vendidos al poder, ya va siendo hora de que el pueblo, que es la verdadera oposición, actúe elevando el tono. No solo manifestándose en las calles, que también, pero habría que hacer algo más, ir donde más les duele: una insumisión fiscal y una huelga general indefinida que haga paralizar todo el país.