Pedro Sánchez ha vuelto a mentir, algo a lo que nos tiene acostumbrados, pero esto último es pasarse de frenada. El ‘presimiente’ ha afirmado este miércoles en el Congreso que «En España no hay uranio y por tanto, tendremos que importarlo». Esta declaración es rotundamente falsa, como demuestran datos contrastados y la historia minera de nuestro país. España no solo cuenta con reservas significativas de uranio, sino que posee las segundas más grandes de la Unión Europea, con yacimientos destacados en Salamanca, Badajoz y Andújar. La razón por la que no se explota este recurso no es la inexistencia, sino una decisión política impulsada por el PSOE y Podemos a través de la Ley de Cambio Climático de 2022, que prohíbe su extracción. Una vez más, Sánchez miente a los españoles.
En este vídeo se le puede escuchar soltando semejante falsedad:
Reservas de uranio en España: las segundas más grandes de la UE
Según la Agencia Internacional de la Energía y su Libro Rojo del Uranio, España cuenta con aproximadamente 28.500 toneladas de reservas de uranio, lo que la convierte en el segundo país con mayores depósitos de este mineral en la Unión Europea, solo por detrás de la República Checa (125.000 toneladas). Si se suman las reservas de Groenlandia (controladas por Dinamarca, pero no explotadas), el total europeo asciende a unas 300.000 toneladas, de las cuales España aporta una parte crucial.
Estas reservas permitirían a España ser independiente energéticamente en el suministro de uranio para sus centrales nucleares durante más de una década. Las centrales españolas consumen unas 1.260 toneladas de uranio al año, y solo el proyecto de la mina de Retortillo, en Salamanca, podría abastecer esta demanda en su totalidad a partir de 2026, según estimaciones de Berkeley Minera España, empresa que ha estudiado los yacimientos.
Yacimientos históricos: Salamanca, Badajoz y Andújar
España tiene una larga tradición en la minería de uranio, con explotaciones significativas en las provincias de Salamanca, Badajoz y Jaén (Andújar). Durante décadas, nuestro país fue el segundo productor de uranio en Europa, solo por detrás de Francia, gracias a estas minas.
Salamanca: La mina de Saelices el Chico, operativa desde 1957 hasta su cierre en 2000, producía entre 200 y 300 toneladas de uranio al año. En esta región también se encuentra el yacimiento de Retortillo, donde la empresa australiana Berkeley Minera planeaba extraer unas 2.000 toneladas anuales durante 14 años, lo que habría cubierto no solo las necesidades nacionales, sino también el 15% del consumo de los reactores nucleares de la UE. Además, en Salamanca operaba la planta Quercus, en Ciudad Rodrigo, que hasta 2002 produjo cerca de 5.800 toneladas de concentrado de uranio.
Badajoz: La mina de La Haba, activa entre 1966 y 1990, producía unas 30 toneladas anuales. También se han identificado yacimientos en localidades como Villanueva del Fresno y Alburquerque, aunque no llegaron a explotarse a gran escala.
Andújar (Jaén): En esta localidad operó la Fábrica de Uranio de Andújar (FUA), que procesaba el mineral extraído de las minas españolas. Además, se identificaron yacimientos como La Virgen o Raso de los Machos, que formaban parte del potencial minero de la región. La FUA fue clave en el desarrollo tecnológico del ciclo del combustible nuclear en España.
En total, las minas de Saelices el Chico y La Haba extrajeron 5.236 toneladas de uranio, equivalente al 25% de las necesidades de combustible de las centrales nucleares españolas durante su periodo de actividad. Además, España desarrolló una industria asociada, con plantas como la de Andújar y la fábrica de combustible nuclear de Juzbado (Salamanca), que aún hoy produce 300 toneladas de combustible al año, de las cuales el 60% se exporta.
La Ley de Cambio Climático de 2022: la prohibición ideológica del PSOE y Podemos
A pesar de este potencial, la extracción de uranio en España está prohibida desde 2022, cuando el Gobierno de coalición formado por el PSOE y Podemos introdujo una enmienda en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Esta normativa, aprobada con el respaldo de ambos partidos, veta explícitamente la concesión de nuevos permisos para la exploración, investigación o explotación de minerales radiactivos, como el uranio, en todo el territorio nacional.
El argumento esgrimido por el Gobierno se centra en los riesgos ambientales, especialmente la generación de residuos radiactivos de larga vida, que, según el texto de la ley, suponen «prejuicios y costes» significativos. Esta decisión tuvo un impacto directo en el proyecto de Berkeley Minera en Retortillo, que fue paralizado tras un informe desfavorable del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) en 2021, respaldado por el Ministerio de Transición Ecológica liderado por Teresa Ribera. La empresa australiana, que había obtenido más de 120 permisos previos, denunció que la decisión fue «ideológica» y ha iniciado un arbitraje internacional contra España, reclamando 920 millones de euros por las pérdidas sufridas.
Esta prohibición contrasta con la realidad energética de España, que importa el 100% del uranio que consumen sus centrales nucleares, principalmente de países como Rusia (38,7%), Canadá (22,3%), Níger (19,5%) y Kazajistán (11%). En un contexto de crisis energética y dependencia de proveedores externos, la decisión de no explotar las reservas nacionales resulta, cuanto menos, cuestionable.
Sánchez miente y los españoles pagan las consecuencias
La afirmación de Pedro Sánchez de que «en España no hay uranio» es una falsedad que ignora la evidencia científica, histórica y económica. España no solo tiene uranio, sino que cuenta con reservas suficientes para garantizar la independencia energética de sus centrales nucleares durante años, reducir la dependencia de países como Rusia y posicionar a la UE como una potencia en este recurso estratégico.
La prohibición de la minería de uranio, impulsada por el PSOE y Podemos, no responde a la inexistencia del mineral, sino a una postura ideológica que prioriza el rechazo a la energía nuclear sobre la soberanía energética. Mientras Sánchez miente a los españoles, el país sigue importando uranio a un coste de 145 millones de dólares al año, y la región de Salamanca, que podría beneficiarse económicamente de la reactivación minera, permanece estancada.
Es hora de que el Gobierno asuma la realidad y deje de manipular a la ciudadanía. España tiene uranio, y la decisión de no explotarlo es una elección política, no una cuestión de recursos. Una vez más, Sánchez miente, y los españoles merecen la verdad.
Es buen momento para recordar: el repaso que dio Alfredo García (Operador Nuclear) a Pablo Echenique precisamente sobre el uranio
Lo que tienen que hacer Sánchez,pido peras al olmo,es cesar a su amiga Beatriz Corredor y a aegesen por no tener ni puta idea,y construir un par de centrales nucleares en pleno centro de España para no volver a tener apagones y poder arrancar con potencia otro posible apagón.
Pero es un masón zoquete y seguirá con las lamentables políticas eco.
Sánchez es el siervo fiel de Soros,y ahora del hijo de Soros.A cambio de ser Presidente,es capaz de cualquier atrocidad,siguiendo fielmente las órdenes de sus superiores.,que incluyen la destrucción de España.Sanchez no es español.
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