viernes, mayo 16, 2025
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¿Novedades en Oriente Medio?

Por Alfonso de la Vega

Israel sigue machacando a la población civil indefensa en Gaza. La novedad no es esa por desgracia, sino otra que de confirmarse pudiera resultar estratégicamente significativa y que daría luz sobre la destitución de su asesor de Seguridad Nacional, Michael Waltz, por presuntamente conspirar con Netanyahu para presionar al presidente norteamericano para lograr que ataque a Irán. Sin embargo, Trump ha anunciado un próximo pronunciamiento sobre la situación en Oriente medio que según algunas especulaciones pudiera llevar incluso al reconocimiento de un estado palestino sin Hamás. Formaría parte de un acuerdo con Arabia Saudita para obtener inversiones y contratos para reforzar ala economía de EEUU. Otro síntoma del aparente divorcio actual entre Trump y Netanyahu sería la negociación con los hutís. O el anuncio de proporcionar ayuda humanitaria a las víctimas de Gaza. En todo caso, parece conformarse un mayor desapego respecto a Israel.

Distraídos con el desastre español a veces olvidamos que la situación mundial está muy complicada y peligrosa y determinadas fuerzas parecen buscar el inicio de una guerra generalizada. Se han comentado los desvelos belicosos de los que algunos observadores han calificado irónicamente como el club europeo de la coca. El TJUE anula la decisión de la satánica Von der Leyen de denegar el acceso a mensajes con directivos de farmacéuticas durante el Covid. VOX exige su dimisión. Lo de “comisión” europea es nombre muy acertado. Pero sigamos con Oriente Medio.

El pasado 9 de mayo el New York Times publicaba un artículo del pro judío Tomás Friedman en el que se congratulaba porque “Trump estuviese empezando a entender una verdad importante: el gobierno israelí se está comportando de una manera que amenaza los intereses de Estados Unidos en la región. Y advertía al propio presidente Trump Netanyahu no es amigo nuestro. Este gobierno israelí ultranacionalista y mesiánico no es un aliado de Estados Unidos. Porque es el primer gobierno en la historia de Israel para el que su prioridad no es la paz con sus vecinos árabes mayoritarios y los beneficios que traerán una mayor seguridad y coexistencia. Su prioridad es la anexión de Cisjordania, la expulsión de los palestinos de Gaza y el restablecimiento de los asentamientos israelíes allí.”

Lo de que otros gobiernos anteriores quisieran la pazo no actuasen como el ahora criticado no deja de ser una opinión discutible, pero si no eso al menos habría cambiado la percepción publicada o confesada de lo que pasa. Es posible que nos encontremos ante un cambio de rumbo en la política americana que pudiera dejar de estar al servicio de Israel  y en consecuencia ante una crisis importante en las relaciones entre Washington y Tel Aviv. Acaso la más importante tras el atentado judío de 1967 contra el buque USS Liberty, que costase al vida centenares de marinos estadounidenses. Fue un ataque israelí contra un buque de “investigación” de la Armada. El ataque combinado por aire y mar se produjo en aguas internacionales al norte del Sinai. Aunque se achacó a un error de identificación, investigadores independientes  incluidos los supervivientes del atentado mantuvieron que el ataque fue deliberado.

Si esto fuese así, y teniendo en cuenta los precedentes históricos, la peligrosidad de la coyuntura internacional e incluso para la vida de ciertos protagonistas puede agravarse a corto plazo.

Los grupos sionistas que precedieron al establecimiento del actual estado judío parecen haber tenido un largo historial de asesinatos, incluidos los de figuras políticas de alto rango que podrían considerarse intocables.  Lord Moyne, el Ministro de Estado británico para el Medio Oriente, fue asesinado en 1944 y el Conde Folke Bernadotte, el Negociador de Paz de la ONU enviado para ayudar a resolver la primera guerra árabe-israelí, corrió la misma suerte en septiembre de 1948. Tampoco todo un presidente estadounidense estaba  libre de tales riesgos, y Collins Piper señala que Margaret, la hija de Harry Truman, había revelado que agentes sionistas habían tratado de asesinar a su padre usando una carta mezclada con químicos tóxicos en 1947 cuando creían que se estaba demorando en apoyar a Israel, aunque ese intento fallido nunca se hizo público. Otro asunto turbio que pudiera aclararse con esta hipótesis es el de la extraña muerte de Forrestal. Se relacionaría con el profundo conflicto político que sacudió a la Administración Truman por el reconocimiento del Estado de Israel, que había tenido lugar el año anterior. Alan Hart, en su libro Zionism explicaba que había sido Forrestal quien encabezó ese esfuerzo de oposición a tal reconocimiento en el Gabinete de Truman. Hart también planteó dudas muy considerables sobre si la muerte posterior de Forrestal había sido realmente un suicidio.

Pero cabe recordar el magnicidio de JFK. Según Hillel Silverman, rabino de Dallas, Jack Ruby había explicado en privado el asesinato de Oswald: “Lo hice por el pueblo judío”. En cierto modo, la hipótesis de la autoría israelí del magnicidio tendría relación tanto por lo de la Reserva Federal como el arsenal nuclear de Israel. En su libro maldito publicado en 1994 Final Judgment Michael Collins Piper expuso la hipótesis de que el Mossad había desempeñado un papel central en el asesinato del presidente Kennedy en 1963.  El conflicto político de principios de la década de 1960 entre los gobiernos estadounidense e israelí sobre el desarrollo de armas nucleares había representado una prioridad de política exterior de la administración Kennedy, que había hecho de la no proliferación nuclear una de sus iniciativas internacionales centrales. John McCone, elegido por Kennedy como Director de la CIA, había servido previamente en la Comisión de Energía Atómica bajo el presidente Eisenhower, siendo el que filtró que Israel estaba construyendo un reactor nuclear para producir plutonio. La presión y las amenazas de ayuda financiera aplicadas en secreto a Israel por la administración Kennedy finalmente se volvieron tan severas que llevaron a la renuncia del primer ministro fundador de Israel, David Ben-Gurion, en junio de 1963.  Tras el asesinato de JFK en noviembre tales esfuerzos revirtieron casi por completo una vez que Kennedy fue reemplazado por Johnson.

El libro de Seymour Hersh de 1991 The Samson Option: Israel`s Nuclear Arsenal and American Foreign Policy también explicaba los esfuerzos de la Administración Kennedy para obligar a Israel a permitir inspecciones internacionales de su reactor nuclear supuestamente no militar en Dimona y, por lo tanto, evitar su uso en la producción de armas nucleares. Otra importante preocupación para los israelíes pudiera haber sido los esfuerzos de la Administración Kennedy para restringir las actividades de los grupos de presión pro-Israel.  Instalado Robert Kennedy como Fiscal General, este último inició un gran esfuerzo legal para obligar a los grupos pro-Israel a registrarse como agentes extranjeros.  También Robert sería asesinado más tarde.

Precedentes peligrosos. De modo que debemos estar muy atentos a los posibles cambios por su repercusión en la geoestrategia mundial. Pero me temo que la situación también es muy peligrosa para el propio presidente Trump.  

 

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