miércoles, mayo 21, 2025
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Empresa de limpieza en Barajas (Zombieland) denuncia inseguridad por los sin techo

La situación en el Aeropuerto de Barajas se ha vuelto crítica para quienes trabajan allí diariamente, especialmente para el personal de limpieza. Con más de 700 operarios repartidos entre distintas contratas, este colectivo afronta cada jornada la complicada tarea de mantener en condiciones higiénicas un entorno donde, cada vez más, pernoctan personas sin hogar. Comentamos con una empresa de limpieza en Barajas toda la problemática de esta situación tan poco deseable, pero que es más común de lo que parece en las grandes ciudades europeas.

 

La situación de las personas sin hogar en el aeropuerto de Madrid-Barajas ha traspasado fronteras y ha sido objeto de un duro reportaje del diario británico Daily Mail, que ha calificado la Terminal 4 como «Zombieland». Según el artículo, el estado de abandono, suciedad y presencia constante de personas sin hogar ha convertido esta infraestructura en un escenario propio de una ciudad afectada por la crisis del fentanilo en Estados Unidos.

 

 

Empresas de limpieza de oficinas en Barajas, Madrid

 

El periodista del Daily Mail describe escenas de personas durmiendo en el suelo, detrás de pantallas, en las entradas de los baños o sobre las mesas de los restaurantes. Además, denuncia la presencia de charcos de orina, chinches y peleas frecuentes, una situación que, según el medio, constituye una “pesadilla de relaciones públicas” para las autoridades españolas. También destaca que Aena, la empresa gestora de los aeropuertos, ha tenido que fumigar zonas de la terminal por temor a plagas.

 

Fernanda Correia, con más de tres décadas en el servicio y presidenta del comité de empresa del sindicato USO, asegura que el problema ha escalado desde la pandemia. “Siempre ha habido personas durmiendo aquí, pero nunca como ahora. Hay zonas donde ya resulta imposible trabajar con normalidad”, explica. Correia indica que muchos de sus compañeros acuden con temor, especialmente en el turno de noche, debido a la actitud agresiva de algunos individuos.

 

Ante esta situación, se han establecido medidas como el trabajo en parejas durante la noche, con acompañamiento de seguridad privada. Sin embargo, los trabajadores piden que esta protección se extienda también al turno diurno. Según Correia, las personas que permanecen en el aeropuerto son de perfiles muy diversos: desde solicitantes de asilo que esperan una resolución, hasta trabajadores precarios sin vivienda, además de personas con trastornos mentales.

 

 

La España tercermundista que planteamos al turista

 

Según Roberto, de una empresa de limpieza en Barajas, la exposición del personal de limpieza a ciertos problemas sociales como éste produce una sensación de inseguridad.

 

Los incidentes se acumulan. Algunas limpiadoras han sido agredidas físicamente; una fue empujada e impregnada de excrementos mientras limpiaba un baño. En otro caso, un trabajador sufrió una paliza tras sorprender a dos individuos en un aseo, terminando con lesiones faciales como consecuencia. “Nos insultan, nos amenazan cuando tratamos de limpiar o retirar sus pertenencias. Es un escenario diario”, lamentan. A pesar de todo, insiste: “No dejamos de verlos como seres humanos. Necesitan una solución digna y no podemos permitir que el aeropuerto se transforme en un refugio improvisado”.

 

Aena, gestora del aeropuerto, ha respondido negando cualquier tipo de acoso, asegurando que colaboran con las instituciones responsables, pero que no tienen competencias sociales directas. Desde el Ayuntamiento de Madrid, por su parte, se señala que la asistencia solo puede ofrecerse a personas empadronadas en la ciudad, lo que complica el abordaje integral del problema.

Un especialista en plagas en Cantabria comenta el tema de los chinches

 

Según Alejandro, especialista en control de plagas en Cantabria, las plagas de chinches son un problema creciente si se deja que los focos persistan. Así es cómo las plagas de chinches, especialmente las chinches de cama (Cimex lectularius), se han convertido en un problema creciente en muchas ciudades del mundo. Aunque durante décadas estuvieron prácticamente erradicadas en países desarrollados, en los últimos años han experimentado un resurgimiento alarmante debido a factores como el aumento de los viajes internacionales, la resistencia a pesticidas y la falta de información sobre su prevención y detección.

 

Las chinches son insectos pequeños, planos y de color marrón rojizo que se alimentan de sangre humana. Se esconden durante el día en grietas, colchones, muebles o detrás de cuadros, y salen por la noche para picar. Sus picaduras pueden causar irritación, picazón intensa y reacciones alérgicas en algunas personas. Aunque no se ha demostrado que transmitan enfermedades, su presencia puede afectar gravemente la calidad de vida de quienes las padecen, provocando insomnio, ansiedad e incluso estrés postraumático en casos extremos.

 

Detectar una plaga de chinches no siempre es fácil. Uno de los primeros signos suele ser la aparición de picaduras en línea o agrupadas en la piel. También pueden encontrarse manchas oscuras (restos de heces) en las sábanas o colchones, así como pequeños restos de piel mudada o incluso los insectos vivos. Es fundamental actuar con rapidez al menor indicio, ya que las chinches se reproducen con rapidez y se dispersan con facilidad, especialmente en espacios como hoteles, residencias, transportes públicos o comunidades de vecinos.

 

 

Problemas de control de plagas en Zombieland (Barajas)

 

El control de estas plagas requiere una intervención profesional. Los tratamientos caseros rara vez son efectivos a largo plazo, y el uso incorrecto de insecticidas puede empeorar la situación o poner en riesgo la salud. Las empresas especializadas aplican métodos como la aspiración industrial, el tratamiento térmico (altas temperaturas) o el uso de productos químicos específicos que no están disponibles para el público general.

 

La prevención es clave para evitar una infestación. Revisar el equipaje al regresar de un viaje, inspeccionar colchones y muebles de segunda mano antes de introducirlos en casa, y mantener una limpieza constante en el hogar son medidas que pueden reducir el riesgo. Además, es importante informar a tiempo a vecinos o administradores si se detecta una plaga, para evitar que se propague a otros espacios.

 

Los chinches de cama no son un signo de falta de higiene, sino un problema ambiental que puede afectar a cualquier persona. Afrontarlo con información, rapidez y ayuda profesional es esencial para evitar consecuencias mayores.

 

Mientras los políticos se culpan unos a otros, estas personas siguen aquí, abandonadas

 

Pablo Seco, capellán del aeropuerto, aporta otra visión. Asegura que, para muchos, Barajas es un lugar seguro, con instalaciones limpias, temperatura regulada y sin las amenazas de la calle. “El problema no es nuevo. Lo que falta es voluntad política real para actuar. Todos se echan la culpa, pero nadie toma decisiones”, denuncia. Seco aboga por una intervención coordinada entre administraciones, donde se ofrezcan alternativas claras y recursos reales.

 

También Gaspar García, responsable de la ONG Bokatas que trabaja con las personas sin hogar del aeropuerto, coincide en el diagnóstico. “La situación lleva años igual. Mientras los políticos se culpan unos a otros, estas personas siguen aquí, abandonadas”, afirma. Pide a las autoridades que “bajen al terreno” y actúen con empatía y compromiso.

 

El panorama en Barajas no sólo afecta al personal del aeropuerto, sino que representa una herida social más profunda: la falta de respuesta estructural ante la vulnerabilidad extrema. Mientras tanto, los trabajadores siguen acudiendo cada día, con miedo, a un lugar que ya no sienten del todo seguro.

 

 

Esta «ciudad oculta» de personas sin hogar ha crecido durante los últimos diez años

 

El reportaje subraya que esta «ciudad oculta» de personas sin hogar ha crecido durante los últimos diez años, y aunque la crisis se ha agudizado recientemente, las administraciones públicas no han ofrecido soluciones coordinadas. De hecho, el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad y el Gobierno central se culpan mutuamente por la falta de intervención. El alcalde José Luis Martínez-Almeida, por su parte, ha declarado que desalojar a estas personas sería ilegal y ha pedido que se recuerde que “son personas”. ¡No me digas! Y nosotros pensando que a lo mejor eran alienígenas…

 

Este tipo de cobertura internacional tiene un impacto importante en la imagen de España, especialmente en infraestructuras clave como el aeropuerto de Barajas, una de las principales puertas de entrada del turismo y los negocios. Más allá de la crítica mediática, el caso pone en evidencia una crisis estructural que combina la falta de vivienda, la debilidad de los servicios sociales y la necesidad urgente de una intervención conjunta y efectiva. Según Roberto, de una empresa de limpieza en Barajas, el problema que sufren los trabajadores de este sector es el verdadero abandono de las instituciones y hasta de la propia gestora del aeropuerto, Aena.

 

Lo que ocurre en la T4 no es sólo una cuestión de estética o reputación internacional, sino un problema humanitario de fondo que refleja carencias institucionales, sociales y sanitarias. La visibilidad mediática debería servir como un catalizador para una respuesta integral que respete la dignidad de las personas sin hogar y recupere el orden y la seguridad en un espacio clave para el país.

 

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