Desde que Trump desmanteló la USAID muchos de los diabólicos tienen los huevecitos de corbata. George Soros, habiendo recibido 260 millones de dólares para expandir en Europa la cultura woke, esta anticultura que está sumiendo al viejo continente en un modelo político puramente represivo y dictatorial. Desde 2020 cuando introdujeron la agenda 2030 el desvarío fascista comenzó con la plandemia y el resto de los planes que todos conocemos. Esto ha sido posible gracias a los fondos otorgados para financiar chiringuitos, medios de desinformación y bulos a tuti plane las 24 horas del día, así como prostitución infantil y destrucción de la sociedad gracias a la cultura musulmana.
Afortunadamente se les jodió el plan. George Soros ha dejado de recibir su regalito demoniaco, al igual que Bill Gates y su comparsa de criminales y asesinos, dispuestos a todo con tal de reducir la población mundial al gusto del consumidor, es decir ellos. Otro que está muy jodido es el presidente de la Organización de Matones de la salud que ha visto como Trump se salió de su chiringuito, el gran responsable del engaño y de la gran matanza que están provocando las supuestas vacunas covid que, por cierto, no fueron ni probadas y se aplicaron a los humanos como si fueran las ratas de Paris pululando por los lujosos hoteles y restaurantes de la ciudad de la luz con total descaro. Son tiempos oscuros donde los satánicos globalistas tienen que reinventarse para sobrevivir al desastre de Trump. Otro que sufre es Klaus Schwab, presidente del Foro de Davos, el cual comprueba como los maléficos planes que diseñan cada mes de enero se caen a pedazos ante la conciencia de una sociedad cada vez más despierta y la desobediencia, el gran problema que quieren atajar ahora desde la UE porque ven que se les acaba el chollo; Klaus, que ya es difícil de asumir dada la poca vergüenza y persistencia inagotable de los demonios, ha tenido que decidir dejar el cargo para ver como se reorganizan para nuevos objetivos que, a buen seguro estarán llenos de mucho amor, preocupación por la humanidad y todas majaderías cuando se nos ocurre esconder los cuernos e ir de angelitos por la vida.
Capítulo aparte merece Europa y sus líderes que, tras años de engaños han de seguir con el club de la comedia de la cultura woke con todos venenosos tentáculos porque de lo contrario se les descubre con el carrito de los helados, si ya no se han visto en ropas íntimas y sin protección, inventándose historias tan absurdas como la inminencia de una guerra con Rusia, lo cual se cree un niño cinco años y eso si no es muy inteligente, el kit de seguridad o la manera de como gastar ochocientos mil millones de euros para defensa, dinero que no saben ni de donde lo van a sacar porque las partidas de chiringuitos inútiles ocupan tantos fondos que, obviamente ninguno de ellos optará por reducir por sus privilegios (estaría bueno cuando acostumbrarse a lo estupendo es muy sencillo pero hacerlo con la pobreza eso duele y mucho y estos demonios torpes que no desean sufrir ese trauma). De este modo existen tres maneras de hacerlo y todas pasan por robarnos como la mafia infiltrada en la apariencia de la buena estructura del estado: bien mediante retirada de fondos bancarios de los europeos, con la excusa del euro digital y esclavizante del BCE, bien subiendo más los impuestos, reduciendo de paso las partidas de pensiones, educación, salud o seguridad, convirtiendo Europa en el bloque tercermundista más grande del planeta, peor que la India, que ya es decir, con todos sus desequilibrios o, con otra medida más peligrosa, consistente en el incremento del endeudamiento de las distintas naciones, con las cuentas completamente en rojo, gracias a la máquina de billetes del BCE, a pesar de que los mafiosos siguen robando y llevándose lo que puedan a paraísos fiscales como la República Dominicana antes de que caiga el viejo continente hasta los cimientos y ellos estén bien lejos del peligro, tras huir como las ratas de los barcos de piratas.
El asunto es que no convencen, sus medios no dan argumentos, limitándose a repetirlos como autistas, como cuando nos hablan de menas que son adultos jóvenes y fornidos en edad militar en no pocos casos. Vuelvo a repetir que a estas alturas del partido ni Sánchez, ni Macron, ni Starmer ni Von der Leyen van a variar el cuento, teniendo muchísimo cuidado con lo que dicen a la opinión pública, no sea que los pacíficos europeos hasta el presente de repente se vuelvan muy airados, movilicen todas las calles y les exijan responsabilidad por tanto engaño, algo que no descarto pues el juego de la mentira se sostiene un tiempo solamente porque la trola que tienen que soltar es cada vez más gorda y menos creíble, así hasta que a través de la costuras de su falso discurso se vea el miedo y la falsedad, eso si en ese momento no descubrimos sus verdaderos rostros.
Dado que ninguno de sus planteamientos se sostiene, es muy probable que den marcha en sus planes ante el terror que tienen del pueblo europeo, empobrecidos, harto de pagar impuestos, que se siente engañado como si fuera un colectivo de retrasados mentales que reaccionan de muy mala manera cuando descubren que han sido objeto de un timo constante. Lo más curioso es que no nos van mostrar que tengan ese terror ni en broma, mostrándose cada vez más déspotas y sobrados, no hay más que escucharlos hablar para comprobar que con una agujita se les revienta el globo negro de sus egos desproporcionados en un solo segundo y que es cuestión de acercarse y realizar la operación, saliendo disparados por los aires, porque sus voluntades son puro vacío.
Es así como van a ir cayendo uno tras otro, incluyendo el payaso de Sánchez con ese pin multicolor en la horterada de chaqueta azul que lleva al congreso para hacerse el chulito. Resumiendo, mucho cacarean, pero poco explican. ¿No va siendo hora de averiguar si tienen algún confeti oculto?
Estos perversos son realmente poderosos, no por ellos que son infrahumanos despojos tras prostituirse al Estado Profundo, sino por haberse convertido en la parte sicarial de un milenario macroengranaje espaciotemporal enemigo de la Humanidad