Ubicada al este de El Cairo, Manshiyat Naser es un barrio que ha llegado a ser conocido como la “Ciudad Basura”. En este lugar, más de 262.000 personas viven inmersas en un entorno dominado por desechos, desempeñando un papel clave, aunque poco reconocido, en el manejo de residuos sólidos de la capital egipcia desde hace más de cinco décadas.
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En esta zona, la vida gira en torno a la basura. Sus habitantes, llamados zabbaleen, han desarrollado una economía basada en la recolección, transporte y clasificación de residuos. Cada jornada, cerca de 10.000 toneladas de basura llegan a sus calles, traídas desde distintos puntos de El Cairo. Los hombres suelen encargarse del traslado, utilizando carros tirados por animales o vehículos antiguos, mientras que mujeres y niños clasifican los materiales reciclables de aquellos que no tienen valor comercial.
Cristianos de Egipto viviendo en condiciones extremas
Las condiciones de vida en Manshiyat Naser son duras. Las construcciones son rudimentarias y muchas carecen de los servicios básicos más esenciales: no hay acceso a agua potable, el sistema de alcantarillado es precario y la electricidad no está regulada oficialmente. A esto se suma la presencia constante de basura en calles, techos y patios, creando un entorno insalubre en el que conviven humanos y roedores.
A pesar de estas limitaciones, los zabbaleen han logrado organizarse y mantener una economía circular rudimentaria pero efectiva. La basura orgánica se convierte en alimento para los animales que utilizan en sus labores, mientras que los materiales reciclables se venden para generar ingresos. Algunos vecinos también se dedican al comercio informal, vendiendo productos como dulces y frutas, lo que añade un poco de color al paisaje gris.
Fe y comunidad en medio de la adversidad
Una característica particular de Manshiyat Naser es su población predominantemente cristiana copta, una minoría religiosa en Egipto. La vida espiritual de la comunidad gira en torno a la Iglesia de San Sama’ans, un templo tallado en la roca con capacidad para unas 15.000 personas. Este espacio no solo sirve como lugar de culto, sino también como centro de encuentro y contención frente a las dificultades del día a día.
Poco a poco, se ha conseguido cierto reconocimiento internacional a una labor invisible que tiene todo que ver con el reciclaje. Aunque la mayoría de los egipcios desconoce en detalle la contribución de los zabbaleen, su historia ha captado la atención internacional. El documental “Garbage Dreams” (2009), dirigido por Mai Iskander, retrata la vida de tres jóvenes del barrio y sus esfuerzos por sobrevivir y mejorar sus condiciones. Esta obra fue galardonada con el Al Gore Reel Current Award, y ayudó a visibilizar la importancia de esta comunidad en el sistema de reciclaje de El Cairo.
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Medios de comunicación como The New Yorker también han abordado la historia de Manshiyat Naser, destacando el impacto fundamental que tienen sus habitantes en la gestión ambiental de la capital egipcia. Gracias a ellos, se estima que se recicla aproximadamente el 40% de los residuos de la ciudad. Una comunidad que es resiliente y que resulta vital para El Cairo.
Lejos de ser solo un vertedero, Manshiyat Naser es una comunidad resiliente que ha construido su propia estructura económica y social en medio de la adversidad. Los zabbaleen no sólo limpian la ciudad, también han desarrollado un modelo de reciclaje eficiente que beneficia al conjunto de la sociedad. Su historia es testimonio de resistencia, organización y trabajo comunitario frente a un entorno extremadamente hostil.
Aquí en España,una familia ‘alemana’ es decir unos moros nacionalizados en Alemania,demuestran los peligros de la inmigración ilegal,y su implicación en los problemas de salud pública.La Sanidad publica también está muy contenta de tener que asistir a tanta gente de fuera!…son regalos envenenados de la VonderLeyen.
Pues dentro de poco:egipcios hacia España en los barcos de Oran.!.