En un nuevo capítulo de la turbulenta situación política en Rumanía, las autoridades han lanzado una operación a gran escala contra Călin Georgescu, un político que ha estado en el centro de la polémica desde su inesperada victoria en la primera ronda de las elecciones presidenciales de 2024, posteriormente anuladas. Según varios medios, la policía rumana llevó a cabo allanamientos en las propiedades de Georgescu y de sus asociados, en medio de acusaciones que van desde la financiación irregular de su campaña hasta la posesión de armas ilegales y la promoción de ideologías extremistas.
El viernes pasado, las fuerzas de seguridad rumanas ejecutaron una serie de redadas simultáneas en varias ubicaciones vinculadas a Georgescu, un político conocido por su rechazo a la OTAN y la Unión Europea. Los allanamientos se centraron en las residencias de Georgescu y de personas cercanas a él, incluyendo a su guardaespaldas y a Horațiu Potra, un exmercenario que ha sido señalado como uno de sus principales aliados.
Finantatorul campaniei lui Georgescu, obligat sa-si dea jos masca si ochelarii pic.twitter.com/QMvpvqxb0f
— aktual24.ro (@ak24ro) March 20, 2025
Según fuentes policiales, la operación también abarcó a un total de 27 individuos investigados por diversos delitos, entre ellos posesión de armas ilegales, incitación al racismo, fascismo y xenofobia, y la promoción de un culto a la personalidad vinculado a figuras acusadas de genocidio y crímenes de guerra.
Perchezitii in dosarul Georgescu pentru coruperea alegatorilor. Vizati sunt Peschir si Makaveli pic.twitter.com/qfwQXcweyX
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La investigación se intensificó tras la anulación de las elecciones presidenciales de noviembre de 2024, en las que Georgescu obtuvo un sorprendente 23% de los votos en la primera ronda. Las autoridades rumanas, respaldadas por el Tribunal Constitucional, cancelaron los comicios debido a una presunta operación rusa para influir en los resultados, lo que desató una crisis política en el país. Desde entonces, Georgescu ha sido objeto de un escrutinio constante, con acusaciones que lo señalan como un peligro para la estabilidad democrática de Rumanía.
Entre los cargos a los que se enfrenta Georgescu se encuentra la sospecha de financiación irregular de su campaña electoral. Según informes de medios locales los investigadores están examinando posibles vínculos con fondos de origen extranjero, así como actividades de lavado de dinero y fraude informático. Además, las autoridades han señalado a Georgescu por su retórica ultranacionalista, que incluye críticas abiertas a la OTAN y la UE, así como su promesa de poner fin al apoyo rumano a Ucrania en el conflicto con Rusia.
A pesar de la presión, Georgescu ha mantenido una postura desafiante. Tras ser interrogado por los fiscales, el político salió a las calles rodeado de cientos de seguidores que coreaban su nombre, declarando: “Seguimos adelante. No nos arrodillaremos bajo ninguna circunstancia”. En un giro curioso, Georgescu también hizo referencia a posibles “sanciones estadounidenses” que, según él, “aclararán la situación en Rumanía”, sugiriendo que figuras como el vicepresidente republicano JD Vance y el multimillonario Elon Musk, asesor de Donald Trump, podrían intervenir en su favor. Estas declaraciones han sido interpretadas como un intento de internacionalizar su causa.
La popularidad de Georgescu, que pasó de ser un desconocido a liderar la primera ronda de las elecciones, ha polarizado a la sociedad rumana. Su discurso, que combina un nacionalismo con críticas al establishment europeo, ha resonado con un sector de la población desencantado con las élites políticas tradicionales. Sin embargo, su ascenso también ha generado alarma entre las autoridades y los partidos proeuropeos, que lo ven como una amenaza a los valores democráticos y a la integración de Rumanía en la UE y la OTAN.
La anulación de las elecciones dejó al país en un limbo político, con críticas tanto de Georgescu como de su principal rival, la alcaldesa liberal y proeuropea Elena Lasconi, quien obtuvo el 19% de los votos en la primera ronda. Mientras tanto, el gobierno rumano ha recibido el respaldo de Estados Unidos, que a través del Departamento de Estado ha expresado su apoyo a los esfuerzos de Bucarest para proteger la integridad de sus procesos electorales frente a “influencias extranjeras malignas”.
Es la dictadura en Europa,se acabó la democracia,la Vonderleyen se ha vuelto completamente loca,viendo como todo se les va de las manos.De nuevo el terror rojo,se cierne sobre nuestras cabezas.