«Venga, vamos a ir dando puntuaciones a huevo y ya está». Y el momento singularmente glorioso de la sin par María Tato: «Vamos allá. Vamos a meter valores en el Excel a ver qué nos queda. La primera prueba de las 800 que haremos hasta que nos cuadre con el resultado». ¿Motivos arbitrarios para querer favorecer a la ciudad de San Sebastián, dizque, eliminando a la pontevedresa Vigo de la ecuación? Quia. Politiquería, complejos de inferioridad y supremacismo araucanista. Lo de siempre en el narcorrégimen pedófilo del 78: imperfecto bipartidismo salpimentado con separatismo en variopintas gradaciones.
Tongazos de mil pares de pelotas
Córdoba, la mejor candidata con muchísima diferencia. Burgos y Las Palmas de Gran Canaria, buenas opciones. La peor, con diferencia, la finalmente ganadora, San Sebastián. La elección de San Sebastián como capital cultural en 2011, impresionante poro abierto.
Bildu tenía la alcaldía donostiarra y la decisión de la UE se interpretó como un «gesto por la paz». La paz del corral, de El Koala, imagino. Mejor, la de los cementerios de la banda asesina Eta. El jurado se mostró «emocionado» por el esfuerzo que había realizado San Sebastián para «superar su historia de violencia». La coalición separatista Bildu acababa de llegar a la alcaldía (y a la diputación foral de Guipuzcoa) en las elecciones de un mes antes, tras un decenio de gobierno municipal del sociata Odón Elorza. Hablamos de los estertores del atroz zapaterismo…
…Casi tres lustros después, vuelta de tuerca. Sanchismo: zapaterismo 2.0, con los bilduetarras más legitimados que nunca. Y poco más que añadir. En fin.