sábado, febrero 22, 2025

La mafiacracia

Dentro de la nomenclatura de la hipócrita cortesía, en la que todos nos respetamos, se dice que hay que ser políticamente correcto, no decir ciertas palabras, morderse la lengua si algo va a molestar al otro, lo cual puede considerarse como una agresión, en personas que tienen la piel tan fina que el sol puede destrozarla, en cuyo caso, es mejor vivir en la oscuridad absoluta como ciertos seres, inventados por el genial Bram Stoker.  Estos seres, que parecen salidos de la mente fantástica de un escritor de su talla, son reales y están rodeándonos a cada rato, no exactamente con los dientes afilados para chuparnos la sangre tras colarse como vampiros (aunque los hay que consumen adrenocromo e incluso lo venden), sino la felicidad, la esperanza, el amor y la misma vida, hasta convertir la existencia en un infierno.

Harto ya de ser tan diplomático, tan respetuoso con quien no te respeta y a quien no le importas en absoluto (¿Por qué ser políticamente correcto con gente así?), decir las cosas cómo las ves y las sientes es un derecho democrático y justo y que cada cual cargue con su fastidio, si es que lo tiene.

Hace tiempo, señores, que no estamos en un estado democrático. Hace años empleaba el término “corruptocracia” o gobierno en el que la res pública está a cargo de los que roban y engañan a manos llenas, como las ratas que quieren salir del barco porque se hunde, pero antes quieren tener la tripita bien llenita. Este vocablo se quedó desfasado, en base a lo que he visto y entendido, y ahora toca otro más explícito.

Cuando alguien piensa en la mafia se le viene a la mente la película del Padrino, papel muy bien encarnado por Marlon Brando, en su larga saga. Se observa el respeto a los códigos de honor y a la defensa de la hermandad, al estilo de los sionistas y los masones. En su código, nadie puede denunciar a un compañero en el caso de que infrinja la ley, en cuyo caso, al contrario, ha de protegerlo. Los códigos de la mafia son los mismos que los de la satánica masonería, por si acaso y entre ellos los lazos de sangre son lazos de secretos que no pueden revelar, so pena de ser asesinados. La traición se considera entonces, un acto tan grave que el susodicho que opte por actuar se convierte en enemigo de todo el grupo y ha de ser quitado del medio. El gran patriarca, el número uno o el gran capo, como quieras llamarlo, es el que toma las decisiones y es el sujeto que hay que proteger a toda costa. Si alguien lo desafía, hay que matarlo.

Para convertir a la mafia en un régimen político, hace falta que sus dirigentes tengan esa misma mentalidad de la camorra siciliana, chulesca, despiadada, arrogante y con la potestad de creer que pueden decidir sobre la vida o la muere de los demás, cómo, cuándo y dónde les venga en gana. Ellos son los listos y tú eres el tonto, el ignorante, el oscuro ser despreciable y esclavo de sus voluntades, cuales sujetos que viven en sus mentes descerebradas y criminales por puro gusto y placer, como buenos psicópatas que son, siendo que los crímenes que cometen no tienen valor alguno y si a alguien se le ocurre hablar de ellos, entonces hiere su fina y delicada sensibilidad de estar acostumbrado a los lujos de palacios y jet privados para cualquier desplazamiento. Es tal su debilidad, que incluso el contacto con la realidad de otros les llena de terror y se sienten como cucarachas en la cocina de quien mataron de hambre.

En la mafiacracia, no hay presidentes sino capos que manejan toda la red de negocios, de tipo clientelar, apoderándose de las instituciones del estado y convirtiéndolas en nidos de víboras que los servirán y obedecerán a cambio de un poco de inmisericorde poder y dinero, para darles la ilusión de que no caminan, sino que vuelan por encima de los mortales. En la mafiacracia todo está al servicio de los intereses del uno, se le ocurra lo que se le ocurra es como si se cambiara la biblia de repente y todos a repetir el mensaje en defensa de la verdad y la genialidad de su jefe, porque, dicho sea de paso, se le considera un ser tan sabio y admirado que aquél que lo cuestione es un traidor al espíritu de la mafia y de la hermandad. 

Además, en la mafiacracia, todos los miembros del club (para lo cual han de ser psicópatas asesinos y criminales potenciales, malvados, soberbios, dóciles con su amo, que aprendió las artes demoníacas por sus grandes maestros, y crueles con quienes no forman parte de su cuerda), defienden con su vida al gran capo, siendo sus fuerzas pretorianas. Nada de lo que pudiera incomodarle se puede decir, es más, dado su carácter irascible, nada respetuoso con quienes lo obedecen incluso hasta en sus sueños húmedos, han de estar alerta para adaptarse a la sabia y cambiante voluntad, pues lo consideran un ser iluminado (¿Illuminati?) y el origen de la sabiduría, aunque, en realidad, esté desnudo y sea un estúpido ser infantil y malcriado.

Mientras tanto, sueltan sus delitos por aquí y por allá, matan a discreción (sin que nadie se entere, como pasaba con el PSOE de los años 30) o bien en masa porque es bueno para sus sucios negocios o los que les ordenan desde quienes pusieron a su amado capo a cargo de la organización, pero claro, eso a ellos les da igual. Su falta de inteligencia no les permite diferenciar entre útil o no inútil, el bien y el mal ya no es importante, como les diría el mismo Nietzsche. Por lo tanto, sus asesinatos en masa no son nada, no se sienten responsables por absolutamente nada y luego te salen con esa sonrisa hipócritamente correcta diciéndote lo imbécil que eres por creerlo.

Eso sí, hay que respetarlos y creerlos porque todo depende de eso, aunque les hayas vendido tu dignidad al precio de un plato de lentejas. La verdad y la mentira se convierten en sus sucios juegos. Hoy mueres tú, mañana yo…

Cualquier relación con la realidad es pura fantasía. ¿O no?

 

Artículo relacionados

2 COMENTARIOS

  1. Lo más siniestro de esta mafia que nos controla, queramos o no, no es solo que está formada por presuntas bandas rivales que en realidad forman parte del mismo elenco de sicarios que teatralizan para bobos el engaño de la política, sino, sobre todo, que es el brazo armado visible de los amos del mundo en la sombra y por tanto la protegen por todos los medios contra nosotros

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Entradas recientes