A pesar del avance digital y la promesa de una administración más ágil, la falta de conexión entre las distintas comunidades autónomas sigue generando problemas en la gestión de trámites administrativos. Ciudadanos y empresas se enfrentan a procesos burocráticos innecesariamente complejos debido a la falta de coordinación entre administraciones autonómicas, lo que obliga a recurrir a intermediarios para evitar retrasos y complicaciones.
Un ejemplo reciente pone de manifiesto esta problemática en el ámbito de las transferencias de vehículos. Un ciudadano cántabro que vendió su coche a un comprador en Palma de Mallorca tuvo que recurrir a la gestoría Emprendix, en Baleares, y a una gestoría en Santander para completar el traspaso del vehículo. La razón: el pago del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP), que debe abonarse en la comunidad autónoma del comprador. Sin una conexión eficiente entre administraciones, este trámite, que debería ser sencillo, se convierte en un proceso complicado que requiere la colaboración entre gestorías de distintas regiones.
Este caso refleja una realidad extendida en numerosos procedimientos administrativos. A día de hoy, trámites como matriculaciones, transmisiones patrimoniales o inscripciones en registros autonómicos siguen dependiendo de procesos fragmentados que obligan a los ciudadanos a buscar soluciones externas para cumplir con la normativa.
Desde el sector de las gestorías, como nos comenta esta gestoría en Palma, se reclama una mayor coordinación entre las administraciones autonómicas para evitar estos obstáculos innecesarios. Mientras tanto, la colaboración entre gestorías sigue siendo la única alternativa para ofrecer un servicio ágil y eficiente a los ciudadanos, a pesar de las barreras impuestas por la propia burocracia.