La belleza no ha de ser necesariamente física, se mire según se mire. Hay personas que son atractivas pero sus almas son propiedad del mismo Lucifer, hay otros seres que, a pesar de no llamar mucho la atención. sienten la luz del amor en su alma. Éste es el verdadero sentido de ser guapo o guapa, se sabe que el tiempo todo lo devora, incluso esos cuerpazos de revista, pero lo que queda es el amor que tienen y con el que profesan la dedicación a la vida.
El otro día la ministra de trabajo se quejó porque le dijeron que cada día estaba más guapa, argumentando lo que tenían que aguantar muchas mujeres en este país donde un piropo es una agresión sexual, como si fuesen vasijas de porcelana china de la dinastía Ming. Para las feministas que sólo se las mire las rompe en cuatro, es tal su fragilidad y valor sagrado que han de estar custodiadas en templos con columnas de estilo clásico, cubiertas de oro para que sólo los fieles puedan entrar a disfrutar de su belleza, sin que se sientan agredidas porque cualquier gesto es una provocación para tan bellas damas.
Todo ello, por supuesto, con la atribución de todos los derechos habidos y por haber, entre los que se incluye el de culpar al hombre por el mero hecho de ser varón y tener lo que tiene entre las piernas, razón más que suficiente para juzgarlo en juzgados especiales, el de poder decir lo que les venga en gana sin que nadie les pueda dar la contra, pues si alguien osa contrariarlas tienen la potestad del castigo de Zeus con su rayo mortal, el derecho a denunciar por traición y por venganza, si les viene en gana, aunque lo que digan sea completamente falso, pues es justicia divina hacer halago de lo que se considera un acto de justicia, el derecho a despreciar a quien no entienda como han sido iluminadas por el conocimiento mesiánico del demonio, perteneciendo a un club donde ellas solas hacen lo que les viene en gana. Y el derecho más importante de estas feminazis es el de imponer a todo el mundo su santa voluntad por sus santos ovarios, todo porque son muy sabias, tienen una gran experiencia de la vida, el resto son unos pobres ignorantes y sin sus sabios consejos el mundo no dura ni un día. Muchas de ellas son comunistas de rancio abolengo, defensoras de los grandes dictadores y criminales de la historia de la humanidad, como Stalin, Mao Tse Tung o el mismo Maduro, elevado por sus excelencias al nivel que corresponde a quien se somete a mujeres de tan alto espíritu.
Todo es culpa del patriarcado, según sus mentes psicóticas y enfermas. Incluso el cambio climático, la desigualdad social o la misma injusticia. Si hay pobres y ricos es por el hombre, si hay guerras es por el hombre, si hay sufrimiento en la humanidad es por el hombre, si sus planes no salen, es por el hombre, si sufren cuáles seres de mírame y no me toques es por el hombre y si se sienten heridas, es por el hombre. Prefieren casarse con una farola antes de con un hombre para no tener hijos y vivir calentitas y cómodas mientras otros las mantienen (de gorra, claro, porque en caradura nadie les gana) y eso de tener hijos pasó de moda, lo que está en boga es abortar para evitarse responsabilidades en el futuro, mientras, hipócritamente, disfrutan de un buen pene, pero a escondidas.
Si además de eso se es ministra y vicepresidente del gobierno, aunque el número 1 sea un mafioso y un criminal, bueno, pies para que os quiero. La petulancia de su majestad Luis XIV es un chiste, a modo de las emperatrices de aquellos viejos reinos en los que se ofrecían sacrificios al dios Molock, claro que ahora se dan hombres en honor a la diosa Isis, con un bozal de perro para que no desobedezcan a sus tiránicas amas.
Cuando Yolanda Díaz se quejó de que le dijeron guapa, tal vez, para ser más realistas, deberían haberle dicho fea, comunista o fascista, lo cual concuerda más con su actuación y manera de actuar, imponiendo su propia dictadura, según el capricho y su estado de ánimo porque estas mujeres, según como se levanten, te tratan con amor o te dan una patada allí donde ya te imaginas. Hoy te comen a besos y mandan te mandan a la cárcel porque les incomodaste, en sus delirios de grandeza propios de esquizofrénicas y personas desequilibradas en sus dogmas comunistas criminales.
Es la distopia a niveles máximos, es la imposición de la enfermedad mental severa a toda la población y aquél que se oponga a esta corriente puramente fascista es un facha, un machista, un nazi y sólo sabe odiar a toda la humanidad, mientras estos incomprendidos seres de luz, que tanto luchan para salvar al mundo, han sido puestas en el pódium de la ignorancia, la soberbia, la falta de respeto, el odio, el desprecio absoluto y la estupidez absoluta.
Esto es el feminismo, que no nos sigan engañando con esa maliciosa cultura woke llena de sortilegios demoníacos y rezos, como los que se utilizaban en Egipto, de acuerdo con el libro de los muertos. Y claro, ahora ellas son guerreras y defienden la batalla, animando a todos a que se maten por ellas, porque ellas no son capaces ni de coger un fúsil, cuáles seres cobardes y a eso lo llaman defensa de la paz y de la armonía.
Yo le recomendaría a Yolanda Diaz que fuese a un psiquiatra para que se haga ver bien el cerebro, para ver si tiene la cabeza en orden para ser ministra de trabajo, porque si fuese ingresada, sería un gran alivio para los españoles.