Por Alfonso de la Vega
«Lo que me preocupa es la retirada de Europa de algunos de sus valores fundamentales, compartidos con los Estados Unidos. Por ejemplo, parecían encantados con que el Constitucional rumano haya anulado las elecciones, e incluso parece que desean que ocurra lo mismo en las próximas elecciones de Alemania. Tenemos que hablar menos de valores democráticos y vivirlos más» (Vicepresidente Vance en Berlín)
Y hablando de democracia, al parecer, el conflicto bélico ucraniano se va a solucionar de modo directo entre los dos protagonistas principales, los máximos dirigentes de Rusia y EEUU. Este último prescindiría de todo su poblado aparato de títeres o mercenarios interpuestos, UE, OTAN, para decidir lo que mejor entienda para los intereses norteamericanos.
Se ha filtrado un primer borrador de plan de paz de Trump para Ucrania que viene a dar la razón a Rusia. En breve resumen: Zelensky deberá aceptar el acuerdo entre EEUU y Rusia. Supondría el abandono de las tropas de EEUU y OTAN de Ucrania que deberá pagar en especie en forma de tierras raras la ayuda recibida desde la administración Biden. Que será la UE quien deberá defender en su caso a Ucrania, que habrá de quedar fuera de la OTAN, aunque no parece probable que pueda recuperar las fronteras con Rusia existentes antes de la guerra.
Si esto fuese así quedaría en evidencia y en espantoso ridículo todo el coro de plañideras de la pobre Ucrania atacada por el malvado Putin. La UE, después de arruinarse y ponerse en ridículo durante el intento, se quedaría sola, compuesta y sin novio, para seguir representando tan sangrienta farsa. El asunto será cómico de no ser tan trágico. Pero muestra de modo indisimulable el nivel de degradación actual de las instituciones. Unas instituciones que han traicionado a sus pueblos para perseguir los objetivos de la plutocracia internacional, no exentos de cambios contorsionistas u oportunistas atendiendo a su conveniencia o la coyuntura.
Tampoco se salva del ridículo casi ninguna nación víctima de la UE, salvo Hungría o Eslovaquia, cuyos líderes democráticos son insultados o están amenazados o han sufrido atentados.
Aquí, en el reino de España no nos hemos ahorrado ninguna recibimos al corrupto golpista ucraniano como a un héroe. Toleramos que defienda la leyenda negra delante de nosotros. Y se monta una carrera en pelo por parte de nuestros heroicos próceres a ver quién suelta la mayor lisonja o ditirambo, amén de pasta del sufrido contribuyente o chatarra bélica más o menos inservible. Con perdón por la auto cita, muy preocupado y algo perplejo en mayo pasado lo explicaba así:
“Los cortesanos más complacientes y ditirambo alabanciosos sostienen que Su Majestad en realidad no puede hacer nada por España. Que él bien quisiera pero que muy lamentablemente se encuentra medio secuestrado en Palacio por el valido y la consorte y no le dejan. Es posible pero parece que será para lo que le interesa. .. De modo que contra lo que es habitual ha ido a recibir al corrupto dirigente muy obsequioso a la misma escalerilla del avión. Don Felipe lucía impoluto, hecho un pincel, en contraste con la falta del mínimo decoro esperable en un presidente de viaje oficial al extranjero y la pinta desastrada en camiseta del prócer ucraniano que pareciera haber llegado directamente sin ducharse del frente de Stalingrado donde mataba rusos con la play station. Lejos de una actitud de elemental prudencia como la del húngaro Orbán don Felipe ha decidido mostrar así su apoyo a un dirigente que ni siquiera ya es formalmente democrático desde el pasado 21 de mayo, fecha de expiración de su mandato institucional, que no ha sido renovado mediante nuevas votaciones por si acaso”.
En otro momento del comentario me refería al propio discurso real, más propio de un gobierno perecedero que de la prudencia de estadista que se espera de un monarca constitucional que vela por los legítimos valores e intereses permanentes de la nación. En efecto, durante el solemne almuerzo de bienvenida a Zelensky en Palacio don Felipe entre otras cosas declaró que:
“Es para mí un honor poder dirigirme hoy a quienes continuáis defendiendo la soberanía, la libertad y la democracia de vuestra patria, Ucrania, ante la brutal agresión armada de Rusia. Desde hace más de dos años el mundo entero es testigo del heroísmo, la entrega, valentía y resistencia del pueblo de Ucrania, de su Gobierno, y de sus Fuerzas Armadas. También, lamentablemente, de la violación de las normas y principios más esenciales del Derecho internacional y de la Carta de Naciones Unidas, que socava los fundamentos de la paz y la seguridad internacionales. España no puede sino reiterar la condena, en los términos más contundentes, de la invasión a gran escala que sufre su país. Desde el inicio de la agresión, han sido permanentes los bombardeos contra objetivos civiles, incluidas áreas residenciales, hospitales y escuelas, quebrantando flagrantemente el Derecho internacional humanitario. También han salido a la luz numerosas atrocidades cometidas por las fuerzas de ocupación rusas en territorios ucranianos, crímenes que de ninguna manera deben quedar impunes.
En estos momentos tan terribles que padecen, Señor Presidente, Ucrania sabe que seguirá contando con España y confiamos que con el resto de sus socios internacionales durante el tiempo que sea necesario….. El apoyo español se ha materializado en todos los ámbitos, y se basa en un firme principio: el rechazo al uso de la fuerza armada en las relaciones internacionales. Por ello, como antes mencionaba, la ayuda material de nuestro país se mantendrá hasta que cese este ataque no sólo contra Ucrania, sino contra la Comunidad Internacional en su conjunto.”
Vamos a ver qué pasa con estas solemnes declaraciones de don Felipe si como parece entre Trump y Putin llegasen a directamente a un acuerdo para finalizar la guerra, sacrificar al títere Zelensky, repartirse el territorio y cobrarse la deuda como otro Shylock ¿Dónde van a quedar tanta retórica e imprevisión?
Pero aún hay más imprudencias a recordar, así las aguerridas arengas de don Felipe a nuestros marinos de guerra desplazados al Báltico. Los que ya tenemos unos años nos acordamos de otro momento histórico especialmente glorioso de los Borbones. Me refiero a 1975. Un amigo militar presente en el lugar me contó la heroica arenga de don Juan Carlos ordenando a nuestras tropas en el Sáhara resistir la Marcha Verde en defensa de la territorialidad española y de los saharauis. Un par de días después, se dio la contraorden de salir corriendo. Fuese y no hubo nada, salvo el más espantoso de los ridículos. El prólogo de un reinado feliz.
Los más veteranos recordamos un famoso discurso de 1963 de JFK en Berlín que supuso un antes y un después en la Guerra fría. Toda una apuesta por la libertad que probablemente terminaría pagando cara a sus propios enemigos internos del deep state. Entonces JFK aseguró que ligaba la suerte de EEUU a la de Berlín y Europa. Ahora hemos asistido a otro de importancia estratégica similar insólita por estas latitudes. Me refiero al del vicepresidente Vance. Además de otras cuestiones de rabiosa actualidad como la inquietante IA, Vance ha realizado una apuesta contundente por la libertad y los valores democráticos ahora arrumbados en la UE. De no hablar por boca de ganso, palabras obligan. Pero también se puede entender como la apuesta opuesta a la de JFK, en el sentido de que EEUU acabada la guerra fría se desentiende de Europa a la que invita a afrontar y resolver sus propios problemas.