Por Alfonso de la Vega
Desde Waterloo el prófugo Puchimon se consagra como el verdadero presidente del gobierno de Su Majestad. Acaba de demostrar que él es el que manda, el que permite mantener el abigarrado tenderete, estos lucrativos fastos tan nefastos con fiscales generales procesados y todo. Mientras tanto los excelentísimos, ministros, ministras y ministres estabulados en el palacio de la Moncloa esperando el santo advenimiento, la buena nueva, la fumata blanca, ¡habemus decreto! ¡aleluya!
Las campanas de la catedral de la Almudena, justo enfrente del Palacio Real ya doblan a arrebato. ¡habemus decreto! Pero, no, no sale el protagonista al balcón para recibir el aplauso de la muchedumbre enardecida. Como Pimpinela Escarlata o El Zorro aparece, da un mitin y se fuga delante de las probas y eficaces autoridades u hombres de estaca.
A falta de leyes para aprobar presupuestos, nos regalan la burla del Real Decreto-ley 1/2025 de la JEFATURA DEL ESTADO, que además del nombre cuenta con la enfangada firma de Su Majestad. Otro que parece dispuesto a imitar a Sánchez en hacer lo que sea para mantenerse en el cargo. En el engendro pergeñado, honrados pensionistas cumplidores de sus obligaciones tomados como rehenes, en totum revolutum con okupas, nacionalistas vascos, golpistas catalanes, agiotistas, pescadores de río revuelto o colaboracionistas de toda condición como beneficiarios. Su suerte compartida en este reino a la deriva dictatorial sin que haya institución que ponga orden.
Pero desde luego se notan las ventajas del consenso. Además del contubernio gobierno de Su Majestad con el golpista prófugo catalán, en el RD 1/2025 se ha incluido una ocurrente propuesta comunista del Partido Popular, teórica oposición, solemnemente expresada por su aguerrido jefe máximo. La de que se obligue al sufrido contribuyente a cargar también con los impagos o pufos de cuanto golfo que medra en la rentable impunidad del régimen se digne dejar. Este asunto se desarrolla en el Título IV, Capítulo I del Real Decreto. En el tema de los okupas hay distingos y distingos sobre distingos en los que se pone en juego la celeridad y otras demostradas habilidades de la administración.
El equívoco concepto jurídico de vulnerabilidad de no ser definido de modo claro o preciso ha de dar lugar a todo un desarrollo teológico en el que cualquier bizantinismo pueda valer. Es de temer que eso de la vulnerabilidad lo cargue el diablo para generar discordia, confusión y pleitos. Lo que unido a la falta de ética, o churrigueresca comprensión cognitiva demostrada por muchos compatriotas incluidos probos funcionarios habrá de dar jornadas de gloria. Eso sin tener en cuenta que la vulnerabilidad debe ser aplicada a muchos modestos propietarios para los que la renta resulta ser resultado de su ahorro, complemento de su pensión o incluso único ingreso en su vejez. Aunque el RD no lo impone cada juzgado dispondrá de una balanza para pesar vulnerabilidades.
Debida la incapacidad del régimen para construir viviendas, todo son problemas y engorde artificial de plazos y costes para financiar la voraz e infinita burocracia, el gobierno de Su Majestad opta por confiscar, vía sus electores okupas o inquilinos morosos, a los legítimos propietarios, a los que sin embargo se les obliga seguir pagando la orgía incluso después de ser despojados.
Un despropósito que deformará tanto el mercado que representará un antes y un después. En caso de generalizarse, porque el hasta ahora buen pagador no tendrá ya razón para seguir haciéndolo cuando le puedan pagar a escote nacional su estancia, lo que quedará mientras la cosa no reviente será una especie de usufructo vitalicio generalizado pagado por justos que no pecadores y unos propietarios despojados casi en la práctica de su nuda propiedad sin indemnización por parte de las instituciones que pagan y debieran defenderlos. Una feliz ocurrencia.
La coyuntura del 2025 no puede ser más inoportuna en este aspecto ya que marcará el fin progresivo de los arrendamientos que se firmaron con fuertes rebajas en el marco de las restricciones a la movilidad durante la farsemia. Y es de suponer que se intentará actualizar las rentas a los niveles actuales, que fuentes especializadas estiman que se ha elevado en torno a un cuarenta por ciento o más que al inicio del periodo.
Aunque según afirma el falsario la España de su digno y feliz gobierno es envidia del mundo mundial por su extraordinaria economía, el hecho real es que en este tema tan importante cada vez resulta mayor el desfase entre salarios y rentas. Una de las razones, además de la rigidez de la oferta, en parte artificial, es el aumento de la demanda debido las invasiones.
La explotación como pisos turísticos o vacacionales también influye en el mercado de la vivienda en algunas zonas concretas. Aparte de razones de mayor rentabilidad en algunos casos, ante la inseguridad jurídica del régimen el propietario intenta defender su patrimonio, evitando problemas en lo posible. De modo que aunque perdiese renta anual en caso de impago al menos no perder el bien.
El Banco de España considera que el año 2025 acabe con un déficit de viviendas acumulado de unos 500.000 hogares. El contraste entre los 300.000 nuevos hogares al año que está promediando ahora España y el ritmo de producción de viviendas, de unas 100.000 por año el último lustro, explica una escasez estructural que tardará inevitablemente años en resolverse.
Estos números explicarían la tentación institucional de en vez de crear nuevos se trate de intentar confiscar en la práctica a los propietarios arrendadores existentes, cuyos derechos de propiedad no resultan respetados en el reino.
Para una población española mucho menos numerosa el malvado y denostado general Franco construyó más de cuatro millones de viviendas sociales, claro que habría que alegar en su descargo que era un facha, nada que ver con la democracia social comunista borbónica que nos hemos dado y que tan felices disfrutamos.
Claro que ahora si estorba un juez se le quita de en medio en beneficio del delincuente. Y si el jefazo de los fiscales es acusado de un grave delito su subordinado se tropieza con un dilema, servir a la Ley como es su obligación u obedecer a su jefe para protegerle de las consecuencias de sus actos presuntamente delictivos. En realidad el vivo resumen de un reino esperpéntico que humilla a sus súbditos.