Pongamos que quieres ir a Roma. Ves que hay un camino que va hacia la derecha y otro que va hacia la izquierda. En ambos hay un cartel, con una flecha pintada y, bajo ella, la leyenda “A Roma”. Eres libre de elegir el camino que quieras. ¿Cual eliges? ¿Puede ser que eso que llamas “libre albedrío” no te haya generado más que confusión y parálisis?
Ahora pongamos que el responsable de los carteles añade, en uno de ellos, la cifra “10 km.” y en el otro, la cifra “5 km.”. Ahora sabes que, por un camino, tendrás que andar más que por el otro. Ahora tienes un conocimiento que antes no tenías y, como ves, el conocimiento elimina el libre albedrío.
El libre albedrío es, siempre, la posibilidad de optar, de elegir una cosa u otra, un camino u otro pero ¿Quién creería que es libre de optar entre un jamón de pata blanca y un jamón de pata negra, habiendo probado ambos? ¿No te ofenderías un poco si te dieran a elegir? ¿No pensarías que el que te da a elegir, te toma por tonto?
El ejercicio del libre albedrío presupone, siempre, cierta ignorancia. Cuando hay conocimiento, es decir, cuando hay consciencia, la libertad de elección se ve como una ilusión. ¿No elegirías siempre “lo mejor”? ¿No dejarías siempre “lo peor”? Si tienes que elegir entre dos cosas, o entre dos caminos, ¿No habrá siempre uno mejor y otro peor? Elegir el peor ¿Sería una elección consciente?
El libre albedrío es el ideal de libertad para los inconscientes. Es lo que más valoran, lo que más protegen. Es la posibilidad de elegir entre lo mejor y lo peor, sin saber qué es mejor y qué es peor. Cuando alguien tiene suficiente información sobre las opciones disponibles, no cabe hablar de libertad de elección. El informado elegirá siempre lo mismo: lo mejor; y elegir siempre lo mismo ¿No es lo mismo que no elegir?
Para un ser humano consciente, la libertad es “otra cosa”: Es liberarse del miedo; es no sentirse obligado, forzado, intimidado por el miedo, es no dejarse dominar por el miedo, porque un ser dominado es lo opuesto a un ser libre. Si en algo estamos de acuerdo todos los seres humanos es en que, a nadie le gusta sentir miedo. Ni siquiera a los que eligen películas de terror pues no lo hacen por gusto sino por creer que superar el miedo a los monstruos ficticios les llevará a superar el miedo a los monstruos que habitan en su mente, sin percatarse de que fueron, precisamente, esos monstruos de ficción los que avivaron su imaginación.
Elegir caminar con miedo o caminar sin miedo; esa es la cuestión para un ser humano consciente, que entiende que “Ser o No Ser” es un falso dilema pues ¿quién puede saber lo que es No Ser? Lo que sí sabe es que no puede llamar a eso “libre albedrío”, pues si en algo estamos de acuerdo todos los seres humanos es que nadie elegiría, conscientemente, vivir con miedo.
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