sábado, noviembre 23, 2024
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Histéresis institucional

Por Alfonso de la Vega

Ante el grado de descomposición actual del régimen monárquico del 78 conviene reflexionar acerca de la histéresis, un término que da nombre a un fenómeno del electromagnetismo y que ha sido luego adoptado por la economía en relación con los costes. Pero su aplicación puede tener alcance general. En las relaciones humanas, en los sistemas políticos… La Real Academia lo define como “el fenómeno por el que el estado de un material depende de su historia previa y que se manifiesta por el retaso del efecto sobre la causa que lo produce”. El fenómeno de histéresis indica lo que pueden definirse como “estados no reversibles” de un sistema. Puede entenderse también como la imposibilidad de un sistema para volver a la situación de partida al ser sometido a las circunstancias inversas a las que dieron origen a una situación. El sistema no logra regresar a su estado inicial cuando ha experimentado determinada excitación, fatiga o stress por encima de su capacidad, aún cuando estas ya hayan cesado. Un ejemplo muy sencillo: cuando se arruga un papel no se puede devolver a su situación inicial por mucho que se estire o planche.

Algunos comentaristas están haciendo ver a su auditorio que el monstruoso contubernio con el que amenaza a España el gobierno de Su Majestad en realidad no es para tanto. Se trataría de una pesadilla pasajera que nuestras maravillosas y honradas instituciones tanto nacionales como internacionales podrían neutralizar, llegado el caso, volviendo a la situación de legalidad.  Vendrían a ocupar las poltronas desalojadas Feijoo y sus ávidas huestes y aquí no habría pasado nada.

Sobre la verdadera naturaleza del proceso revolucionario en curso y del nuevo Régimen que se está instalando en España con la complicidad activa o pasiva de la mayoría de las instituciones borbónicas incluida la propia Corona existe cierta polémica. Algún querido amigo me dice que no hay que buscarle tres píes al gato, sino que se explica por lo de la navaja de Ockham. La explicación más simple es la más acertada, sin conspiraciones, rollos, ni cosas raras. Las cosas van así por la simple estupidez y maldad humanas.

Pero para unos lo que ocurre en España es un eslabón, singular e importante dado que está en el continente europeo, de la construcción del llamado NOM, que debe edificarse sobre el solar de las antiguas instituciones demolidas gracias a la subversión, la deuda y el neomarxismo cultural. En esa edificación del NOM también está lo que se ha venido en llamar Foro de San Paulo o Foro de Puebla que agrupa a partidos, movimientos comunistas de varios países, así como estrechas vinculaciones con el narcotráfico. La UE bajo la corrupta liberticida Úrsula Von Lyden así como muchas autoridades nacionales europeas serían cómplices de ese mismo proceso.

Para otros, la actual devastación española obedece fundamentalmente a una apuesta personal dictatorial de un ególatra falsario, cínico y sin escrúpulos. Un psicópata sin mayor proyecto teórico pero capaz de cualquier cosa para acceder y mantenerse en el poder.  Que se apoya en estos movimientos subversivos o delictivos como pudiera hacerlo en otros de diferente jaez si mejor le conviniera. Y que da idea del grado de abyeción intelectual y moral de sus votantes, así como de las repugnantes zurdas españolas como las calificaba Machado… Un tipo que abusa de las instituciones a las que somete para su granjería. Una nación arrastrada a la locura que nos ha de costar muy caro a todos, porque los pueblos, sufriendo con aplauso o con paciencia los abusos de un tirano, se hacen responsables, en cierto modo, de su tiranía, y como aquél sufre el castigo de su despotismo, ellos también sufren el de su bajeza. Los déspotas, sea cual sea su pretexto, se creen con derecho á ser obedecidos, acostumbrados á que eternamente sea ley su capricho, no retroceden jamás ante reflexiones que no escuchan, ó que, si acaso escuchan, desatienden.

Ambas interpretaciones reseñadas no son incompatibles sino incluso quizás complementarias pues en la primera fase revolucionaria las fuerzas rebeldes pueden estar usando al falsario y su psicopatía para conseguir sus propios fines y planteamientos geoestratégicos.

Pero el optimismo triunfalista no está soportado por las experiencias históricas de acceso del comunismo al Poder, porque una ideología criminal y despótica como ella trata de mantenerse en el Poder a cualquier coste sin importarle “prejuicios burgueses” tales como legalidad o legitimidad, patriotismo o Bien común. Tenemos trágicos ejemplos recientes en países como Venezuela en el que el ascenso del comunismo no está siendo poder revertido con incontables sufrimientos para su pueblo, que en su momento no hizo nada para que los comunistas establecieran su dictadura. Si además se suma el independentismo pro etarra en Vascongadas o la impune sedición catalana promovida por agentes criminales del exterior y del interior se puede intuir que al defectuoso sistema constitucional español le queda poco o ningún recorrido, pues pudiera estar ya condenado a ser irrecuperable por la histéresis.

Mientras el fingido Hamlet de la Moncloa duda o se decide la jauría roja aúlla para avanzar irreversiblemente en el golpe de Estado.

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