Sin novedad

Por Alfonso de la Vega

A Su Majestad se la nota muy preocupada por el golpe de Estado que está dando Su gobierno.  Es muy sufrido y se ha tenido que ir a esquiar a Formigal para ahogar Sus penas en buena compañía. No es para menos, no hay casi nada que funcione salvo el fisco y todo va mangas por hombro en Su desdichado reino durante Su heroico y esforzado reinado. Lo de esquiar es actividad de alto riesgo para los Borbones. Su señor padre tuvo algún real trompazo de importancia. Y el primo Alfonso murió degollado por un misterioso cable inoportunamente situado en una pista americana de postín.

Para acallar maledicencias y en la proximidad el día del Padre, festividad por cierto hoy obsoleta por peliaguda para los socialistas, Su Majestad visitó a la princesa soldado Leonor en la Academia militar de Zaragoza. La cosa militar está de moda. El belicoso Macron llama a tomar Moscú. En Dinamarca están movilizando a sus mujeres soldados por aquello de la igualdad, se supone que para mandarlas a las trincheras ucranianas y, por lo que pueda pasar, convertir al malvado Putin también en autor de violencia de género. Nuestras aguerridas feministas subvencionadas de pelo en pecho y tatuajes en salva sea la parte hacen cola para alistarse.

Pero, el Reino de España está hecho unos zorros. Las instituciones borbónicas se han ido vaciando de contenido, y adquiriendo naturaleza mohatrera, traicionando su teórica misión o razón de ser.  Lo raro ya es que alguna haga algo de acuerdo con la lógica, la sensatez o su razón constitucional. En su gran mayoría hoy están ocupadas por gentes de conducta dudosa o mercenaria sin escrúpulos pero muy obedientes a lo que exija el guión.

El marco constitucional se ha comprobado muy defectuoso y favorece las trampas. Una grave chapuza constitucional se revela ahora según los letrados del Senado: la posibilidad de que el Senado no admitiese la tramitación de la iniciativa legislativa ante un texto con «posibles vicios de inconstitucionalidad» no está prevista en el artículo 90.2 de la Constitución indica el informe de sus servicios jurídicos. La CE sólo contempla dos escenarios en el Senado para los textos que llegan desde el Congreso: introducir enmiendas u oponerse a ellos mediante veto. De modo que: «en el marco del procedimiento legislativo, no se encuentra ninguna posibilidad de actuación del Senado frente al Congreso». En este asunto de la amnistía los letrados del senado han detectado varias no conformidades, de las que se pueden resaltar las siguientes: La amnistía no está prevista en la Constitución. Habría vulneraciones de principios, valores y derechos fundamentales constitucionales recogidos en varios artículos de la CE. Y también vulneraciones formales, tales como su carácter de ley «singular y no general» o su regulación por Ley Orgánica (por no haber una «previsión expresa en la CE» de que «las amnistías se regulen por ley orgánica», lo que contradice el artículo 81, «que enumera los supuestos que integran el ámbito material» de las LO).También se duda de la compatibilidad con la legislación de la UE.

También desde el punto de vista del procedimiento de tramitación en el Congreso se habrían producido «irregularidades que podrían comportar una nulidad radical«, «por infracción de las reglas esenciales». Así, inciden en vulneraciones que, a su juicio, se han dado en la Cámara Baja, con especial énfasis en la votación final del primer dictamen en el Pleno del Congreso. La primera votación del 30 de enero concluyó con 171 síes y 179 noes, y por tanto debería haber puesto punto final a la tramitación. Desde ese momento, la PL debería haber comenzado su tramitación de nuevo, según expone el informe. La decisión de la Mesa del Congreso de proseguir con la tramitación estaría vulnerando los artículos 79.2 y 81.2 de la Constitución, así como los 131.2 y 79.1 del Reglamento del Congreso. Un asunto que ya fue comentado en otro momento.

Pero los expertos en decidir lo que es o no constitucional no son jueces del Supremo, ni letrados del legislativo, ni gramáticos, ni hermeneutas, ni arúspices que inspeccionan las tripas de los bichos sacrificados.  El Tribunal Constitucional es un tenderete que ya se encontraba muy desprestigiado desde el chanchullo de RUMASA y al que, para colmo, su jefe actual le ha provocado candiditis aguda.

Más allá de las peripecias meramente jurídicas, la cuestión más o menos inédita es si se puede hacer frente con eficacia a un golpe de Estado con una mano atada y un ojo tapado, armados con solo con infinitos “resultandos”, “considerandos” y “otro sí digos”.

Además, según la constitución el rey pose atribuciones de arbitraje.  Y en este caso particular de medidas de gracia según el artículo 62  de la CE, «corresponde al Rey: i) Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podrá autorizar indultos generales.» De modo que puede ejercer, o no, el derecho de gracia puesto que es atribución suya. La constitución no prevé la concesión de amnistía.

Sea como sea, lo que desde luego no es oportuno ni conveniente es que se siga manteniendo un marchamo de legalidad en pleno golpe e de Estado, con una corrupción sistémica impune, como si aquí no pasara nada.  

Y no solo es el Rey, la falsa oposición del PP de Feijoo se empeña en el disimulo del golpe en curso y actúa como si el gobierno se comportara lealmente con fines y maneras democráticas. Incluso el gobierno de Su Majestad se permite la amenaza mafiosa en la sede parlamentaria a sus adversarios, fiado en la impunidad que le ofrece la Monarquía. Una costumbre muy propia del rojerío de acuerdo a la memoria histórica.“Contra malicia, milicia” sostenía el buen Gracián, pero hemos olvidado las sabias enseñanzas de nuestro Siglo de oro y así nos va.