Sabemos, desde hace mucho tiempo, que estamos rodeados de farsantes en España. Da igual si son políticos, algunos funcionarios e incluso medios de comunicación, todos ellos no se han cansado de demostrar que se venden por dinero y eso es algo que ha quedado claramente demostrado a lo largo de la farsemia y los posteriores envenenamientos de la población. De hecho, todavía no hemos visto ninguna rectificación y mucho menos una petición de disculpas.
En el caso de los medios de comunicación incluso ha dado igual el teórico signo político del medio, prevaleciendo subvención por encima de teóricos principios. Imaginen cuántos fieles seguidores de medios, como el ABC, habrán caído por haberse fiado de ellos en asuntos como el de los brebajes.
Ahora, después de participar y fomentar este tipo de asuntos, el ABC se queja en redes porque Sánchez no les lleva en el avión presidencial en su viaje a Israel.
Y lo hacen con la intención de que todos podamos llegar a pensar que es un medio que de verdad se opone al régimen. ¿Qué hicieron durante la farsemia? ¿Y durante el envenenamiento? ¿Qué han hecho cuando otros periodistas, realmente independientes, han sido perseguidos por este gobierno?
Poner la mano cuando se repartían subvenciones públicas. ¿Y ahora nos vienen con estas? ¿No saben aquello de «Roma no paga a traidores?
Que se jodan por apoyar la trama de la plandemia y ser unos putos pelotas del globalismo… Un atajo de traidores.
En los protocolos de los sabios de Sion muestran qué harán con sus tontos útiles cuando los amos hayan conseguido con malas artes convertirse oficial y jurídicamente en los amos del mundo. Los de ABC son de los primeros en experimentar qué pasa cuando, prestado el servicio, lo convierten a uno en trapo usado