El 24 de octubre de 1947 marcó un acontecimiento importante en la historia de Estados Unidos en relación con la caza de brujas del comunismo durante la Guerra Fría. Walt Disney, el famoso creador y productor de animaciones y parques temáticos, testificó ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses de la Cámara de Representantes.
En su testimonio, Disney denunció a varios de sus empleados y miembros de la industria del entretenimiento que, en su opinión, tenían vínculos con el comunismo. Esta audiencia se enmarca en el contexto de la «Caza de brujas» liderada por el senador Joseph McCarthy y otras figuras políticas, donde se buscaba identificar y desacreditar a personas que se creía que tenían simpatías comunistas.
Disney declaró ante el comité que él no era un experto en política y que sus preocupaciones se basaban en la posible influencia comunista en la industria del entretenimiento. Durante su testimonio, señaló a individuos específicos, como David Hilberman y Herbert Sorrell, como supuestos comunistas.
Pero esto sucedía en 1947 y con el fundador de la propia compañía, lo sorprendente es lo que sucede ahora. Como ya sabrán, Disney sigue todos los dictados de la Agenda globalista, que se basa a su vez en la política comunista de China.
Tanto es así que en el año 2022, por poner un ejemplo, un grupo anónimo de empleados de Disney publicaba una carta en la que denunciaba que el lugar más feliz del mundo «se ha convertido en un lugar de trabajo cada vez más incómodo» para aquellos trabajadores «cuyas opiniones políticas y religiosas no son explícitamente progresistas». También pedían que la empresa se mantenga «políticamente neutral».
La carta de los trabajadores denunciaba que «en los últimos años, un grupo de miembros del elenco se ha vuelto invisible dentro de la compañía. The Walt Disney Company (TWDC) se ha convertido en un lugar de trabajo cada vez más incómodo para aquellos de nosotros cuyas opiniones políticas y religiosas no son explícitamente progresistas».
Como verán, son circunstancias absolutamente contradictorias, ya que estamos hablando de la misma empresa, aunque con otras personas. Lo que está claro es que, según la época, este tipo de corporaciones se adaptan a lo políticamente correcto de cada momento o, simplemente, lo modifican ellas mismas en función a oscuros intereses.
Walt Disney era español y se ocultó siempre por el racismo anglosajón,como que Ritea Hayworth era hija de un cantaor…