Desde el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, la cifra de españoles que obtienen algún tipo de remuneración directa de las Administraciones Públicas centrales, autonómicas y locales, es claramente superior a la de los que cobran del sector privado.
A día de hoy, cerca de 20 millones de ciudadanos dependen directamente de lo que cobren del sector público, frente a los poco más de 14 millones de españoles que se mantienen del sector privado. Prestaciones por desempleo, subsidios, ayudas a refugiados e inmigrantes, pensiones, beneficiarios del ingreso mínimo vital, sueldos de funcionarios, de políticos, de asesores, de secretarios, vicesecretarios, portavoces, viceportavoces, de cargos públicos nombrados a dedo, de cuñados, de puestos confeccionados a medida de tal o cual pelota de turno…una larga lista cuya proporción se ha disparado en estos últimos años convirtiéndose el importe de la factura del erario público en la más cara de la historia de nuestro país.
Según los últimos datos publicados por el Servicio Público de Empleo (SEPE) que recogió el diario La Razón a finales de septiembre, «1,7 millones de personas reciben algún tipo de prestación contributiva por desempleo, subsidio, renta de inserción y ayudas»
Además, hay 3,5 millones de empleados públicos en nómina del Estado –entre funcionarios de carrera, interinos y temporales– según la EPA.
A esta cifra habría que sumar los hogares que reciben el Ingreso Mínimo Vital que, según se afirma desde el Ministerio de Seguridad Social y Migraciones, ha llegado a 1,8 millones de personas, correspondientes a 672.000 hogares.
Sin entrar en los sectores merecedores del cobro de dinero público, que por supuesto que los hay, ya que se lo han ganado con creces, merece la pena recordar una frase que circuló en su día por las redes sociales, de la que desconocemos su autoría, que resume a la perfección la situación actual en pocas palabras: «Si le sacas 4.000 euros a una persona que trabaja y le das 1.000 € a 4 tipos que no trabajan, pierdes un voto pero ganas cuatro. Esta es la estafa piramidal más grande de la historia: se llama SOCIALISMO«.
Ese es el problema, a los que viven de lo público no les importa que España sea una dictadura, mientras ellos vivan aparentemente bien, los demás no les importa y adoran e idolatran a los tiranos que los mantienen.