“Dentro de tres semanas yo estaré recogiendo mis cosechas. Imaginad dónde querréis estar y se hará realidad. ¡Manteneos firmes! ¡No os separéis de mí! ¡Si os veis cabalgando solos por verdes prados, el rostro bañado por el sol, que no os cause temor! ¡Estaréis en el Elisio y ya habréis muerto! ¡Hermanos! ¡Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad!”
RUSSELL CROWE – Máximo Décimo Meridio
El 1 de octubre fue conmemorado oficialmente, todos los años, como el día de la Exaltación de Franco a la Jefatura del Estado o, simplemente, como Día del Caudillo. Aunque él ya había consagrado su vida a la patria desde el momento en que decidió incorporarse a la Academia Militar como cadete alumno, a partir de dicha fecha, dedicó por entero su vida y su saber a la Patria. Si durante la “Cruzada de Liberación Nacional” consiguió brillantes victorias militares, durante la paz, consiguió increíbles triunfos diplomáticos y políticos. Los errores trascendentales de sus decisiones políticas no empañaron sus aciertos, pero marcaron el futuro de España para después de su muerte.
Analicemos de un modo diferente, que significa “Franco, Caudillo”. No puedo alejarme, por deformación profesional, de enfocarlo de un modo jurídico, aunque sea de forma somera y coloquial.
Los más jóvenes, sólo recordarán a Franco por las monedas que se hayan encontrado en su casa guardadas por sus padres, o simplemente sacadas de un cajón, donde el olvido las había relegado. Yo recuerdo a Franco en persona, asomado al balcón del Palacio Real, junto a Juan Carlos I y Sofía, cantando todos el Cara al Sol, brazo en alto y ante más de un millón de personas que veían como el Caudillo se marchitaba por días. El 1 de octubre de 1975, se convocó a los patriotas en la Plaza de Oriente de Madrid, como muestra de apoyo al Gobierno de Franco criticado por varios gobiernos extranjeros que retiraron sus embajadores a causa de la decisión del Gobierno de España de fusilar a terroristas de ETA involucrados en el asesinato del presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, en 1973. Aun recuerdo como los españoles acudimos en masa, para respaldar al viejo general y para despedirle en el inicio de su camino hacia la Historia.
Ese día era 1 de octubre, yo era un niño y estaba en compañía de mi padre, al cual le caían las lágrimas por sus mejillas al mirar a Franco, pero no había tristeza en sus ojos, ya que rezumaban la esperanza de que la obra de Franco seguiría en la persona del que posteriormente fue Juan Carlos I. El mismo, que luego fue rey, firmó la Ley de la Memoria Histórica (Ley 52/2007 de 26 de Diciembre), 32 años después, ley que posteriormente sirvió de antesala para que posteriormente se publicará un Real Decreto-ley 10/2018, de 24 de agosto, por el que se modifica la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, con el objetivo de desenterrar a Franco de su tumba, por los herederos del Frente Popular derrotado en la Cruzada de Liberación Nacional.
“3. En el Valle de los Caídos sólo podrán yacer los restos mortales de personas fallecidas a consecuencia de la Guerra Civil española, como lugar de conmemoración, recuerdo y homenaje a las víctimas de la contienda”
Pero volvamos al inicio de este artículo: «Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios». Ese lema figuraba circunvalando la efigie de Franco en el reverso de las monedas acuñadas por el Gobierno de España desde 1946 hasta después de su muerte. Ante este hecho, surge una pregunta. ¿Quién decidió que en las monedas apareciera el lema «Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios»?
Fueron las Cortes Españolas las que lo decidieron, tras la aprobación de la Ley de 18 de diciembre de 1946 sobre acuñación de un nuevo sistema monetario, publicada en el BOE de 19 de diciembre de 1946.
La efigie del Jefe del Estado en las monedas de curso legal en España, estuvo reservado, generalmente, para los reyes. Franco en fecha de 20 de enero de 1939, dijo en un discurso pronunciado en Burgos, “que la moneda es una expresión de la soberanía».
Pero no fue en la Ley de 18 de diciembre de 1946, donde se realizó por primera vez la mención de “Franco Caudillo de España”. Esta denominación tuvo lugar tras la exaltación de Franco a la Jefatura del Estado, el 1 de octubre de 1936, con el traspaso de todos los poderes del Estado, en un acto solemne que tuvo lugar en el Cuartel General de Burgos.
A su vez, hay que recordar, que Francisco Franco Bahamonde, ya había asumido los poderes del estado el 24 de julio de 1936 de la Junta de Defensa Nacional. La exposición de motivos del decreto de la Junta Militar que convertía a Franco en el representante personal del único poder efectivo de la España Nacional, decía literalmente “ la alta conveniencia de concentrar en un solo poder todos aquellos que han de conducir a la victoria final y al establecimiento, consolidación y desarrollo del nuevo Estado.
No podemos olvidar las emocionadas y responsables palabras que Franco pronunció ante sus compañeros de armas de la Junta Militar, que nos muestran la carga de responsabilidad que recibía de sus camaradas:
“Mi general, (dirigiéndose a Cavanellas), señores generales y jefes de la Junta: Podéis estar orgullosos; recibisteis una España rota y me entregáis una España unida en un ideal unánime y grandioso. La victoria está a nuestro lado. Ponéis en mis manos a España y yo os aseguro que mi pulso no temblará, que mi mano estará siempre firme. Llevaré la Patria a lo más alto o moriré en el empeño. Quiero vuestra colaboración”.
A consecuencia de ese decreto, sus camaradas de la Junta Militar, le nombraban a Franco, Jefe del Gobierno del Estado Español y Generalísimo de las fuerzas nacionales de tierra, mar y aire, reuniendo en él todos los poderes del nuevo Estado.
Ese poder recibido de una Junta Militar, tenía como precedente la dictadura del general Miguel Primo de Rivera (1923-1930). Lo expuesto y afirmado anteriormente, se saca del contexto de la entrevista que Franco realizó con un periodista portugués el 13 de agosto de 1936, en la que el General utilizó argumentos que justificaban el alzamiento y la toma del poder absoluto en la Junta Militar, similares a los utilizados por Primo de Rivera en 1923:
“El Directorio Militar llamará junto a él a los elementos que crea precisos para realizar la obra proyectada en el más breve plazo. Su administración estará a cargo de elementos técnicos y no políticos, ya que intentamos, y lo conseguiremos, transformar por completo la estructura de España. (…)”
Franco, utilizó formalmente el título de “Caudillo”, por vez primera, en el Boletín Oficial del Estado de fecha 28 de septiembre de 1937, que publicó una orden de la presidencia de la Junta Técnica del Estado por medio de la cual se instituía la “Fiesta Nacional del Caudillo”, de obligada conmemoración como fiesta en el territorio nacional.
Decía la citada Orden: “El 1.º de octubre próximo se cumple el primer aniversario del momento histórico en que, asumiendo por la Gracia de Dios y verdadera voluntad de España, los máximos poderes, fue solemnemente proclamado Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos Nacionales de Tierra, Mar y Aire, el Excmo. Sr. General D. Francisco Franco Bahamonde, Jefe Nacional de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. y Caudillo Supremo del Movimiento salvador de España”.
Posteriormente, se volvió a utilizar el término de Caudillo para denominar a Franco en el decreto de 31 de julio de 1939 que publico la promulgación de los «Estatutos de Falange Española Tradicionalista de las JONS», que se publicaron en el Boletín Oficial del Estado del 4 de agosto de 1939). En ese decreto, fusionaba la Falange Española de la JONS y el Comunión Tradicionalista en un partido único que definía en el art. 46 del citado decreto como “Movimiento militante inspirador y base del Estado español”.
En ese decreto, se definió jurídicamente al “Caudillo”:
“Art. 46.- El Jefe Nacional de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, Supremo Caudillo del Movimiento, personifica todos los valores y todos los honores del mismo. Como Autor de la Era Histórica donde España adquiere las posibilidades de realizar su destino y con él los anhelos del Movimiento, el Jefe asume, en su entera plenitud, la más absoluta autoridad. El Jefe responde ante Dios y ante la Historia.”
Tras la publicación del decreto de Unificación, se volvió a utilizar la denominación de Caudillo para referirse a Franco, como jefe supremo político militar en España en Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado» de 26 julio de 1947, aprobada por las Cortes que en el artículo 1º decía literalmente que se constituía a España como Reino, con la jefatura del Caudillo, con potestad para realizar la elección de su sucesor a título de Rey o de Regente:
Artículo 1.º. España, como unidad política, es un Estado católico, social y representativo que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino.
Artículo 2.º. La Jefatura del Estado corresponde al Caudillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos, D. Francisco Franco Bahamonde.
Esta ley fue sometida a Referéndum y aprobada por el 82% del pueblo español.
Posteriormente, Franco nunca volvió a utilizar jurídicamente el término Caudillo. La siguiente vez, fue a instancia de Juan Carlos, tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, que en el Boletín Oficial del Estado publicaba un Decreto-ley 15/1975 que disponía tres días de luto oficial en España, que decía literalmente, “Fallecido el Jefe del Estado, Caudillo de España y Generalísimo de los Ejércitos, Excelentísimo Señor Don Francisco Franco Bahamonde”.
Lo que vino despues ha sido mucho peor, pero este caudillo no hizo las cosas bien al beneficiar tanto a catalanes y vascos a costa de las demas regiones, y aun menos poniendo al Borbon