Una de las formas de destruir una sociedad es lo que está sucediendo en España con la propiedad privada puesto que los políticos están protegiendo y fomentando la ocupación de las viviendas. Y una prueba evidente de que son ellos los que la fomentan es decir, como han hecho Irene Montero o Yolanda Díaz, que la okupación no existe.
Mientras tanto podemos comprobar a nuestro alrededor cómo familias, desde la más humilde a la más rica, sufren un problema que cada vez va a más y que no sufrirán los que dicen que no existe, ya que viven en viviendas públicas o protegidos por miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Un caso muy mediático está siendo el del arquitecto Joaquín Torres. Torres, que tiene una casa okupada cuyo valor es un millón de euros, ha sufrido en sus propias carnes las injusticias promovidas por un gobierno criminal, como el que sufrimos en España. Y hasta tal punto es surrealista esta situación que, cuando intenta recuperar su domicilio cambiando las cerraduras, quien acaba en el calabozo es el cerrajero que iba a realizar el trabajo.
Y en esto, como en otras cosas, la sociedad española aletargada.