Los niños, niñas y niñes son del estado

No hace mucho comenté en “Canal 5 todo noticias de Julio García” el polémico informe SIUS, que no es más que el documento donde se ilustran los criterios y reglas que toman los servicios sociales con los menores edad, todo en un afán de cuidarlos y de darles la mayor seguridad posible. Nada más lejos de realidad porque leerlo con detenimiento produce vómitos: introduce el estrés familiar, los problemas no resueltos, si los padres no son conscientes de las necesidades de los menores (incluyéndose la pedófila ideología LGTBIQ+ que les enseñan en los centros educativos), la posibilidad de que cualquier tercero te denuncie ante la menor sospecha, el hecho de que los informes de malos tratos emocionales son emitidos sin supervisión y sin control judicial alguno, todo ello sin incluir los aspectos económicos de muchos padres que las pasan canutas por mantener a sus ya debilitadas familias, los menores pueden denunciar a sus padres, los centros educativos, junto a las administraciones públicas y judiciales llegan incluso a actuar contra los progenitores, denunciándolos por homófobos o tránsfobos, todo siguiendo la ley trans y de protección del menor, haciendo de los colegios auténticos campos de concentración nazis con derecho a la imposición de su ideología satánica, sí o sí, todo ello en un contexto donde, como dijo la ministra Alegría, entonces de educación, los menores de edad son propiedad del estado, en este caso de un estado fascista. La sorpresa de los oyentes fue mayúscula, pero mucho me temo que quedé corto.

Lo cierto del trasfondo del satanismo es la adoración por los niños, por su ingenuidad, su debilidad y su necesidad de amor y de protección, lo cual les hace especialmente vulnerables con quienes les predican todo lo contrario de sus diabólicas intenciones. La misma biblia satánica publicada en 1969 por Anton Le Bi señala que uno de los puntos álgidos de las misas de sus ritos es el sacrificio de los niños. Les aconsejo que se hagan una lectura muy detenida del primer libro, dado que los demás son de rituales no recomendables. Todo ello incluye otros delitos como el negocio de órganos, tal como se practica en China, y, como no, la violación y las prácticas sexuales. De hecho, una de las pretensiones de la leyes, vistas en las reducciones de condenas en la ley sí es sí de Irene de Montero, es permitir el sexo libre a partir de los 16 años y que estos menores tengan derecho a tener sus propias experiencias eróticas con incluso adultos, los cuales son considerados como personas que necesitan amor y necesitan tocar a menores para saciar sus deseos, una nueva orientación sexual como gays, lesbianas, trans y otros especímenes que ya forman parte de la jungla legal: criticarlos puede hacer que te denuncien porque atacas a su colectivo. ¡Manda cojones, mientras a los hombres se les retira la presunción de inocencia en los tribunales de justicia!

Sin entrar en otros aspectos más escatológicos como el modo de obtener el famoso adenocromo, la droga predilecta de los diabólicos multimillonarios satánicos, en las élites políticas, administrativas y económicas del planeta en el que vivimos (recomiendo que lo investiguen por la estrecha relación con la infancia), lo cierto es que las prisas de Pedro Sánchez por crear una cartera ministerial al servicio de los menores a cargo de Sira Rego es cuanto menos curioso, dado que esta parte de la población no es para nada protegida: en los centros educativos se les educan en sectas diabólicas, se les hormona y cambian los órganos sexuales con cirugía, con la total prohibición por parte de los psicólogos para intervenir, lo cual puede conducirlos al suicidio posterior, se introducen reglas nazis en el informe SIUS para que puedan ser retirados de sus padres si éstos no tienen cuidado y, si llegados al caso, se decide que lo mejor que es asuntos sociales se encargue de ellos porque la administración hace un trabajo fantástico y tiene mucha pasta para cuidarlos (no como los sufridos padres que tienen que soportar la dictadura de Perro Sánchez), siguen los problemas (siguiendo con las guías de orientación gubernativa, es de suponer que estas situaciones son correctas y no se pueden criticar, para no genera mala energía en la sociedad ni desconcierto).

Ya han saltado a la prensa varios casos en los que estos menores han sufrido abusos sexuales y han practicado la prostitución, como cuando el presidente del Congreso, Francine Armengol, estaba a cargo de la Comunidad Balear y varias menores los sufrieron. Evidentemente, para tapar sus porquerías (porque en esto la administración y quienes los dirigen son especialistas en el arte de camuflarse como si con ellos no fuese la cosa), son geniales. Nada de lo ocurrido a estas adolescentes ha trascendido y está claro que el cuidado dado por estos centros es mucho peor que el dado por sus familias, alejadas de sus padres y éstos con acceso legal completamente prohibido pues les ha retirado la patria potestad, del mismo modo que hacían dictadores como Hitler o Stalin.

Otro caso es el narrado por el director de Justicia poética, en el que una joven de 15 años ha sufrido agresiones sexuales, le ha elegido como su abogado para que la defienda y no hay manera de que pueda visitarla ni hacerse cargo de su caso, en el que fue llevaba a un hospital tras el episodio y se encuentra encerrada, privada de libertad, mientras el violador sigue en libertad sin que sea posible ni procesarlo ni investigarlo, todo ello con la negativa de respuesta por parte de la consejera de asuntos sociales de Asturias e incluso su mismo presidente. Todo queda conducido a un proceso administrativo interminable, la trampa perfecta para quienes deseen investigar las acciones delictivas de la administración española. No podemos olvidar que la ley en España no es igual para todos. Si ellos delinquen no pasa nada, no se aceptan las querellas, las cuales son archivadas, las noticias sobre estos escándalos con censurados por Newtral, de Ana Pastor y las redes sociales y luego, como no puede ser de otro modo, todo pasa al olvido. Después de todo los españoles tienen demasiados y crecientes problemitas para sobrevivir como para pensar que el gobierno español sigue la ruta de la política de descuido y destrucción de la infancia: comenzaron por la familia, la cual ya se cargaron, y ahora le toca a su descendencia, al estilo MK ultra, en el que los que sobrevivan a las vacunas y otras maldades a buen seguro serán fieles súbditos de la nueva religión de la agenda 2030: el satanismo.

¿Es consciente la nueva ministra de esta realidad o sigue en la misma línea, haciendo realidad principios religiosos satánicos, cayendo en la trampa de que lo mejor es el comunismo y que ya va siendo hora de dar una vuelta de tuerca en la historia para erradicar el patriarcado, todo de la mano, con ideologías mezcladas, confundidas y justificativas de la privación de derechos al estilo puramente fascista? ¿Por qué Francine Armengol no aclara este asunto, o es que los cuidados de la infancia son menos importantes que sostener a un mafioso en la Moncloa que se vende por siete miserables votos, aunque haya que amnistiar a una horda de delincuentes? Empiezo a tener claro que la justicia en España sirve a los criminales de altos vuelos, enganchados a políticos y protegidos por ellos y por quienes sostienen la diabólica ideología de muchos partidos políticos. Es así como se van imponiendo los principios del satanismo, como éstos se van introduciendo en las normas, en los despachos oficiales y se protegen a los que cometen estos gravísimos delitos que ni tan siquiera se persiguen.

Si ni los niños ni adolescentes están protegidos tampoco lo estamos los demás sectores de la sociedad. No hay nada más cruel y detestable que hacerles daño, porque para eso, digámoslo claro, hay que ser un auténtico demonio. Lo malo es que, según se desprende del vídeo que me inspiró este artículo, las autoridades parecen protegerlos. ¿Qué reciben a cambio de tantos favores a esta horda de malvados demonios?