Por Alfonso de la Vega
Érase una vez un reino de leyenda, muy, muy lejano, donde todo estaba al revés y mil cosas podían pasar. Los viejos cronicones cuentan sucesos indecibles y en todo caso increíbles. Se rumoreaba que determinados jueces o sus maridos o sus amantes tenían cuentas secretas en paraísos fiscales con millones de dólares y denunciadas con todo lujo de detalles, cifras, fechas, números de cuenta o identificación, pero nadie se dignaba desmentír asunto tan grave o pernicioso para la higiene pública y credibilidad del reino. Ni menos, caso de ser cierto, se ponía de patitas en prisión luego de arrancarles togas y puñetas a los presuntos corruptos beneficiarios de las supuestas suculentas mordidas por prevaricación o sentencias subastadas.
Y lo raro no sólo era ya la curiosa aplicación de la Justicia. En aquel bendito reino las leyes eran fijadas a pachas entre las autoridades monárquicas y las abundantes y enriquecidas bandas de delincuentes, ex terroristas, golpistas, desfalcadores, santiguadores de bolsillos, forajidos, vendedores de telas invisibles, madames, hampones, jaques y gente del bronce en general. Los delincuentes y bandoleros exigían muy llenos de razón que se pusiese o quitasen tal cosa del código penal que pudiera estorbar su presente granjería o futuras fechorías. Y así lo obedecían sin demora las heroicas autoridades del reino. En caso necesario, se perdían pruebas comprometedoras o se aplazaban juicios para no perjudicar a las bandas delictivas implicadas.
Poco antes de venirse abajo se había logrado que fuera el reino con menos delitos del mundo, si bien es verdad que tan elevado mérito era debido a que los propios delincuentes decidían qué lo era o no a su conveniencia con el beneplácito de las virtuosas y pundonorosas autoridades. Si nada es delito, no hay delincuentes. Ingenioso. Y si algún equipo de corchetes era eficaz contra el tráfico de drogas, se disolvían los corchetes.
Las mismas bandas extractivas cobraban del producto del expolio del pueblo indefenso y cada vez más entontecido e incapaz de reaccionar, de modo que cualquier rufián o hampón podía alcanzar lo más alto de la cucaña a través de sus méritos e ir subiendo mediante logros o trienios en el escalafón. El virtuoso joven virginal, de espíritu puro y pensamientos elevados, disfrutaba de un buen pasar y vejez asegurados cuando se iniciaba en los arcanos de los partidos. Ante él se desplegaba la carrera completa de formación profesional, con prácticas dentro de la cofradía: de jorgolino a trainel. Luego, tras varios grados intermedios y previa oportuna iniciación, a jaque. Se debe probar coraje y desenvoltura para la causa. Y ya demostrada la valía el jaque puede devenir en jaquetón. O jayán: el que era respetado por todos los demás. Con la globalización del crimen, la picaresca terminó perdiendo su típico sabor local.
Pero en ese disparatado reino de leyenda todo era al revés. No se sabe si tal literatura era conocida allí pero el caso es que en muchas cosas se imitaban las famosas Novelas ejemplares del ilustre escritor don Miguel de Cervantes. Así, el Rinconete y Cortadillo, o La Española inglesa o El Coloquio de los perros. Sin olvidar las de un satírico Quevedo o de un prudente Gracián, por citar varios sabios autores de un conocido reino vecino. La virtuosa reina consorte con su paga va haciendo unos ahorrillos, gasta en trapitos y arreglos del pellejo. También gasta infinidad de amantes, incluso de jovencita ya apuntaba maneras ilustrando para la posteridad todo un pasado barroco que haría sonrojar a la Celestina o a la tía fingida. Cuentan que cuando andaba de novia principesca se beneficiaba a más de media docena la vez de modo que si abortaba ignoraba quién era el padre. Su sufrido marido, un imbel de sexualidad dudosa según unos historiadores, o bien un emboscado traidor cómplice según otra historiografía menos complaciente, practicaba el no ver, no oír, no hablar, hasta que el viejo tinglado se derrumbara corroído por la corrupción. Era como un adorno muy caro y delicado pero que estorba y no sirve para nada. Pero según los más alabanciosos formaban una familia ejemplar y muy unida, eso sí, cada uno se lo montaba por su lado.
El destartalado reino estaba hecho unos zorros y en peligro cierto de terminar en pepitoria, como así pasó. Todo allí era un despropósito imposible que no fuese premeditado. Como había sequía se destruían presas y sistemas hidráulicos. Si el problema era el rollo ese del efecto invernadero, pues se incendiaban bosques o se talaban árboles y a otra cosa, mariposa. Si había que ahorrar energía, se fomentaba el eléctrico cochecito leré o cualquier otro artefacto energético termodinámicamente fláccido o achacoso. Las «feministas» palaciegas favorecían a los violadores. Pese las trampas para disimularlo de los registradores y escribanos había mucho desempleo, ergo allí se colaba todo el que quería para trincar, merodear o vivir de la sopa boba.
Para colmo, los soberbios Monopantos campaban a sus anchas, especulando, generando carestías y hambrunas, poniendo y quitando validos y consejeros títeres. Y calculando cómo y cuando repartirse los despojos. En confesión de uno de ellos registrada por un valiente cronista llamado Quevedo:
«Ha considerado esta sinagoga que el oro y la plata son los verdaderos hijos de la tierra que hacen guerra al Cielo… el dinero es una deidad de rebozo que en ninguna parte tiene altar público y en todas tiene adoración secreta; no tiene templo particular porque se introduce en los templos. Es la riqueza una seta universal en que convienen los más espíritus del mundo, y la codicia, un heresiarca bienquisto de los discursos políticos y el conciliador de todas las diferencias de opiniones y humores…
No tenemos ni admitimos nombre de reino ni de república, ni otro que el de Monopantos: dejamos los apellidos a las repúblicas y a los reyes, y tomámosles el poder limpio de la vanidad de aquellas palabras magníficas; encaminamos nuestra pretensión a que ellos sean señores del mundo y nosotros de ellos. Para fin tan de lleno de majestad no hemos hallado con quien hacer confederación igual, a pérdida y a ganancia, sino con vosotros que sois los tramposos de toda Europa. Y solamente os falta nuestra calificación para terminar de corromperlo todo, la cual os ofrecemos plenaria, en contagio y peste, por medio de una máquina infernal que contra los cristianos hemos fabricado los que estamos presentes…hemos inventado una contratriaca para encaminar al corazón los venenos, cargando sobre las virtudes y sacrificios, que se van derechos al corazón y al alma, los vicios y las abominaciones y errores, que, como vehículos, se introducen en ella. Si os determináis a esta alianza, os daremos la receta…»Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado… Hasta aquí hemos llegado.
Estimado Alfonso:
La noticia que enlazo ratifica que ese reino tan lejano… no lo está tanto.
En febrero de 2023 formulé denuncia penal por presuntas cuentas en el extranjero de Manuel Marchena (presidente de la Sala 2ª del TS) y Jesús Alonso Cristóbal (fiscal jefe de la AN).
El Tribunal Supremo acaba de inadmitirla, y de paso me propone para multa por temeridad (hasta 6.000 €), por no haber aportado más pruebas que los enlaces a las páginas web donde aparece esa profusa información de las cuentas (fecha, importe, números, titulares, etcétera.)
Pretende el TS ignorar el art. 264 LECrim que obliga a todos a denunciar los delitos que conozcamos de modo indirecto, y sin necesidad de probarlos.
Kafkiano.
https://www.lne.es/gijon/2024/03/24/gijones-investigado-denunciar-base-juez-99889856.html
Estimado Galo:
Pues sí, es tamos en un mundo al revés. El delito se blinda contra la Justicia.
Espero que no salga mal librado por intentar cumplir con un deber ciudadano. Ya nos advertía Quevedo que «donde no reina la Justicia es un gran peligro tener razón».
Muchas gracias por el comentario.
Saludos
Alfonso
Estimado Alfonso:
Gracias a usted por el artículo. Hacía mucho tiempo que no me reía a mandíbula batiente, como leyendo su excelente artículo, y muy especialmente cuando llegué al apartado dedicado a la «reina consorte».
El humor es un arma invencible.
Un abrazo.
Estimado Galo, me alegro muchos le haya gustado. Y sí que es verdad que el humor y la ironía resultan armas formidables.
Otro,
Alf
Nos quieren llevar al huerto de Sevilla como a Quevedo,cuanto más deformes y frikis peores son.
Creemos que B.Fullford es el que más se aproxima a la verdad:
La mafia jázara está planeando un holocausto para el 8 de abril; será detenido
La mafia jázara está planeando un holocausto o asesinato en masa en el corazón cristiano de Estados Unidos el 8 de abril. Todo el evento del eclipse solar del 8 de abril ha sido rastreado forénsicamente hasta el culto a la muerte de Jabad (mata al 90% de la humanidad y esclaviza al resto).
Nuestras fuentes en la Fuerza Espacial de EE. UU. nos dicen que el KM planea utilizar armas basadas en satélites de la era Reagan, aviones guiados por láser y otros métodos para matar a tantas personas como sea posible como ofrendas quemadas a Moloch, también conocido como Satán. El símbolo utilizado por el culto Moloch es la insignia oficial del satánico gobierno nazi de Ucrania.
Se detendrá el holocausto planeado para este sacrificio. La agencia espacial estadounidense y el ejército de sombrero blanco derribarán estos satélites y otras armas si se despliegan.
Además, Jerusalén, Ginebra, Kiev y la base antártica noruega serán arrasadas por misiles nucleares intercontinentales si cometen asesinatos en masa en el corazón de Estados Unidos, prometen fuentes de la Fuerza Espacial de Estados Unidos.