viernes, noviembre 22, 2024
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La psicopatocracia de Españistán

Hay españoles que todavía se creen que viven en una DEMOCRACIA (gobierno del pueblo). Son esos que votan al PPSOE “para que todo siga bien”. Descansen en paz.

Otros piensan que viven en una PARTITOCRACIA (gobierno de los partidos). Estos están desencantados de “los de siempre”, porque saben que son una banda de gangsters. Votan a partidos nuevos, tipo Podevox, cuyas perjuras y fútiles promesas necesitan creer. De jóvenes vieron a Spiderman y el Capitán América, y saben que no son personajes de ficción.

Sin embargo, cada vez hay más personas convencidas de que viven en una CLEPTOCRACIA (gobierno de los ladrones). Saben que la inmensa mayoría de los políticos de todos los partidos se apuntan a ese gremio para hacer caja y obtener privilegios, y que su pose y discurso es puramente instrumental, para engaño de incautos. Los ciudadanos que así piensan tienen unos básicos conocimientos de la naturaleza humana, y creen que todos son como ellos. Porque ellos, si tuviesen la posibilidad de hacerse ricos sin esfuerzo, lo harían. Estos suelen votar al partido en el que milita un amigo, que les ha prometido una sinecura si alcanza un “carguito”.

Unos pocos españoles, muy pocos, se apuntan a creer que vivimos en una PLUTOCRACIA (gobierno de los ricos). Bastante bien informados, saben que esos chorizos que ocupan los puestos visibles del poder, no son más que marionetas en manos de otros, los multimillonarios globalistas, que los sobornan para lograr sus fines. Los ciudadanos que así piensan, saben que el dinero es el móvil fundamental de las marionetas, pero ingenuamente suponen que también lo es de los titiriteros globócratas que las manejan. Estas personas, por convicción, se abstienen de votar. Saben que no tiene importancia que ganen unos u otros, porque en última instancia, todos obedecen a los mismos. 

Finalmente se cuentan con los dedos de una mano los que saben que, en realidad, y al margen de las apariencias, vivimos en una PSICOPATOCRACIA (gobierno de los psicópatas). Estos escasos ciudadanos, lejos de votar, luchamos con todas nuestras fuerzas para acabar con el sistema en su conjunto, porque sabemos que no hay institución que se salve. Tanto los funcionarios fieles al poder, que obedecen órdenes ilegales para conservar su puesto, como las mal llamadas autoridades que imparten esas órdenes, igual que los multimillonarios que planifican las agendas de genocidio y depauperación de donde vienen esas órdenes, todos, sin excepción, son psicópatas. Es decir, individuos insensibles al dolor ajeno, sin principios morales ni éticos, a los que la opinión ajena sólo les preocupa de un modo utilitario. Lo único que de verdad les importa es su satisfacción perentoria. 

Dadas las circunstancias adecuadas, podrían dispararle a usted a la cabeza, y disfrutar a continuación de una cerveza fría, sin remordimiento alguno. 

No me cabe la menor duda de que cualquiera de esos desalmados policías de Ferraz, puesto en el lugar de Perro Sánchez, cometería las mismas aberraciones que él, o más. Sólo depende del precio, que no tiene por qué ser en dinero. 

Porque los globócratas multimillonarios no lo hacen por dinero. Ese lo tienen todo. Lo hacen por otros intereses mucho más oscuros e inconfesables, que la mayoría de las personas se negarían a creer, aunque lo vieran con sus propios ojos. La abyección del psicópata no tiene más límite que su imaginación. Y la normalidad lo aburre soberanamente.

En suma, un psicópata es esa persona que puede decir, completamente en serio, aquella chanza de Groucho Marx, de que “estos son mis principios, y si no le gustan tengo otros”.

Mientras no veamos la realidad del problema, es decir, que tenemos en todos los puestos de poder a una cohorte de psicópatas, ninguna solución que adoptemos puede ser eficaz. 

Falta muy poco para que ya sea tarde para descubrirlo. Y para entonces de nada nos valdrá llamar a Spiderman, Feijóo o Abascal.

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