viernes, diciembre 12, 2025
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Estallan nuevos casos de acoso en el PSOE, un partido podrido hasta la médula

Un nuevo golpe demoledor para la ya maltrecha imagen del Partido Socialista Obrero Español (PSOE): un escándalo de acoso ha estallado este mediodía en las páginas de ABC, revelando la cara más sórdida de un alcalde socialista en Córdoba. Francisco Luis Fernández Rodríguez, regidor del PSOE en Belalcázar, un pueblo de la comarca del Guadiato, ha sido pillado enviando mensajes de WhatsApp cargados de vulgaridad y depredación a una de sus subordinadas en el Ayuntamiento. Pero ayer mismo, el senador y alto cargo de la Ejecutiva Federal, Javier Izquierdo, dimitía de todos sus puestos tras una denuncia por acoso en el canal interno del partido. ¿Coincidencia? No, señores: es el patrón de una organización que, bajo la batuta de Pedro Sánchez, ha convertido el machismo en su seña de identidad, traicionando a pulso su supuesto feminismo de postureo.

Imaginemos la escena: un alcalde de 59 años, con diez años de poder absoluto en un rincón olvidado de Andalucía, acosando sin pudor a una trabajadora a la que debería proteger. Según la investigación de ABC, todo empezó en marzo de 2023 y se prolongó hasta los primeros meses de 2025. Mensajes como «¿Me dejas que te lo coma para ver si se me empina?» o «Te tengo muchas ganas, echas de menos una buena comida de almeja» no son meros chistes, son agresiones digitales que humillan y aterrorizan. Fernández no se conformó con palabras: envió fotos de su cuerpo semidesnudo, con frases como «Ves, estoy solo» o «Estoy solito en el ayunta». Y cuando la víctima insinuó contárselo a su esposa, el socialista respondió con cinismo: «No me deja, la tuya está más fresca y más tierna, no te vas a arrepentir, no pido mucho». ¿Esto es el PSOE de la igualdad? ¿Esto es el partido que nos vendió el «Yo sí te creo» como mantra sagrado? Patético.

El propio Fernández, en una entrevista con ABC este mismo jueves, no negó los hechos: admitió un «tonteo» por WhatsApp durante «dos o tres meses», pero lo despachó como algo «puntual» y «olvidado». Cambió de móvil, dice, y ya está. Pidió encarecidamente que no se publicara la noticia porque «estoy a punto de prejubilarme y me iba a quitar de en medio y ahora por esta tontería». Tontería, dice el tiparraco.  Y el PSOE, ¿qué hace? ¿O es que en Ferraz ya no queda sitio para más esqueletos en el armario?

Pero volvamos a ayer, 11 de diciembre, cuando el castillo de naipes socialista se tambaleó un poco más. Javier Izquierdo, senador por Valladolid, exdelegado del Gobierno en Castilla y León y secretario de Estudios y Programas en la Ejecutiva Federal –uno de los fieles de Sánchez desde 2017–, presentó su dimisión irrevocable de todos sus cargos. La excusa oficial: «motivos personales y profesionales». La realidad, adelantada por elDiario. es y confirmada por múltiples fuentes: una denuncia por acoso sexual registrada en el canal antiacoso de Ferraz. Izquierdo, ese «sanchista» de manual, se une así a la nómina de parias del PSOE: Francisco Salazar, Antonio Navarro, José Tomé… Es el quinto en caer en esta ola de vergüenza que azota al partido desde hace semanas. Dimitió vía X, con un tuit lacrimógeno: «Tras años en cargos públicos y orgánicos de mi partido, he comunicado a la dirección federal mi renuncia como miembro de la CEF y también como senador. Lo hago para afrontar otras tareas profesionales y personales seguro de que habrá quien lo haga mejor». ¿Mejor? No, Izquierdo: lo que hace falta es justicia, no más excusas.

Javier Izquierdo junto a Pedro Sánchez

Este doble zarpazo –el obsceno Fernández en Córdoba y el huidizo Izquierdo en Madrid–es el síntoma de una cultura tóxica enquistada en el PSOE. Un partido que se pavonea con leyes de igualdad y campañas contra la violencia de género, pero que en privado permite que sus machos alfa cacen a sus presas con impunidad. ¿Dónde está Pedro Sánchez, el mesías feminista que prometió regeneración? Escondido, como siempre, mientras su Ejecutiva se desangra en denuncias. El PSOE no es víctima de un «Me Too» tardío; es el verdugo de sus propias mujeres.

Basta ya de cinismo. El PSOE debe asumir dimisiones en cascada, investigaciones independientes y, sobre todo, un mea culpa público que no sea postureo. Si Sánchez no asume su responsabilidad, que dimita él también.

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