miércoles, diciembre 10, 2025
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El CNI está en plena campaña de incorporación de personal, por «nuestra seguridad», con récord de solicitudes y marcada también por el «agendismo»

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el servicio secreto español, ha intensificado su campaña de reclutamiento. Con más de 4.000 candidatos evaluados solo en lo que va de año, el organismo ha desplegado un proceso de selección que incluye entrevistas discretas en prácticamente todas las provincias de España. Esta iniciativa no solo busca paliar el relevo generacional, sino también diversificar el origen geográfico y étnico de su plantilla.

La generación nacida en los años 60, conocida como ‘boomers’, representa una parte significativa de la actual plantilla del CNI, especialmente en su cuadro directivo. La directora del centro, Esperanza Casteleiro, cumple 69 años este mes, y la media de edad en los altos mandos es notablemente superior a la de agencias homólogas como la CIA o los servicios de inteligencia de Francia y Alemania, que ya han completado procesos de refresco similares. Esta oleada de retiros, que afecta a ministerios y servicios públicos en general, obliga al CNI a actuar con urgencia para evitar vacíos en la experiencia operativa y analítica.

Con una plantilla de alrededor de 3.500 empleados –cuatro veces inferior a la del MI6 británico, tres veces más pequeña que la de la DGSE francesa o el BND alemán, y casi la mitad de la del CSIS canadiense–, el CNI no prevé un aumento sustancial en su tamaño. Sin embargo, la salida de veteranos en áreas clave como inteligencia humana (HUMINT), contrainteligencia y operaciones especiales podría comprometer su capacidad de respuesta ante amenazas híbridas y cibernéticas. En un solo evento reciente, se realizaron 1.352 entrevistas en una semana.

Para hacer frente a esta situación, el CNI ha introducido dos novedades clave en su estrategia de reclutamiento. En primer lugar, las entrevistas ya no se limitan al departamento de Recursos Humanos: los jefes de las secciones relevantes participan directamente en los encuentros discretos, asegurando una evaluación más precisa y alineada con las necesidades específicas de cada área. En segundo lugar, el proceso se ha descentralizado geográficamente, con citas programadas en casi todas las provincias españolas.

El reclutamiento es continuo y heterogéneo, similar a un concurso-oposición con pruebas reservadas y cribados exhaustivos. Los candidatos provienen de ferias de empleo, universidades, «señaladores» (colaboradores externos) y, sobre todo, la web oficial del CNI, donde se pueden enviar currículos actualizados. El proceso puede extenderse hasta ocho meses e incluye un riguroso control de seguridad: revisión de antecedentes, entorno familiar, intereses y filiaciones políticas. Una vez seleccionados, los nuevos agentes reciben una formación interna de varios meses para adaptarse al entorno clasificado.

Según la página oficial del CNI, los requisitos generales para postularse incluyen nacionalidad española, titulación mínima según el subgrupo (desde ESO para auxiliares hasta grado o licenciatura para puestos superiores), no tener inhabilitaciones previas y obtener un informe favorable de seguridad. El portal de empleo permite seleccionar perfiles específicos y actualizar solicitudes automáticamente, facilitando el acceso a oportunidades en 12 sectores principales.

Los perfiles más demandados responden a la evolución de las amenazas: civiles con expertos en tecnologías digitales, informáticas, telecomunicaciones y ciberseguridad. También se buscan analistas, profesionales con experiencia en misiones especiales y personas capaces de obtener información en escenarios diversos. En áreas operativas como seguimientos, contrainteligencia o colocación de dispositivos, la mayoría de los candidatos proceden de Fuerzas Armadas y cuerpos policiales, aunque se está reduciendo el porcentaje militar heredado del antiguo CESID (refundado en 2002).

La web del CNI detalla las especialidades clave:

Especialidad Descripción Requisitos clave
Inteligencia Obtener, evaluar e interpretar información para proteger intereses nacionales y prevenir amenazas. Titulación universitaria; habilidades analíticas.
Operativa Recopilar datos mediante técnicas y procedimientos especializados. Experiencia en misiones; tolerancia a presión.
Tecnología (TIC) Desarrollar y mantener sistemas seguros; investigación en ciberdefensa. Conocimientos en IT, encriptación (ej. cuántica).
Seguridad Proteger instalaciones, personas e información contra amenazas. Formación en protección; procedencia militar/policial.
Traductores e Intérpretes Manejar idiomas de interés geopolítico; corrección lingüística. Dominio de lenguas diversas (asiáticas, magrebíes, etc.).
Servicios Corporativos Soporte en administración, jurídico, financiero, sanitario o infraestructuras. Titulación media; habilidades prácticas (ej. carpintería).

El verdadero talón de Aquiles del CNI no es la jubilación boomer, sino su desequilibrio operativo. Mientras alerta de «crecientes amenazas», como el espionaje ruso y ciberincidentes récord, sus recursos se diluyen en la «contrainteligencia» que, en la práctica, significa más tiempo espiando a españoles que combatiendo a potencias hostiles. Una agencia amparada en leyes de secretos que permiten misiones «alegales», pero que falla en la coordinación europea contra amenazas globales. Los críticos argumentan que este enfoque paranoico interno –único en la UE al monopolizar inteligencia doméstica y exterior– no solo erosiona libertades civiles, sino que debilita la respuesta a riesgos reales.

 

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