miércoles, diciembre 10, 2025
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Muere Robe Iniesta, líder de ‘Extremoduro’, a los 63 años de edad

El mundo del rock en lengua hispana despierta este miércoles con una noticia devastadora: Roberto Iniesta Ojea, conocido universalmente como Robe Iniesta, líder y voz inconfundible de Extremoduro, ha fallecido a los 63 años de edad. La confirmación llegó en un escueto comunicado de su agencia de comunicación, Dromedario Récords, que no detalló la causa exacta de la muerte, aunque el músico extremeño arrastraba serios problemas de salud desde hace un año. Su partida se produce apenas un día después del fallecimiento de Jorge Martínez, líder de Ilegales, sumiendo al rock español en un duelo colectivo que muchos han calificado de «semana trágica».

Nacido el 16 de mayo de 1962 en Plasencia (Cáceres), Robe Iniesta creció en un entorno humilde que marcaría su obra para siempre. Abandonó los estudios en tercero de BUP para trabajar junto a su padre y en un puesto de chucherías, pero a los 20 años ya escribía canciones que destilaban crudeza y lirismo. Influenciado por bandas como AC/DC y Leño, formó su primer grupo, Dosis Letal, antes de fundar Extremoduro en 1987 junto a un puñado de amigos en Plasencia. El nombre de la banda, que evoca la dureza extrema de la región extremeña, se convirtió en sinónimo de un rock visceral, poético y sin concesiones.

Extremoduro irrumpió en la escena con una maqueta autoproducida, Rock transgresivo (1989), que se distribuyó de mano en mano en Extremadura. Tras firmar con sellos como Avispa Music y DRO (filial de Warner), la banda navegó por una «era del caos» en los 90, con cambios constantes de formación y un sonido que fusionaba hard rock, punk y letras confesionales. Álbumes como Somos unos animales (1991), Deltoya (1992), ¿Dónde están mis amigos? (1993) y Pedrá (1995) forjaron su culto underground. El punto de inflexión llegó con Agila (1996), grabado en el año de la muerte de su padre, que catapultó a Extremoduro al mainstream con himnos como «Si te vas» y «So payaso».

La década de los 2000 consolidó su estatus legendario. Discos como Canciones prohibidas (1998), Yo, minoría absoluta (2002), La ley innata (2008), Material defectuoso (2011) y Para todos los públicos (2013) –este último número uno en las listas españolas– exploraron temas de amor, locura y redención con una poesía cruda que Robe definía como «transgresiva y dionisíaca». En 2001, formó el supergrupo Extrechinato y Tú con Iñaki «Uoho» Antón (Platero y Tú) y Fito Cabrales (Fito & Fitipaldis), para musicalizar la poesía de Manolo Chinato en Poesía básica, un tributo que vendió miles de copias. En 2006, cofundó la discográfica Muxik, apoyando a bandas emergentes como Inconscientes.

Paralelamente a Extremoduro, Robe desarrolló una prolífica carrera solista. Su debut, Lo que aletea en nuestras cabezas (2015), fue seguido por Destrozares, canciones para el final de los tiempos (2016), Mayéutica (2021) y Se nos lleva el aire (2023). Giras como Bienvenidos al temporal (2017) y Ni santos ni inocentes (2024) llenaron pabellones, aunque la de despedida de Extremoduro, anunciada en 2019 para 2020, se canceló en 2021 por tensiones internas y la pandemia de COVID-19. «Extremoduro ya se perdió, forma parte del pasado», declaró Robe en 2023, cerrando así una etapa de más de tres décadas.

Fuera de la música, Robe era un humanista autodidacta. Estudió Gramática y Ortografía por la UNED y publicó la novela El viaje íntimo de la locura (2009), que agotó 10.000 ejemplares en una semana. Sus letras, cargadas de filosofía callejera, le valieron reconocimientos como la Medalla de Extremadura (2014), las Cerezas de Oro (2024) por su promoción del Valle del Jerte y, póstumamente, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2024). En junio de 2024, una campaña impulsó su candidatura al Premio Cervantes por su «poesía transgresiva».

La salud de Robe se resintió gravemente en los últimos años. En noviembre de 2024, fue diagnosticado de un tromboembolismo pulmonar, una afección grave que obstruye los vasos sanguíneos de los pulmones. Él mismo lo anunció en un mensaje público, explicando que debía guardar «reposo absoluto» para no comprometer su vida. Aquello forzó la cancelación indefinida de los conciertos finales de su gira Ni santos ni inocentes en Madrid, alejándolo del foco mediático desde entonces. Aunque se recuperó lo suficiente para seguir componiendo, el comunicado de su muerte no precisa la causa, dejando entrever posibles complicaciones derivadas de esta dolencia. Fuentes cercanas indican que Robe luchó en silencio, fiel a su estilo discreto y estoico.

El fallecimiento de Robe ha desatado una ola de tributos que trasciende generaciones. Su agencia lo despidió como «el último gran filósofo, el último gran humanista y literato contemporáneo de lengua hispana, y al cantante cuyas melodías han conseguido estremecer a generaciones». «Es unánime: todo el que ha tenido la suerte de trabajar con Robe reconoce ser mucho mejor profesional y persona después», añadieron, firmando «la nota de prensa más triste de nuestra vida». Anunciaron que en los próximos días se revelará el lugar y hora de un homenaje en Plasencia, su ciudad natal, de la que era hijo predilecto.

Robe Iniesta no era solo un roquero; era un poeta de las entrañas, un cronista de la marginalidad que elevó el rock español a la categoría de arte mayor. Con más de 20 discos entre Extremoduro y su obra solista, vendió millones de entradas y dejó himnos como «Ama, ama, ama y ensancha el alma», «Si te vas» o «Dulce introducción al caos» que siguen sonando en garitos y estadios.

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