viernes, noviembre 22, 2024
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Europa no es África, aún

Artículo de Alfonso de la Vega

Europa no es África aunque la mayoría de sus dirigentes actuales parecen empeñados en que lo sea. África no sé si empieza o no en los Pirineos pero desde luego no cabe en Europa. O, simplemente, de seguir así Europa será otra África llena de negros y moros sustitutos de la población blanca autóctona creadora de civilización y sin recursos naturales.

Entre unas cosas y otras aquí no parece que se esté prestando atención suficiente por su gravedad a las invasiones que están teniendo lugar en Italia y España especialmente en sus islas más próximas a los orígenes de la amenaza, como Lampedusa o nuestras Canarias.

La situación ya es insoportable. E imposible de integrar como pretende la demagógica propaganda globalista y multiculturalista oficial. No se pueden recibir miles de invasores a diario sin que nada se resienta ni la situación termine reventando de modo violento. Es imposible y cuanto más tiempo pase en intentar revertir este proceso destructivo peor y más costoso va  resultar hacerlo.  Claro que, visto lo visto, a lo peor lo que se pretende es crear el caos para provocar un grave conflicto social abierto por la necesaria defensa de la sociedad europea contra invasores, hordas e inadaptados. El famoso esquema revolucionario: “Acción, reacción, solución.” 

La insoportable invasión en Lampedusa

En los últimos días en la pequeña isla italiana de Lampedusa se ha producido una invasión de varios miles de negros y moros en edad militar que supera mucho en número la propia población residente en la isla. Hace poco hubo que trasladar a otros lugares de España más de mil invasores africanos que casi habían colapsado la pequeña isla canaria de Hierro.

Y Alemania ya ha dicho que no va recibir más africanos. Ante la gravedad de lo que ocurre la Meloni ahora va y dice que va a tomar medidas contundentes con o sin la UE. Creer en que la UE intente solucionar ninguno de los problemas que crea con su terrible política contra los pueblos europeos es ya una quimera. Esperar a Bruselas es como el que tiene un tío en Alcalá. Además, en un alarde de ingenuidad digna de mejor causa, la Meloni ha invitado a la comisaria jefa Úrsula “Von Trinken” a que compruebe ella misma in situ las fechorías que promueve como bien aplicada agente del NOM. Es la política nefasta de la UE la que está provocando y agravando el problema atacando los legítimos intereses de las sociedades de sus naciones miembros e impidiendo que se defiendan.

Sin embargo, durante su visita a Lampedusa con la Meloni a la comisaria jefa no le ha quedado más remedio que reconocer que “necesitamos parar la inmigración ilegal”. O sin más eufemismos, la invasión.  A la comisaria específica del ramo, muy preocupada, la hemos visto haciendo calceta durante una de las sesiones estupefacientes del parlamento europeo. Con su sonrisa cínica lobuna la comisaria echó la culpa a las mafias. Aunque naturalmente no a la que la puesto a ella en lo alto de la cucaña de la UE, ligada presumiblemente a las otras. También sostuvo muy puesta de razón que habría que “aumentar la vigilancia por tierra, mar y aire en el Mediterráneo”. Luego recetó muy hipócrita filantrópica cara dura como es ella que los invasores fuesen repartidos como los pobres subastados de Plácido o los violentos invitados a la cena caritativa de Viridiana.

Estupendo lo de la vigilancia pero según para qué. Si es para recoger en alta mar y transportar hasta la costa a los invasores más cómodamente o bien por el contrario, para reprimir el tráfico humano impidiendo su entrada en las aguas territoriales respectivas. Existe el problema de la pérdida de soberanía nacional por la deuda odiosa, pero tampoco nuestros próceres hacen nada para evitarlo actuando como cómplices no reprimiendo la invasión e incluso intentando justificarla ante el populacho votante que, a diferencia de esos mismos felones que la provocan, no tardará en verse gravemente afectado por ella. Y no me refiero solo a la población más directamente implicada.

Con muy buen criterio la Meloni advirtió que «El futuro de Europa depende de la capacidad de resolución del problema de la inmigración».  Ahora bien, si se tiene tan claro el diagnóstico sobre un asunto tan importante es preciso aplicar la terapia necesaria para combatir el mal. Y lo de ayudar en el origen para favorecer el desarrollo local sin duda está muy bien pero el caso es que, por ejemplo, el reino de Marruecos dedica un 4% de su presupuesto a armarse hasta los dientes y amenazar a España.

La justificación de moda es que la invasión es consecuencia de que en África hay desastres naturales. Cosa que desde luego no explicaría que muchos lleven esperando la oportunidad para la burlar las fronteras desde hace tiempo, ni que los invasores sean todos hombres en edad militar. Según esa explicación en realidad más bien estas serían gentes cobardes y desaprensivas que estando en perfectas condiciones físicas abandonan mujeres y niños a su suerte en vez de quedarse a reconstruir sus pueblos tras los desastres producidos sean estos o no naturales.

Pero la capacidad de devastación social de los medios de manipulación de masas sigue siendo terrorífica, inoculando su veneno mental de pasotismo suicida e idiotización del populacho que no se defiende. No obstante, parece ser que las víctimas más inmediatas de la invasión están empezando a reaccionar comprobada la inoperancia cómplice de las instituciones. 

Debiera ser evidencia de razón que las fronteras deben ser respetadas que para eso estaban al menos antes instituciones nacionales como la Armada y el Ejército, aunque en estos tiempos posmodernos y gracias a políticas dictatoriales de instituciones internacionales no democráticas los Estados se encuentran indefensos y a merced de otras organizaciones mafiosas internacionales. 

Lo lógico y conveniente debiera ser que el extranjero que no demuestre contrato de trabajo vigente o medios suficientes de vida o carezca de documentación que acredite su identidad no debería entrar en el territorio nacional o debe ser deportado. Y si además es delincuente, de modo fulminante y sin más contemplaciones. Tenemos las cárceles llenas de invasores en mayor proporción que la existente en la sociedad. La mayor parte de las agresiones sexuales sufridas por las mujeres españolas, agravadas en número gracias a las nuevas leyes del gobierno izquierdista, se debe a invasores cada vez más envalentonados por su gran impunidad actual.

Y mientras tanto se debe evitar que aumente la invasión en el territorio europeo. Se deben acabar con las pagas por no hacer nada. Y una posible solución provisional sería habilitar barcos lejos de la costa desde donde deportar a los intrusos. O bien en islotes incomunicados con tierra firme. Es preciso crear una imagen claramente disuasoria para evitar atraer a más invasores. La emigración debe estar controlada por los países receptores. Y a la peligrosa casta delictiva que atenta cobardemente contra la integridad de las mujeres y niñas, vidas o haciendas, que ya medra y parasita en España colocarla en barcos-prisión disuasorios hasta su condena o deportación definitiva. Suena muy duro, muy poco políticamente correcto, pero “a grandes males, grandes remedios”.  No basta con declaraciones para salir del paso y volver otra vez a las andadas. De acuerdo con la Meloni está en juego nuestro futuro. Y si no se pone límite a las invasiones promovidas por el NOM e instrumentadas por las mafias de tráfico de personas, nuestro desastre tiene carácter fatal y además cercano: nuestra civilización está condenada.  

Claro que tal sería el programa, ya ni siquiera demasiado escondido, de nuestros dirigentes servidores de la Agenda 2030 y del multiculturalismo suicida.

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