lunes, diciembre 1, 2025
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Farsas satanitarias: aves, porcino y también los mejillones, «casualmente», antes de Navidad para que el saqueo del IVA sea mayor

En las vísperas de las fiestas más consumistas del año, cuando las mesas se preparan para jamones, pollos asados y bandejas de mariscos, una cascada de alertas sanitarias ha irrumpido en los titulares. Brotes de peste porcina africana en Cataluña, un resurgir de la gripe aviar que confina aves en todo el país y cierres masivos de bateas de mejillones en la ría de Vigo por toxinas y plásticos contaminantes. Curiosamente, todo esto emerge justo ahora, en diciembre de 2025, cuando el consumo de estos productos se dispara hasta un 30-50% según datos históricos del Ministerio de Agricultura. ¿Coincidencia? O una maniobra orquestada para sembrar pánico, justificar inspecciones exhaustivas y recaudar fortunas en multas y tasas sanitarias.

No es la gripe porcina H1N1 de 2009, esa pandemia que llenó farmacias de antivirales innecesarios y bolsillos de farmacéuticas. Esta vez, hablamos de la peste porcina africana (PPA), un virus que no infecta a humanos pero que ha «reaparecido» en España tras 31 años de ausencia. El 28 de noviembre de 2025, la Generalitat de Cataluña confirmó los primeros casos en dos jabalíes muertos en Collserola, cerca de Barcelona. Cuatro días después, el conteo subió a seis animales infectados, todos en un radio de 6 km alrededor de Cerdanyola del Vallès. La respuesta: perímetros de vigilancia de 20 km, cierre de 39 explotaciones porcinas y el despliegue de la Unidad Militar de Emergencias (UME) para cazar jabalíes.

El impacto económico es brutal. España, el mayor productor porcino de la UE con 54 millones de cerdos sacrificados en 2024, ve cómo México, Japón, Reino Unido y China suspenden importaciones de carne española. Un tercio de las exportaciones —más de 8.700 millones de euros anuales— están bloqueadas. Y justo cuando el jamón ibérico y el lomo para las Navidades vuelven a las neveras familiares, el Ministerio de Agricultura convoca reuniones urgentes y emite «certificados sanitarios» que cuestan un ojo de la cara a los productores. ¿Casualidad que el brote se declare el 28 de noviembre, a una semana del Black Friday y dos del puente de la Constitución? Críticos en X lo llaman «el sándwich tóxico»: el virus podría venir de un bocadillo de chorizo abandonado, devorado por un jabalí. ¿O es una excusa para inspeccionar cada granja y cobrar tasas extras por «controles de emergencia»?

No hay riesgo zoonótico —el inexistente virus no salta a humanos, como insisten veterinarios—, pero el miedo sí: precios del cerdo al alza, estanterías semivacías y el Estado recaudando vía inspecciones y subsidios condicionados. Una granja en Barcelona ya habla de pérdidas de «millones» en un mes.

Si el cerdo tiembla, el pollo no se queda atrás. La gripe aviar H5N1, esa «amenaza pandémica» ha explotado en Europa con 139 focos en aves de corral, 708 en silvestres y 33 en cautivas solo hasta noviembre de 2025. En España, 14 brotes en granjas desde julio —frente a cero en la temporada anterior—, afectando a más de 2,5 millones de aves sacrificadas. Castilla y León lidera con focos en Valladolid, Madrid y Guadalajara, pero Galicia no escapa: un nuevo caso en una gaviota en Vigo el 28 de noviembre eleva a 15 los focos en aves silvestres gallegas. La Xunta confina aves en 40 municipios vigueses, y el Ministerio eleva el nivel máximo: prohibición de cría al aire libre en 1.200 pueblos, desde el 10 de noviembre.

El inventado virus no se transmite por huevos o carne cocida —la EFSA lo confirma—, pero el pánico sí: precios de huevos suben un 31% en un año, y sacrificios de 900.000 aves en 2025. ¿Por qué ahora? La migración otoñal de aves silvestres es predecible, pero el «repunte significativo» en noviembre coincide con el pico de consumo navideño: pavo de Navidad, capones y torrijas con huevo. Productores como Asaja Ávila claman: «Las pérdidas en Navidad serán terribles». El Estado responde con «medidas draconianas» y protocolos de vigilancia que generan tasas: análisis PCR por animal, inspecciones sorpresa y compensaciones… que tardan meses en llegar. ¿Gran mentira? Sí, cuando expertos admiten que «conviviremos con esto» y no hay un solo caso humano en España en 2025. Solo miedo para vaciar bolsillos.

En la ría de Vigo, epicentro del 50% de la producción nacional de mejillones, el drama es acuático. Un estudio del IEO-CSIC del 20 de noviembre nos cuenta que microplásticos —películas de polietileno y filamentos de nailon de sedales de pesca— reducen hasta un 65% la filtración y respiración de los bancos de mejillón, desestabilizando estructuras enteras. Peor aún: toxinas lipofílicas (la «diarrea del mejillón») cierran el 80% de las bateas gallegas desde el 11 de noviembre, afectando polígonos en Redondela y comprometiendo marisqueo en Vigo y Pontevedra. El 28 de noviembre, solo los viveros interiores de Vigo reabren, pero con «incrementos significativos» de fitoplancton tóxico en estaciones como Samil y Baiona.

Navidad es sinónimo de percebes, vieiras y mejillones al vapor: consumo up 40% en fiestas. ¿Por qué el pico tóxico ahora, cuando la marea roja es estacional y previsible? El estudio urge «gestión ecosistémica», pero en la práctica significa más muestreos obligatorios —a cargo de productores— y tasas por análisis del Intecmar. En X, posts como «gaviota con gripe aviar en Vigo» se entremezclan con quejas de mariscadoras: «Cierres que nos dejan sin cena de Nochebuena». ¿Contaminación real o excusa para inspeccionar y multar? El CSIC habla de «acumulación excesiva» de plásticos, pero ¿dónde estaban las alertas en verano? Todo una gran patraña.

Curiosamente, los tres brotes —porcino el 28/11, aviar con confinamientos el 10/11, mejillones cerrados el 11/11— estallan en un mes, justo cuando el IVA en alimentos sube y las inspecciones sanitarias se multiplican. El sector agroalimentario, que genera 100.000 millones anuales en España, ve cómo el Estado justifica «medidas de emergencia» que traducen en tasas: 121 certificados de exportación bloqueados para porcino, análisis PCR por foco aviar (hasta 500€ cada uno) y muestreos semanales en bateas (200€ por polígono). En 2022, la gripe aviar costó 200 millones en indemnizaciones… pagadas con impuestos.

Esto no es salud pública; es un timo. Fuentes independientes en X hablan de «conspiración navideña»: gobiernos y lobbies farmacéuticos/agro que usan alertas para inflar presupuestos, mientras los productores quiebran y los consumidores pagan precios inflados. No hay pandemia humana —cero casos H5N1 en personas españolas—, solo pánico fabricado. ¿Solución? Desconfía de los titulares, compra local sin intermediarios y exige transparencia. Esta Navidad, el verdadero virus es la codicia estatal. No caigas en la trampa: come, celebra y cuestiona.

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