¿No pasa nada? ¿Solo barcos de guerra, portaaviones, destructores, aviones y misiles para alardear? Claro que está pasando. Donald Trump redefinió la situación como “Conflicto multidimensional en el Caribe y el momento histórico que estamos viviendo”.
Tras el aumento de la actividad militar, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos ha enviado un comunicado a las líneas aéreas recomendando precaución al sobrevolar el espacio aéreo venezolano advirtiendo del riesgo potencial no solo para aeronaves en vuelo, sino también en tierra. Varias compañías aéreas se han hecho eco de la advertencia, entre ellas Iberia, y han suspendido los vuelos a Caracas hasta nueva orden. La flota estadounidense lleva semanas controlando el mar Caribe y el Pacífico, por mar y aire, cosa intensificada en los últimos días, realizando incluso operaciones de interceptación de barcos “sospechosos”.
Si en mayo de este año el departamento de Estado alertaba a sus ciudadanos de no viajar a Venezuela bajo ningún concepto, por el riesgo de ser detenidos, encarcelados, torturados y asesinados, ahora acaba de enviar la alerta de abandonar urgentemente el país caribeño a las personas que se encuentren allí, con doble ciudadanía o visado, y advierte del peligro de estar cerca de las fronteras de Colombia, Brasil y Guyana. Se ha sabido que están deteniendo a personas con doble nacionalidad, y también a menores venezolanos familiares de miembros de la oposición y de disidentes presos y desaparecidos. En último término, se recomienda permanecer en casa.
Mientras esto ocurre y la intervención se demora, el Ejército venezolano, compuesto de soldados sin entrenar y pasados de peso, desempolva sus arsenales dispuestos a la lucha, arengados por un Diosdado Cabello fuera de sí. También han formado grupos de civiles, en su mayoría ancianos y adolescentes para colocarlos como escudos humanos. Como estrategia para frenar posibles “actuaciones quirúrgicas” contra la cúpula gobernante, se ha sabido que Maduro duerme en hospitales y discursea como un energúmeno en los centros de cristianos, hablando de amor, honor, resistencia y valentía, nombrando a Dios y a Jesucristo como a los auténticos jefes de Venezuela.
Estados Unidos ha rechazado todas las propuestas de Nicolás Maduro. No habrá pacto posible a pesar de los ofrecimientos; primeramente, por respetar la doctrina de no negociar con criminales, y después porque el presidente legítimo de Venezuela es Edmundo González Urrutia, cuyo derecho le fue usurpado tras ganar las elecciones en julio de 2024. Maduro es un narcoterrorista prófugo de la justicia, a quien se le está aplicando el protocolo Bin Laden.
El narco venezolano pretendía que retirasen la recompensa de 50 millones de dólares. Contrariamente a ello, ya hace semanas que varios senadores propusieron aumentarla a 100 millones; el último fue, hace solo unos días el senador por Florida, Rick Scott, muy cercano al núcleo duro de Donald Trump, J.D. Vance y Marco Rubio. Aunque consiga o le permitan exiliarse a algún país, que podría ser Turquía, Guinea u otro, 50 o 100 millones de dólares son un jugoso botín y podría ser apresado y entregado. Una cosa sí se puede decir con seguridad: “Jamás podrá estar tranquilo”. Y ese podría ser su castigo. Pero seguimos deseando verlo con un bonito traje naranja y “cantando” ante un tribunal estadounidense, militar mejor que civil.
Hace tiempo que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos declaró al Cártel de los Soles como grupo narcoterrorista. Esto afecta a la congelación de sus activos en la nación americana, es decir, la imposibilidad de disponer del dinero de sus cuentas, pólizas y bienes inmuebles, y realizar gestiones comerciales. Pero, según lo anunciado, todo será distinto a partir de hoy, día 24, en el que el Secretario de Estado Marco Rubio dará a conocer una nueva designación para el Cártel de los Soles. Lo que hasta ahora era una “etiqueta criminal” pasa a ser “etiqueta antiterrorista máxima transnacional”; es decir, no cabe mayor ascenso en el espectro de la delincuencia criminal.
Está previsto que el departamento de Estado notifique oficialmente al pueblo norteamericano y a todas las empresas que trabajan con Estados Unidos que mantener cualquier relación con Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino López, Delcy Rodríguez y Jorge Rodríguez será considerado como un delito federal, y que a partir de ahora será competencia de los tribunales militares. Aun así, se les ha dado la oportunidad de apelar la decisión. A ver qué ocurre en las próximas horas.
Sobre cuándo podrían intervenir las fuerzas norteamericanas de manera visible es un enigma. Pero, aunque nos parezca que no está ocurriendo nada, no es así. Algunas fuentes sopesan que la intervención podría ser durante la luna nueva. No es la primera vez que se realizan ataques aprovechando esta coyuntura de oscuridad total. Se ha hablado de un ataque eléctrico que no solo dejaría el país, o parte de él, sin iluminación, sino que tampoco funcionarían teléfonos y resto de redes, incluidos los radares. Pero son solo opiniones y conjeturas, aunque vengan de expertos.
El coronel Guillermo Beltrán, experto en estrategia de guerra, decía hace unos días: “Lo que no ves, es lo que está pasando. Les voy a explicar por qué mucha gente cree que no está pasando nada en el Caribe cuando, en realidad, está pasando todo. Esto tiene un nombre: ‘la niebla de guerra’. Cuando la información pública es confusa, contradictoria e incompleta, y peor aún, medias verdades, es porque los movimientos reales ya están ocurriendo detrás del telón”.
Donald Trump y su equipo no lo tienen fácil, aunque sí muy claro. Hay demasiados intereses en que la operación Lanza del Sur fracase. Las Cámaras de representantes norteamericanas tienen muchos enemigos de la patria. Los demócratas, equilibrados en otro tiempo y muy necesarios para la alternancia política, se han echado al monte y se han convertido en enemigos internos. Por eso Donald Trump va con tanto tiento. Pero, por el bien del mundo, es absolutamente necesario eliminar a esta tropa, a la que no podemos llamar humana. Lo que sabemos de ellos en materia criminal es para quitar el sueño a cualquiera. Son lo peor y solo merecen una buena cadena perpetua vestidos de naranja y una bola pesada atada al tobillo. No admitimos la pena de muerte, ni siquiera para ellos. A todo criminal hay que darle la oportunidad de arrepentirse y regenerarse; pero a la sombra.

