martes, noviembre 25, 2025
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Del panadero al churrero: los enchufes más llamativos de familiares de cargos políticos que pagas tú

En España, el nepotismo no es un desliz ocasional, sino el pegamento que une a la casta política con sus bolsillos. Da igual el partido, todos convierten el Estado en una agencia de colocación familiar, donde el mérito es totalmente prescindible y el apellido, el pasaporte al paraíso de los sueldos públicos. Mientras nos saquean a impuestos, ellos enchufan a maridos, hermanos, primos, «sobrinas», padres y parejas en puestos dorados que pagamos nosotros. Los políticos no miran por ti, sino por su buena vida eterna. Cambia el voto cuanto quieras: siempre acaba en el mismo clan familiar.

Empecemos por el PSOE, maestros en convertir la Moncloa en una red familiar. Los casos de Ábalos con sus «sobrinas», una de las más sonadas, Jésica Rodríguez, cobrando 43.978 euros en Tragsatec e Ineco por trabajos fantasma, sin fichar y con presiones desde Adif para «dejarla en paz»–, el «hermanísimo» David Sánchez (enchufado en Badajoz con 50.000 euros anuales por «coordinar» artes escénicas, procesado por prevaricación con juicio en febrero de 2026) y Begoña Gómez (imputada por cinco delitos) son de sobra conocidos. Pero el PSOE ha elevado el enchufismo a industria. Vamos a recordar algunos de los incontables casos de nepotismo:

  • En la Faffe andaluza, la Guardia Civil ha confirmado en 2025 que enchufaron a la mayoría de 84 parásitos con fondos públicos, incluyendo a Carmen Ibanco, mujer de Juan Espadas, contratada en cuatro días como «auxiliar» con 30.000 euros al año por dominar… ¡el Word Perfect! o «woperfe» como decía ella.
  • En Baleares, bajo la presidencia de Francina Armengol, su pareja Joan Nadal –un jardinero sin más méritos– se llevó subvenciones millonarias y contratos públicos irregulares como el de mantenimiento del cementerio de Palma en 2012 (adjudicado sin licitación, investigado por la Fiscalía y la Sindicatura de Cuentas); aunque el caso es viejo, resurgió en 2025 con denuncias de que sus empresas siguieron cobrando de administraciones socialistas en Baleares y más allá, un favoritismo que Armengol negó pero que olió a nepotismo puro desde su asunción como presidente de Baleares. Por no mencionar los 1,4 millones de euros que recibió en subvenciones del gobierno el ya empresario del sector de la jardinería por unos viveros a las afueras de Palma. Otro caso de enchufismo que apenas vio la luz fue el de un director de Armengol que colocó a su mujer y dos hijos en el Servicio de Salud, un nepotismo que el PP denunció mientras callaba los suyos.
  • Teresa Ribera, ahora vicepresidente en la Comisión Europea, y una de las mayores responsables de las catastróficas riadas de octubre del 2024, no se queda corta: su marido, Mariano Bacigalupo, es consejero de la CNMV desde 2022 con un sueldo de 147.000 euros más 18.000 extras, un salto desde la CNMC sin experiencia en mercados financieros, denunciado recientemente por ‘Hay Derecho’ ante la Audiencia Nacional por conflicto de intereses flagrante.
  • Nadia Calviño intentó lo mismo con su marido en Patrimonio Nacional, pero al menos éste renunció a su puesto de directivo tras el escándalo desatado.
  • Isabel Rodríguez, ministro de Vivienda, vio cómo su marido Iván Molinero –un panadero, reponedor de supermercado con un historial de trabajos precarios de meses– saltaba en septiembre de 2021, solo 51 días después del nombramiento de su mujer como ministro, a directivo en Solaria, empresa del Ibex 35 en energías renovables, con un puesto que apestaba a enchufazo; para colmo, el Gobierno adjudicó a la compañía 1.625 millones en ayudas públicas meses después, un favor que el PSOE niega pero que huele tráfico de influencias. Al parecer, Molinero (un apellido muy apropiado), dejó la compañía en 2024.
  • En Móstoles, la que fuera alcaldesa, Noelia Posse, enchufó a su hermana, tío, expareja y amigos sin cualificación. Fue suspendida de militancia en el PSOE en 20219. En mayo de este año se ha celebrado un juicio contra ella donde se piden 8 años de prisión por trocear contratos para sus afines.
  • Para rematar, el reciente fichaje en Telefónica –el gigante que depende del Gobierno de Sánchez– del hijo menor de Cándido Conde-Pumpido, presidente del Tribunal Constitucional nombrado por el PSOE: Gonzalo Conde-Pumpido, de solo 32 años y con un CV anodino (una start-up de cartas digitales para hostelería), aterrizó en abril de 2025 como gerente y analista jefe de Políticas Públicas, Competencia y Asuntos Regulatorios, un puesto clave que huele a enchufazo puro para blindar intereses políticos en una empresa pública en todo menos en el nombre.

El PP, con su prédica moral de «limpieza», es un pozo de favoritismos igual de asqueroso:

  • En 2019 saltó otro escándalo de enchufismo en Andalucía: el nombramiento de la hermana de Juanma Moreno Bonilla, presidente de Andalucía, como directora de un conservatorio público sin oposición.
  • Hace poco hemos conocido que en Extremadura, María Guardiola colocó a su primo churrero como chófer oficial a la semana de tomar posesión de su cargo como presidente de la junta, por 34.000 euros anuales.
  • Ana Botella, mujer de Aznar, saltó de la sombra al Ayuntamiento de Madrid como alcaldesa en 2011, un enchufazo que convirtió la capital en coto privado del PP, con privatizaciones millonarias para afines.
  • En Valencia, los gobiernos populares destilaron nepotismo crónico: enchufes en consejerías, privatizaciones opacas y casos como el de Rafael Blasco, traidor socialista reciclado en enchufador estrella.
  • Bajo Rajoy, el hermano de Cospedal en la Fundación Carolina, embajadas convertidas en «coto de amigos» y en Sevilla, una encargada metió a 22 familiares en limpieza.

Podemos prometía acabar con esto, pero fue un circo de hipocresía:

  • Ada Colau enchufó a su pareja, Adrià Alemany, como responsable de relaciones institucionales en Barcelona en Comú, y su número dos, Gerardo Pisarello, a la suya, Vanesa Valiño, como asesora; el Ayuntamiento se llenó de parejas de concejales como Tatiana Guerrero y Alicia Ramos, censurado por su propio Comité de Ética.
  • Rita Maestre, portavoz de Carmena, vio cómo su padre, Luis Maestre, ascendía a subdirector general de Atención al Contribuyente en el Ayuntamiento de Madrid en 2015, un «funcionario promovido» que se tildó de nepotismo puro, pero que Manuela Carmena defendió como «derecho legal».
  • Irene Montero, ministra de Igualdad. De todos es sabido que no llegó por méritos propios sino por ser pareja de Pablo Iglesias: de activista a cargo con 150.000 euros, un ascenso exprés que olía a chamusquina desde el primer día.

Otros:

  • En Cataluña, un excandidato de CiU (ahora Junts) ha colocado a ocho familiares en la Generalidad, concretamente en centros de atención primaria.
  • La mujer del prófugo Puigdemont (Junts) trabaja en una tele pública catalana cobrando 6.000 euros al mes dese hace cinco años.
  • En Emfesa, empresa pública, el 17% del personal es nepotismo puro, incluyendo al hermano de Koldo.

Esto no es política; es un carrusel de enchufes. PP y PSOE se señalan mientras enchufan juntos; Podemos grita contra «la casta» y multiplica sus árboles genealógicos; ¿Votar? Absurdo. Cambia el color, pero el dinero familiar fluye igual. Despierta: no merecen ni tu voto.

 

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