sábado, octubre 25, 2025
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¿OPA amistosa en la Capilla Sixtina?

Por Alfonso de la Vega

Como indicaba en un texto anterior este jueves se ha producido la cumbre anglosajona en varios actos. En el Palacio apostólico vaticano Preboste recibió al rey herético y señora. Un «royal» globalista entonces en público adulterio de quien según investigaciones de la época se sospecha pudiera haber participado en la muerte de su esposa Lady Di y si tal fuese el caso hubiera seguido parecidas mañas a las del crápula fundador Enrique VIII. Luego se entrevistó con el cínico maniobrero cardenal Parolin que acaba de declarar que lo de los asesinatos impunes de cristianos en Nigeria “no es un conflicto religioso, sino más bien social; por ejemplo, disputas entre pastores y agricultores”. Y también con monseñor Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados. Según la versión oficial se trató de la protección del medio ambiente, la lucha contra la pobreza y el fomento de la paz y seguridad internacional. Incluso de diálogo ecuménico. En la Capilla Sixtina una ceremonia solemne, celebrada en latín e inglés, que estuvo centrada en la cosa ecologista: el “compromiso común por la creación”. En San Pablo Extramuros Preboste nombró al rey “Hermano Real de San Pablo” para significar la fraternidad entre Roma y Backinham. El lema evangélico de los asientos: “Ut unum sint”, o “para que sean uno”.

Ante la mirada sorprendida, confundida cuando no horrorizada de los famosos frescos de Miguel Ángel, además del monarca inglés y supremo gobernador de la Iglesia de Inglaterra y señora, Preboste estuvo acompañado por el arzobispo de York, Cottrell, máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra tras la dimisión del arzobispo de Canterbury, el polémico Welby, hasta la toma de posesión oficial de la arzobispa Sarah Mullally, el cardenal Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, y el arzobispo Cushley, de St. Andrews y Edimburgo, en representación de la Iglesia católica en Escocia. Completaba el ilustre elenco por parte hereje anglicana una reverenda llamada Rosie Frew, que ejerce el cargo de moderadora de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia. El protocolo mostraba una paridad entre ambas delegaciones la papista y la antipapista que no deja de ser curiosa en un lugar sagrado. Como también lo es el de las prisas para que no se haya esperado a que la nueva «arzobispa jefa» que hubiera dado más juego en la foto. Finalizada la ceremonia ambos altos dirigentes con doble militancia religiosa y estatal salieron juntos y amigables. ¿Signo de fortaleza o de debilidad entre dos potencias tambaleantes?

Cabe especular qué está pasando, si es que en realidad está pasando algo más allá de la habitual política de gestos más o menos vacíos y propaganda a la que ya estamos acostumbrados. ¿Será una OPA? ¿Será un clavel? ¿El resultado de tal hipotética OPA mejoraría la posición en el mercado religioso internacional amenazado por islamistas y sionistas?

La verdad es que tanto una como otra institución estarían viviendo sendas etapas de confusión, desorden, descomposición y cismas latentes o en ciernes. En una reciente entrevista el obispo Schneider acaba de pedir a Preboste que se aclare y que nos aclare pues la Iglesia Católica padece “una confusión de fe sin precedentes” y pidió un acto magisterial que reafirme la doctrina y devuelva la claridad perdida en las últimas décadas. “El Papa debe fortalecer a toda la Iglesia en la fe; ésa es su primera tarea” ya que se encuentra “sumergida en una niebla doctrinal” que afecta la fe, la moral y la liturgia, debilitando la identidad católica. “No podemos seguir avanzando en más confusión. Eso va contra Cristo mismo y contra el Evangelio. Cristo vino a traernos la verdad, y la verdad significa claridad” Para el obispo Schneider, la solución pasa por un gesto público del Papa que reafirme la fe católica en su integridad. Cosa a la que no ayudarían ceremonias como la de la Capilla Sixtina.

Algunos venezolanos que vienen huyendo a España nos advierten que vienen del «futuro» y que aquí vamos ya camino de que suceda lo mismo que en su Venezuela y termine imperando sin tapujos ni remilgos una curiosa Monarquía bolivariana. Si vale el símil, el movimiento anglicano actual puede mostrarnos lo que sería una Iglesia Católica del futuro de continuar con la actual deriva woke anti tradicional.

Lo de cambiar al Papa por un rey rijoso como el tal Enrique VIII por mucho que agrade al chauvinismo supremacista inglés no parece buen negocio histórico. Cambiar el Este simbólico de Roma por el más oscuro Septentrión no resulta favorable. La Comunión Anglicana atraviesa una de las crisis más profundas de su historia. Lo que durante siglos fue presentado como un modelo de comunión cristiana sin centralismo romano ni fragmentación protestante parece hoy dividido por cuestiones morales, teológicas y de autoridad. El aspecto moral está revelando gran importancia tanto en una como en otra institución, también en las misiones de África. El celibato, la promoción de la homosexualidad, la tolerancia hacia el aborto, la cuestión ecológica, las inmigraciones, resultan motivo de conflicto. Mientras unos quieren imponer una moral progresista y reinterpretan la autoridad bíblica atendiendo a la moda impuesta para acomodarse al mundo, otros reivindican la fidelidad a la Escritura y a la enseñanza cristiana tradicional. Lo del casamiento entre «reverendas» o el nombramiento de una «arzobispa» para Canterbury no es muy apreciado entre los que consideran que hay cosas importantes que no pueden ni deben cambiar al gusto de los tiempos, de modo que sea entendible este proceso de descomposición. Pero la crisis no es solo administrativa ni siquiera solo de moral sino que tiene un componente profundo, espiritual, acerca de la revelación y el sentido de la Institución anglicana. Y sin cierto acuerdo en lo teológico no parece posible que pueda prosperar una solución estable para la crisis.

En la Iglesia Católica también existe la amenaza de un cisma entre los que la quieren ser fiel a la Tradición y los que buscan su supeditación a los intereses del globalismo plutocrático judaizante de los que el propio monarca inglés es considerado uno de sus iconos. 

En los tiempos de supremacía de la mercadotecnia y de la propaganda en los que resulta prioritario «crear valor para el accionista» a la satisfacción de necesidades reales de las personas cabe recordar las palabras de Bernays: “si conocemos el mecanismo y los motivos que impulsan a la mente de grupo, ¿no sería posible controlar y sojuzgar a las masas con arreglo a nuestra voluntad sin que éstas se dieran cuenta ? la mente del pueblo está domeñada por los líderes de grupo en los que cree y por aquellas personas que saben manipular a la opinión pública se compone de prejuicios heredados y de símbolos, lugares comunes que los líderes de opinión suministran a la gente”.

Con tales planteamientos modernistas ya utilizados con éxito  en formaciones políticas y empresariales una hipotética OPA amistosa pudiera reforzar ambas tecnoburocracias directivas frente a las posibles veleidades conservadoras o tradicionales de una sinodalidad popular más resiliente de lo que se suponía y que pudiera descontrolarse.

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