Al presidente más corrupto de la historia de la democracia, Pedro Sánchez Castejón, le haría muy feliz una guerra. No es broma, sino pura lógica, dado el perfil del sujeto. Es lo único que le falta para colmar las expectativas de su talante psicópata. Una guerra de unos cuantos años lo mantendría en el poder, sus asuntos de corrupción pasarían a un segundo o tercer plano, y cualquier acción suya estaría justificada. Como en la pandemia.
Coleccionista de delitos y experto en rodearse de delincuentes y terroristas se encuentra como pez en el agua en Estados Unidos, concediendo entrevistas pactadas y guion previo. Ni Bloomberg, ni la ABC, ni la CNN hacen alusión a lo realmente importante y más jugoso incluso para los amantes del morbo mediático. Si creían los seguidores de estos medios que el presidente de España iba a responder preguntas sobre su tesis de encargo y además plagiada, sus chanchullos con Marruecos, su suegro proxeneta y familia adinerada por los puticlubs, su mujer Begoña, que de encargada de la contabilidad de los lupanares pasó a tener una cátedra universitaria solo con un bachiller raspado; los cientos de millones de dinero público regalado a sus amigos; su fiscal general del Estado imputado, el jefe de organización de su partido en la cárcel, varios ministros y colaboradores cercanos camino del banquillo o la sospecha internacional sobre relaciones entre miembros del gobierno de España y el narcotráfico, se van a quedar con las ganas. Las entrevistas se limitaron a preguntas de lucimiento cuyas respuestas son meros bulos para escuchantes ignorantes: su posición antisemita y a favor de los terroristas, lo boyante que va España económicamente, la ausencia de problemas de inmigración, el avance en energías renovables, y su intención de seguir en la Moncloa eternamente para rematar la ruina de España. Toda una pantomima propagandística y vergonzosa que deja en muy mal lugar a los entrevistadores.
¿Pero quién sostiene realmente a este personaje tan siniestro y por qué? Parece imposible que una persona pueda cargar con una mochila tan pesada y atestada de temas tan graves. Es lógico pensar que cualquiera en su lugar ya se hubiese suicidado, dimitido o convocado elecciones. Sin embargo, no solo es así, sino que se atreve a desplegar su prepotencia y a sacar pecho. Varios analistas creen que es debido al chantaje. Según fuentes que saben mucho del mundo de las cloacas, las saunas de su familia, sobre todo las gay, guardan muchos secretos de alto standing. Se comenta que tienen grabado a todo quisque. Es la razón de haber llegado a donde está, a pesar de haber sido despedido del partido socialista. Pero hay más, no tan a la vista.
Por eso hace tiempo que nos preguntamos quién ha maquinado todo esto y desde dónde. De la misma manera que Zapatero llegó para, según sus propias palabras, “cambiar la sociedad”, es decir, destruirla, este “matón” ha llegado con el encargo de acabar de dinamitarla para gloria de nuestros enemigos. Y no hay como tener al enemigo en casa y con poder. Este personaje de sentimientos humanos escasos, por no decir nulos, ha sido designado para cumplir con lo que otro dirigente no se habría atrevido nunca. Es como si le hubieran dicho: “Cumple con nosotros y haz lo que quieras”. Porque, si analizamos, no parece un presidente sino un verdugo; alguien que ha venido a deshacer en lugar de a construir. Pero los españoles –o mejor dicho algunos– tienen mucha culpa; por no enterarse de nada.
Recordemos que fue George Soros quien visitó el palacio de la Moncloa nada más tomar posesión el nuevo inquilino; que luego hubo otras visitas y que el hijo del magnate, que dirige actualmente la Open Society –organización prohibida en varios países–, es uno de sus contactos.
Recordemos también que Pedro Sánchez nada más llegar al poder “donó” 130 millones de dólares a la fundación Bill & Melinda Gates y varias partidas en años posteriores. ¿Era para comprar el premio Goalkeepers que le acaba de otorgar la fundación? El propio Henri Gates III, más conocido como Bill Gates, le hizo su entrega aprovechando el viaje a Estados Unidos. La instantánea que inmortaliza el momento no puede ser más vomitiva a la vez que inquietante: Un Satanás entregando un trofeo con la imagen de la Agenda 2030 a otro Satanás. Y las palabras elogiosas de este mecenas del Mal al okupa de la Moncloa no pueden ser más tenebrosas: “España está en el lado bueno de la Historia”. ¡Qué terrible sentencia!
Y sus votantes siguen ciegamente su ideología satánica mirando a Gaza creyendo estar del lado del bien, sin enterarse de que es una puesta en escena que los posiciona en el lado oscuro. Toda una victoria para la izquierda y la distópica ideología woke internacional, cuya consigna es “abajo los valores”. Basta ver las alabanzas proferidas por los diferentes medios de manipulación españoles sobre la entrega de este premio y la idea que tienen sobre el nieto de Gates I, gran promotor de la eugenesia, a principios del siglo XX. De casta le viene al galgo. Las profecías orwellianas se están quedando cortas.
Pedro Sánchez está costumbrado a conseguirlo todo sin esfuerzo, a base de dinero: compró su tesis doctoral, compró la cátedra para su mujer ¡y compró la presidencia de la Internacional Socialista!, negocio que gestionó Rodríguez Zapatero, con dinero del narcotráfico blanqueado a través de Pedevesa, según las investigaciones que está llevando a cabo Estados Unidos sobre el Cártel de los Soles. Zapatero ya tiene causas abiertas en los tribunales de Florida, gracias a la colaboración de Hugo Carvajal, alias “el Pollo” y otros testigos. “Poco a poco hila la vieja el copo”. Y, aunque lento, todo irá saliendo.
Zapatero, que tanto se enriqueció con el comunista bolivariano, Nicolás Maduro, ha querido negociar un gobierno de transición para que todo siga igual y continuar con el negocio del narcotráfico. Estados Unidos ha hecho caso omiso y el proceso de extracción sigue en marcha. La pretensión es acabar con la cúpula, no porque sean comunistas, sino por haber sido catalogados como banda criminal narcoterrorista, responsable de millones de muertes cada año.
Pedro Sánchez parece que quiere imitar a Donald Trump y el despliegue de su flota de guerra en el Caribe, y decide enviar un buque de la armada española, el Furor, para proteger a la flotilla de apoyo a Gaza, es decir a los ociosos excursionistas que, sin nada más provechoso que hacer, y más cerca, se han embarcado a la aventura. Cada quien sacia como puede sus ansias de exhibicionismo, y puede que algunos escriban libros o hagan documentales sobre su gesta. Porque lo importante es que llamen de la tele para contarlo y cuanto más trágico, más morbo. Si fuera secreto, sin visibilidad, sin declaraciones, y sin vídeos ni fotos no molaría tanto. De hecho, ninguno de los aventureros aceptó entregar la ayuda en Chipre, como proponía el gobierno italiano. Todos prefirieron continuar jugando a héroes y heroínas. ¡Pero con cargo a las arcas del Estado!
Es curioso que esta gente de la flotilla, defensora de la cultura de la muerte, de la eliminación de centros provida cerca de las clínicas abortistas, partidarios de despedazar a bebés en gestación en los vientres de sus madres, defensores del género, de las leyes trans, de que se persiga a los curas, y que no tienen un mínimo de compasión por los niños israelíes quemados vivos ante sus padres, las mujeres violadas y descuartizadas, y los rehenes capturados, torturados y asesinados; y ni una palabra de condena cuando asesinan a cristianos en todo el mundo, sean tan sensibles con los gazatíes, víctimas de Hamás, que son sus gobernantes terroristas y quien impide que se protejan cuando se anuncian los bombardeos. ¡Si no, qué imágenes iban a mostrar!
Los de la flotilla son pobres manipulados de coco lavado, que van de crucero, gratis, dirigidos por gente que no busca la paz, sino la guerra. Y si no la buscan directamente, la propician. Pero es un juego muy peligroso, y sus contrincantes, en caso de que traspasen las aguas territoriales, no son ciclistas indefensos como los que se encontraron en España, sino gente preparada para la defensa, y eso implica atacar y matar. Por desgracia, así es la guerra. Ojalá no existieran estos sucios juegos de intereses y muerte, pero solo es un deseo estéril porque la realidad es otra. Cuentan estos aficionados al “turismo bélico”, como alguien definió, que los están bombardeando con drones y explosivos para asustarlos, que pasan miedo y que apenas duermen. Y aunque se dicen pacifistas han recibido con alborozo la llegada del buque de la Armada. Se denominan pacifistas, pero ejercen su violencia desde el corazón, odiando y despreciando a quienes sostienen posturas conservadoras o distintas, y defienden los valores clásicos que ellos, y quizá sus padres. ni siquiera han conocido.
¿Y si estos irresponsables traspasan la línea roja? ¿Podrían ser causantes de una guerra con Israel? Lo dicho: a Sánchez le vendría de perlas. Estamos gobernados por psicópatas y rodeados de irresponsables con ansias de figurar. Sabemos desde siempre que luchamos contra el Mal, pero ahora es más visible. Quien no lo vea, está ciego. Miles de bendiciones y oraciones. Las vamos a necesitar.