Los dueños de una vivienda en el barrio de Nueva Montaña, en Santander, han logrado recuperar un piso ocupado en Santander después de atravesar un largo proceso judicial que se ha prolongado durante casi dos años. Durante todo ese tiempo, el inquilino dejó de abonar tanto la renta como los recibos de suministros básicos —luz, agua y gas—, situación que acabó con un desahucio ordenado judicialmente y ejecutado este miércoles 17 de septiembre a las nueve de la mañana. También veremos la opinión de un experto en instalación de alarmas en Santander sobre las ocupaciones ilegales y cómo evitarlas.

Opinión del experto en alarmas en Santander sobre las ocupaciones ilegales y cómo evitarlas
Eslava, especialista en sistemas de seguridad y alarmas en Santander, explica que las ocupaciones ilegales de viviendas son un problema creciente que preocupa cada vez más a propietarios de segundas residencias, pisos vacíos o viviendas en alquiler. Según este experto, la clave está en prevenir antes que lamentar, ya que una vez que se produce la ocupación, los trámites legales para recuperar la propiedad suelen ser largos y costosos.
En este caso estamos hablando de un inquiocupa, que es menos preocupante debido a que sabemos quién es la persona y su situación en general, pero estos temas en concreto no se resuelven con seguridad privada, sino con un buen seguro de impagos de inquilinos o una selección muy concienzuda de la situación económica de esta persona.
Eslava señala que la colocación de una alarma en Santander o donde nos encontremos es lo único que nos puede salvar del otro tipo de ocupaciones, más comunes y peligrosas.
Lo primero es no dar señales de abandono: mantener persianas subidas y bajadas con cierta regularidad, revisar periódicamente el buzón y procurar que la vivienda tenga apariencia de estar habitada. No obstante, reconoce que estas medidas por sí solas no siempre bastan.

Reforzar puertas y ventanas con cerraduras de seguridad
Por ello, recomienda instalar sistemas de alarma con aviso inmediato a central receptora, que permiten actuar con rapidez ante un intento de intrusión. “Hoy en día, la tecnología nos da muchas herramientas: detectores de movimiento con cámaras, alarmas conectadas a la policía e incluso aplicaciones móviles para el control remoto. Todo esto supone un obstáculo real para los ocupas y también para otro tipo de delincuentes, que simplemente quieren robar o hacer daño a las personas”, afirma Eslava.
El experto subraya también la importancia de reforzar puertas y ventanas con cerraduras de seguridad, bombines antibumping y rejas o cristales de alta resistencia, sobre todo en viviendas bajas o chalets.
Eslava insiste en la concienciación ciudadana: “No hay que esperar a que ocurra la ocupación para tomar medidas. En Santander y en toda Cantabria, vemos cada vez más propietarios que deciden adelantarse, instalando alarmas y reforzando la seguridad antes de tener un problema. Si todos hiciéramos lo mismo, al final, el número de problemas se reduciría bastante y, lamentablemente, se concentrarían en todas estas propiedades desprotegidas, que cada vez son menos”.
El propietario, que ha relatado lo ocurrido a Contrastado.com, ha definido la experiencia como un auténtico “calvario”, en el que se encadenaron promesas de pago incumplidas y múltiples retrasos en la tramitación judicial. Al acceder finalmente a la vivienda, los dueños se encontraron con el piso en muy malas condiciones de limpieza, con muebles deteriorados y enseres dañados y mugre.
La historia comenzó cuando la vivienda, un piso de tres dormitorios, dos baños, ascensor y acceso directo al garaje, se alquiló a una pareja joven con una niña pequeña y al abuelo paterno. La operación se formalizó a través de una inmobiliaria, que presentó al arrendatario principal como contratista de obras con empleados a su cargo. La documentación aportada parecía correcta y, en los primeros meses, el alquiler —700 euros mensuales— se pagó puntualmente, al igual que los recibos de suministros, que abonaba directamente al propietario.

Las compañías eléctricas y de gas reclamaban a los propietarios por impagos
Con el tiempo, se acordó que los recibos de agua, luz y gas pasaran a nombre del inquilino. A partir de entonces, comenzaron los problemas: las compañías eléctricas y de gas reclamaban a los propietarios por impagos, ya que los recibos eran devueltos. Al preguntar por ello, el arrendatario alegaba supuestos errores bancarios. El propietario, confiando en su palabra, volvió a poner su número de cuenta para intentar solucionar la situación, pero los pagos se hicieron cada vez más irregulares hasta que en enero del año pasado se dejaron de realizar definitivamente.
Ante esta situación, los dueños recurrieron al seguro de impago que habían contratado y pusieron el caso en manos de abogados. Durante el proceso, el inquilino evitó los requerimientos y, en una ocasión, una tercera persona de su entorno llegó a recoger la citación judicial fingiendo un error. Posteriormente, se ofreció a saldar la deuda en tres plazos, pero los propietarios rechazaron el acuerdo, convencidos de que no recibirían el dinero. Incluso llegó a insinuar que intentaría retrasar el lanzamiento, alegando tener una hija a su cargo, aunque en realidad la menor residía con su madre en otra vivienda.
Contratar un seguro de impagos antes de alquilar
El arrendador ha manifestado su enorme frustración por la situación, que le obligó a seguir pagando tanto la hipoteca de su casa actual como la del piso alquilado, un inmueble que había adquirido como inversión para su jubilación. A modo de consejo, recomienda a quienes alquilen su vivienda que contraten siempre un seguro de impagos y que den de baja los suministros antes de cederla, de forma que sean los inquilinos quienes gestionen directamente los contratos y los pagos.
Como es lógico, este hombre ha lamentado la actitud de la penosa Administración que tenemos, que, en su opinión, tiende a proteger a los arrendatarios siempre, incluso en casos de incumplimiento, dejando a los propietarios en una situación de indefensión. Tras esta experiencia, asegura sentirse tan decepcionado que incluso se plantea vender el inmueble para evitar futuros problemas.

Si no hacemos lo necesario para proteger nuestros hogares y negocios, cualquier personaje se puede colar al interior y hacer de las suyas.
Abogado especialista en vivienda en Santander
En los últimos años, el problema de las ocupaciones ilegales ha generado una gran preocupación social, especialmente entre los propietarios que tienen segundas residencias, pisos en alquiler o inmuebles vacíos en espera de venta. Según Alberto Bedia, abogado especialista en vivienda en Santander, se trata de una situación que no solo afecta al patrimonio, sino que provoca también un enorme desgaste emocional y económico a los dueños legítimos.

Bedia explica que el sistema jurídico español reconoce de forma clara el derecho de propiedad, pero en la práctica la recuperación de una vivienda ocupada puede convertirse en un proceso lento. Las diferencias entre la ocupación con allanamiento de morada, cuando se trata de una vivienda habitual, y la usurpación de bienes inmuebles, cuando el inmueble se encuentra vacío, generan confusión entre los afectados. En el primer caso, la ley permite un desalojo casi inmediato, mientras que en el segundo los plazos judiciales pueden alargarse considerablemente.
El abogado recalca que, aunque el Código Penal contempla sanciones para los ocupantes ilegales, la lentitud de la justicia y la falta de procedimientos ágiles hacen que muchos propietarios se sientan indefensos. La sensación de impunidad que transmiten algunos casos es real, y por ello resulta fundamental conocer las herramientas legales disponibles y contar con la asistencia profesional adecuada desde el primer momento.
Abogado especializado en ocupaciones en Santander
Desde su experiencia en evitar ocupaciones en Santander y terminar con ellas, Bedia aconseja a los propietarios mantener la calma y actuar siempre dentro del marco legal, evitando soluciones por cuenta propia que puedan derivar en responsabilidades penales. Los pasos básicos que recomienda son denunciar inmediatamente en la comisaría de Policía o Guardia Civil aportando documentación que acredite la titularidad, contactar sin demora con un abogado especializado que inicie el procedimiento judicial oportuno y, en los casos en que sea posible, solicitar medidas cautelares que permitan acelerar el desalojo. También recuerda que mantener la comunicación con la comunidad de vecinos puede ser de gran ayuda, ya que los testimonios de terceros refuerzan la actuación judicial.
El abogado insiste en que la mejor defensa es la prevención. Entre las recomendaciones más efectivas se encuentran la instalación de sistemas de alarma y videovigilancia conectados con una central receptora, que permiten una respuesta rápida de la policía en caso de intento de ocupación; la revisión periódica de la vivienda, especialmente en el caso de segundas residencias o pisos que permanecen cerrados durante largos periodos; el cuidado de la apariencia de habitabilidad, manteniendo persianas en movimiento, recogiendo el correo y conservando la vivienda en buen estado exterior; y la contratación de seguros específicos que cubran tanto la defensa jurídica como los posibles gastos asociados a una ocupación.
Para Bedia, ningún propietario debería sentirse desprotegido, porque el derecho de propiedad es un pilar básico del sistema jurídico español. Aunque el procedimiento pueda resultar complejo y en ocasiones lento, existen vías legales eficaces para recuperar lo que es legítimamente de uno. La clave está en actuar con rapidez, rodearse de profesionales con experiencia y adoptar medidas preventivas que reduzcan las posibilidades de sufrir este problema.
El abogado santanderino concluye que la lucha contra las ocupaciones no debe basarse únicamente en la respuesta individual de cada propietario, sino en una concienciación colectiva y en una mejora normativa que agilice los desalojos y garantice el respeto al derecho de propiedad. Sólo así se podrá recuperar la seguridad y la confianza de los ciudadanos en la protección de sus viviendas.

