En marzo de 1986 los españoles, engañados por el PSOE, votaron en un 57% a favor de seguir en la OTAN, con 3 condiciones:
1) permanecer fuera de la estructura militar;
2) con prohibición de introducir armas nucleares y
3) con progresiva reducción de las bases militares yanquis.
Lo que nadie nos dijo es que esa sacrosanta OTAN no protegería Ceuta, Melilla y Canarias, casualmente, los únicos territorios amenazados.
Para ese viaje no hacían falta alforjas.
El PP nos metió en 1999 en la estructura militar de la OTAN, los yanquis pasean por España armas atómicas como quien pasea un caniche, y sus bases no han menguado un metro ni un soldado.
En suma, que se trata del típico contrato fraudulento, donde el incumplimiento sistemático de las cláusulas por una de las partes lo convierten en nulo.
Y todavía hay canallas del PPSOE, PodeVox y mercenarios de la mafia armamentística, que nos piden fidelidad a los socios de la OTAN si los ataca (real o ficticiamente) Rusia. Fidelidad a esos que mirarán para otro lado cuando Marruecos nos ataque mañana mismo.
Y parece que Polonia será usada, por segunda vez, como excusa para otra guerra mundial.
Porque cuando Alemania atacó Polonia el 1 de septiembre de 1939, Polonia llevaba años violando sus obligaciones con Danzig y permitiendo agresiones a los ciudadanos de origen alemán, aunque los historiadores del pesebre no nos lo cuenten.
Hoy Polonia, animada por la OTAN y por Úrsula Von der Leyen, acusa a Rusia de agravios ridículos, con la única intención de meternos a todos en una guerra contraria a nuestros intereses.
Por patriotismo, por sentido común y por violación sistemática del contrato, se impone la salida urgente de la OTAN.
Fiat iustitia ruat caelum.
Hágase justicia, aunque se hunda el cielo.