Cual niñato malcriado, cuyos padres nunca le pusieron límites de conducta y siempre se salía con la suya, Pedro Sánchez sería el ejemplo de niño insoportable que no quisiera nadie adoptar. De hecho, aprovechaba para demostrar los celos hacia su hermano, el cual era el modelo perfecto de la familia, en comuniones y celebraciones, peleándose con él en público para demostrar su superioridad ante el resto de las personas.
Su mal comportamiento era tan insoportable que su padre decidió que necesitaba enderezarse. Fue así como su madre, amiga del embajador de Naciones Unidas en España, propuso que se lo llevaran a Nueva York, no sin dejarle una plaza becaria en una importante compañía financiera, a la cual nunca asistió. Se convirtió en un auténtico dolor de cabeza para el chófer de su tutor, cuando trataba de convencerlo para que le dejara de conducir el coche oficial. Como buen manipulador, no paró hasta convencerlo y, finalmente, lo estrelló. El escándalo estaba servido. Su tutor, con tal de protegerlo, le ofreció dinero para arreglarlo. Es de suponer que dicha suma se gastaría en discotecas y vicios, sin excluir el consumo de drogas como la cocaína. Con tal de que nunca se descubriera el incidente, se presentó en la redacción de un periódico importante diciendo que se anduviesen con ojo porque era miembro del CNI y que se verían con un grave problema en el caso de que publicasen la autoría del incidente. Es de suponer que ya conocía las malas artes de la amenaza y el chantaje barato.
Pedrito se tiró un tiempo en Nueva York, dándose la buena vida, con su supuesta identificación del CNI para sorprender a todo el mundo, hasta el punto de que la CIA americana lo descubrió en la trampa. Fue metido en un coche patrulla como si fuera un delincuente de tres al cuarto y allí estuvo perdido unos meses, sin que nadie supiera nada de él, todos salvo su tutor que se aseguró que aprendiera algo bueno. Las altas élites psicópatas escogen a sus vástagos, los entrenan y Westendorp se aseguró de ello. Tras ser liberado era otra persona, educado y correcto, parecía que le habían hecho un lavado de cerebro, aunque, sabemos perfectamente que lleva en su sangre la energía del mal no puede negarla por mucho que la aparente.
Su sed de poder y sus sueños ególatras para tener una alta posición en la política española, lo llevaron a conocer a Begoña Gómez, la cual se enamoró de su físico. Su padre era regente de puticlubs gays donde se vendían drogas, se citaba a políticos importantes, algunos de PSOE que era chantajeados al más puro estilo Rothschild. Su suegro regentó muy buen negocio y su hija era la encargada de la contabilidad de los distintos establecimientos de vicio sexual. Es de suponer que para que Pedro Sánchez entrase en ese juego, disfrutaría de vicios, tantos gays como de otro tipo. Hay rumores de que Begoña era trans y sentirse atraído por alguien así, cuyo padre se puso al servicio de su yerno para pudiese escalar en la política española, no casa mucho con la mentalidad de una persona decente. Fue su suegro el que les compró el apartamento donde viviría la feliz pareja, entre rumores de tangas y cosas extrañas.
Pedro Sánchez se casó con Begoña para sellar el pacto final. Su suegro le daría todo lo necesario.
Pero vayamos atrás cuando estaba en Nueva York, donde tuvo una gran amistad con Madeline Albright, Hilary Clinton y otros sujetos nada recomendables del partido demócrata, con tan poca catadura moral como Pedrito. Estos contactos se mantuvieron también con George Soros, Bill Gates y otros maestros en el arte de aplicar el mal en su estado más puro en el mundo de la política. Cuando, en cierto congreso del PSOE, puso una urna oculta para falsear los datos de la elección de secretario general, fue pillado con el carrito de los helados y, como siempre, salió dimitiendo. Necesitaba la ayuda de sus amigos de los EEUU, los cuales le dieron fondos para que recorrieran toda España haciéndose el buenito junto a Koldo, un tipo que era vigilante de discoteca y que llegó a tener una gran influencia en el PSOE. Otro de ellos fue José Luis Ábalos, sujeto que fue premiado con el puesto de ministro de Fomento, años después. Otro fue Sánchez Cerdán, el cual fue secretario del partido, hasta que lo llevaron al trullo. El resto del club de Peugeot están imputados por graves y vergonzosos casos de corrupción.
¡Y qué curioso que para sus cargos políticos no fue nunca el de mayor representatividad! Cuando fue elegido presidente, apenas contaba con 85 escaños, pasando por encima de los que si habían sido elegidos democráticamente. El plan ya estaba trazado. El número 1, Zapatero, tenía in mente convertir a España en un régimen corrupto y dictatorial, al estilo de Venezuela y sería el encargo del nuevo delfín de la Moncloa, cual parásito ilegítimo. El resto ya lo conocemos. Se ha cosido tanto su trasero al cargo que ostenta que no hay manera de echarlo por las buenas. Sus principios fascistas y comunistas, como buen aprendiz, lo llevan a aferrarse al estilo de los dictadores de la vieja guardia, anquilosando las instituciones, eliminando la separación de poderes al estilo Maduro y creando un clima de censura y libertad de expresión al estilo puramente estalinista. Lo malo es que lo tiene crudo, es el sujeto más odiado de todo el país y es un milagro que siga vivo.
Psicópata, enfermo mental, cobarde como él solo, necesitado de una cohorte de admiradores y agasajadores que le aplaudan, como el ridículo vídeo de TVE en el que se le visitando una de las zonas afectadas por los incendios, de los que este sujeto despreciable y criminal es responsable, demuestra su poca vergüenza cuando nos dice que todo es por el cambio climático. Siguiendo las órdenes de la fascista ONU y de la UE, no tiene recato en tratarnos como subnormales profundos. Pensando bien, será porque su grado de inmadurez emocional y reacciones infantiles, lo convierten, en realidad, en un sujeto sin ubicación y con un grado de vulnerabilidad, que si los españoles fueran conscientes de ello, este sujeto no duraría en el cargo ni cinco minutos, saliendo corriendo como lo hizo de Paiporta a raíz de los daños de la dana,
No sabemos si el país está en manos de un retrasado mental, un esquizofrénico que requiere ser internado en un manicomio, todo ello mezclado con un perfil de psicópata que cualquier asesino de una película de Netflix se puede describir como si fuera un santo. Un ser capaz de asesinar a millones con una especie de vacuna mortal, eliminar a miles de españoles en unas graves inundaciones, crear un apagón general o permitir que el país arda por los cuatro costados sin poner medios, sim hacerse nunca responsable de sus actos, es como tener al mismo demonio en la Moncloa.
¿Son los españoles conscientes de todo esto?