En los últimos años, España ha sido escenario de una serie de eventos devastadores que, a primera vista, parecen tragedias naturales o actos terroristas aislados. Sin embargo, un análisis profundo de indicios y teorías alternativas revela patrones que apuntan a posibles intervenciones militares encubiertas, específicamente ligadas a la OTAN. Desde los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid (conocidos como 11-M), pasando por las inundaciones catastróficas en Valencia en octubre de 2024, o los incendios forestales que arrasaron el país este mes de agosto, hay pistas que sugieren que estos sucesos podrían no ser meros accidentes, sino operaciones estratégicas diseñadas para desestabilizar, influir en la política interna o probar tecnologías avanzadas.
Aunque las explicaciones oficiales atribuyen estos eventos a causas naturales o terroristas independientes, los indicios alternativos invitan a cuestionar si la OTAN, como alianza militar con historial de operaciones secretas, podría estar involucrada.
Los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que dejaron 193 muertos y más de 2.000 heridos en varios trenes de cercanías, son oficialmente atribuidos a una célula islamista inspirada en Al-Qaeda. Sin embargo, desde el principio surgieron teorías que cuestionan esta narrativa, sugiriendo una manipulación orquestada para influir en las elecciones generales españolas, celebradas solo tres días después. El gobierno de José María Aznar, del Partido Popular, inicialmente culpó a ETA, pero las pruebas apuntaron a extremistas islámicos, lo que contribuyó a la victoria del PSOE y la retirada de tropas españolas de Irak.
Una pista clave es la conexión con Operation Gladio, una red de «stay-behind» de la OTAN durante la Guerra Fría, diseñada para combatir invasiones soviéticas mediante operaciones clandestinas, incluyendo atentados de falsa bandera. Documentos desclasificados revelan que Gladio operó en varios países europeos, como Italia, donde se vinculó a bombardeos para culpar a comunistas. En España, aunque no hay evidencia directa, el contexto de la adhesión a la OTAN en 1982 y la oposición popular a la guerra de Irak sugieren que el 11-M podría haber sido una operación para castigar al gobierno Aznar por su alineación con EEUU o forzar un cambio político. El ex presidente Aznar respaldó implícitamente teorías conspirativas que ligaban ETA con islamistas, insinuando una trama más amplia.
Además, informes de inteligencia destacan fallos en la prevención y manipulación de evidencia, como la destrucción rápida de pruebas, lo que alimenta sospechas de intervención externa.
Otro indicio es el impacto electoral: el atentado revirtió las encuestas a favor del PSOE, que prometió retirar tropas de Irak, alineándose con intereses anti-OTAN en Europa. Teorías en foros y publicaciones alternativas proponen que la OTAN, a través de aliados como EEUU, podría haber facilitado el ataque para desestabilizar a un miembro reticente.
Aunque no hay pruebas concluyentes, el patrón de Gladio —atentados para manipular opinión pública— encaja perfectamente.
En octubre de 2024, Valencia sufrió las peores inundaciones en décadas, con más de 200 muertos y daños masivos causados por una «gota fría» (DANA) que descargó un año de lluvia en horas. Oficialmente, se atribuye a cambio climático y fenómenos meteorológicos extremos.
Sin embargo, hay muchas teorías en redes sociales que apuntan a HAARP (High-Frequency Active Auroral Research Program), un programa militar estadounidense vinculado a la OTAN, capaz de manipular el clima como arma. Indicios incluyen la intensidad inusual: Chiva recibió 491 mm de lluvia en ocho horas, un evento «bíblico» que algunos atribuyen a geoingeniería. Publicaciones en X (anteriormente Twitter) denuncian «guerra climática» orquestada por HAARP, con videos de cielos «rallados» antes de las lluvias.
La demora en la respuesta militar —el ejército tardó días en llegar pese a tener 120.000 soldados disponibles— sugiere negligencia intencional o encubrimiento. Críticos señalan que, tras las inundaciones, inversores como Amazon, Bill Gates y Soros compraron terrenos a bajo precio, insinuando un plan para reurbanizar áreas estratégicas.
La conexión OTAN surge de HAARP’s vínculos con bases militares aliadas y ejercicios como los de geoingeniería. Desinformación sobre «control climático» se extendió, pero algunos ven en ella pistas reales de operaciones para probar armas no letales o desestabilizar regiones opositoras a políticas OTAN, como la reticencia española en gastos de defensa.
La ausencia de alertas tempranas y la destrucción selectiva de infraestructuras refuerzan estas sospechas.
Y ahora, en este mes de agosto de 2025, nos enfrentamos una oleada de incendios que han matado al menos tres personas, destruyeron 60.000 hectáreas y desplazaron miles en regiones como Castilla y León y Galicia. Oficialmente, se culpan al calor extremo, sequía y descuidos humanos, agravados por cambio climático.
Pero teorías alternativas sugieren incendios inducidos por armas de energía dirigida o manipulación climática, similares a HAARP. Pistas incluyen «remolinos de fuego» inusuales y propagación rápida, que algunos ligan a tecnologías militares. En X, usuarios denuncian «ataques gubernamentales» con aviones fumigando sustancias inflamables, comparándolo con las inundaciones de Valencia.
Además habría que preguntarse: ¿cómo es posible que todos los pirómanos de España se pongan de acuerdo para que todos los incendios comiencen prácticamente a la vez y en zonas tan dispares? Tenemos que dudar siempre y dejar de normalizar lo anormal.
La proximidad a tensiones OTAN-España, como el rechazo español a aumentar gastos en defensa (solo 2% del PIB requerido), coincide con estos eventos. Trump amenazó con tarifas por incumplimientos OTAN, y España optó por aviones europeos en lugar de F-35 estadounidenses, lo que podría motivar represalias. Generalizando, teorías sobre incendios virales (como en California) atribuyen causas a «energía dirigida» de satélites OTAN.
La UE envió ayuda, pero demoras en la respuesta militar española recuerdan a Valencia, sugiriendo coordinación externa.
Estos eventos comparten patrones: timing político (11-M antes de elecciones, inundaciones e incendios durante tensiones OTAN), demoras en respuestas militares y teorías de manipulación tecnológica. Operación Gladio establece precedente de OTAN en falsas banderas europeas. HAARP y geoingeniería podrían explicar desastres «naturales», mientras compras post-desastre sugieren motivos económicos.
Aunque los grandes medios descartan estas ideas como desinformación, la acumulación de indicios —de fallos de inteligencia a patrones climáticos anómalos— justifica sospechas. España, como miembro OTAN crítico, podría ser objetivo para forzar alineación. Investigaciones independientes son cruciales para desentrañar la verdad detrás de estas sombras.
A pesar de todo, usted puede seguir pensando que todo lo que está sucediendo es fruto de la casualidad y que cuatro chalados de diferentes puntos de España se han puesto de acuerdo para quemar los montes a la vez. Y que lo han hecho, además, a través de varios focos distantes entre ellos miles de metros. Puede seguir haciéndolo hasta que la víctima sea usted, o alguno de los suyos.
Estamos en guerra y en una de las peores guerras que cualquiera de nosotros hubiera podido imaginar nunca: aquella que parece que no existe y en la que no se sabe a ciencia cierta quién es el enemigo.