miércoles, mayo 28, 2025
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Atentos a los malabarismos que harán los sincronizados frente al escándalo de los audios

Qué tiempos tan vibrantes, amigos, los que nos regala el circo político-mediático. Los audios filtrados por El Confidencial, con María Leire Díez Castro, la «fontanera» del PSOE y reina del multitarea en Correos, Enusa y otros chiringuitos socialistas, como protagonista de un presunto plan para desacreditar a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, han puesto al equipo de opinión sincronizada –los palmeros oficiales del gobierno– en un aprieto delicioso. Pero tranquilos, que personajes como Javier Ruiz, Jesús Cintora, Silvia Intxaurrondo, Xabier Fortes, Ferreras y compañía ya están afilando sus varitas mágicas para convertir este escándalo en una nota a pie de página. Acompáñenme en este viaje irónico por el arte de torear filtraciones.

Empecemos con Javier Ruiz, el oráculo de los números, que con su tono de profesor paciente explicará que «no hay evidencia sólida» de que Leire Díez actuara bajo órdenes de Ferraz. «Esto es una maniobra de distracción de la ultraderecha», dirá, mientras omite que Díez ha sido vista entrando y saliendo de la sede del PSOE como si fuera el gimnasio del barrio. La UCO, esa unidad que osa investigar a Begoña Gómez, al hermanísimo o el caso Koldo, será solo una víctima colateral de la «polarización».

Jesús Cintora, el cruzado de la indignación selectiva, ya debe estar grabando un monólogo para su programa, acusando a «los poderes fácticos» de orquestar la filtración. «¡Es una cacería contra el gobierno progresista!», bramará, ignorando que los audios muestran a Díez intentando convencer al empresario imputado por fraude, Alejandro Hamlyn, de soltar «mierda» sobre el teniente coronel Antonio Balas, jefe de la UCO. Que Hamlyn no tuviera pruebas y el plan se derrumbara como un flan mal cuajado será un detalle sin importancia. «¡La verdadera corrupción es la de los que filtran!», gritará, con el volumen al once.

Y luego tenemos a Silvia Intxaurrondo, la estrella de la sobriedad en Televisión Espantosa, que con su mirada de «yo solo pregunto» entrevistará a algún portavoz del PSOE para aclarar que todo es un malentendido. «Leire Díez es una militante de base, ¿no?», insinuará, mientras el invitado asiente con entusiasmo. Que los audios sugieran que Díez quería «matar» (figuradamente, claro…) a Balas para frenar las investigaciones incómodas será presentado como una conversación sacada de contexto. «En política, todos hablan así», dirá Silvia, con esa calma que desarma, mientras el espectador se pregunta si debería indignarse o pedir palomitas.

Xabier Fortes, en su trinchera de RTVE, no se quedará atrás. Con la solemnidad de un predicador, proclamará que los audios son «un ataque a las instituciones». Que Díez, mano derecha de Santos Cerdán, hablara de Balas como si fuera el malo de una película de serie B («Si Balas está muerto, mejor») será solo una metáfora desafortunada. Fortes invitará a un tertuliano afín para recordarnos que la oposición también tiene trapos sucios, aunque no concrete cuáles.

Por su parte, Antonio García Ferreras, el showman de Al Rojo Vivo, montará un circo en prime time para debatir si los audios son reales o un montaje de inteligencia artificial. «¡Vamos a desgranarlo todo!», exclamará, mientras sus tertulianos se pelean por ver quién grita más alto. Ferreras insinuará que el PSOE solo estaba «defendiéndose» de una UCO «politizada», y que Díez, fotografiada en Ferraz como si fuera la recepcionista, es solo una víctima de las circunstancias. El hecho de que el PSOE negara inicialmente su vinculación con ella será un «error administrativo», nada más.

El libreto es el de siempre: minimizar, desviar, culpar al fango y a la ultraderecha y, en última instancia, aburrir al espectador (si todavía queda alguno) hasta que cambie de canal, que será más de lo mismo, o decida irse a las redes sociales. Para cuando terminen, el escándalo de los audios –que apunta a un intento del PSOE de neutralizar a la UCO para proteger a los suyos– será solo un eco lejano. Leire Díez, la «fontanera» que lleva un año recopilando datos sobre «enemigos» del gobierno, quedará como una humilde militante cántabra que tropezó con una grabadora indiscreta. Y el equipo de opinión sincronizada, con Intxaurrondo incluida, seguirá aplaudiendo al ritmo que marca Moncloa.

(Por Lourdes Martín)

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1 COMENTARIO

  1. Anda que bocatorcida Alegría: es un bulo que sea fontanera, y esto es un ataque a la democracia y a las mujeres.
    Y Boñigas: «es una vergüenza que la ultraderecha ataque a las personas honestas progresistas, porque la ultraderecha no soporta que las personas honestas progresistas no puedan ejercer de personas honestas progresistas honesta y progresistamente pese a la ultraderecha.

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