miércoles, febrero 26, 2025
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Las votaciones alemanas y nosotros

Por Alfonso de la Vega

Los resultados publicados de las recientes votaciones alemanas no mueven a demasiado optimismo. La inercia del tinglado mantiene el control lo que impide abordar los desafíos de la nueva situación europea pos Biden.

El candidato de BlackRock, Friedrich Merz, que se presentaba v bajo las siglas de CDU ha ganado las elecciones en Alemania, (28% del voto). Alternativa Por Alemania, pese a duplicar su voto (20%) no consigue dar un vuelco al panorama político quedando como segunda fuerza. Los socialdemócratas de Scholz tienen el peor resultado de unas generales (16%), pero aún así se mantienen como tercera fuerza, lo que parece  ser decisivo para mantener el status quo actual. Lo de los VERDES no deja de ser curioso, pues pese a su nombre son más belicistas que la OTAN, y están en guerra contra su propio pueblo al que con el meritorio auxilio de la bruja de Bruselas intentan arruinar con políticas económicas devastadoras.

La partitocracia alemana, al igual que la española, permite el conchabamiento entre partidos para llegado el caso burlar la presunta voluntad popular. Sin embargo, los resultados de la única verdadera oposición (AfD) no permiten formar ni consolidar un gobierno alternativo.  Pese a ello, Alternativa para Alemania (AfD) consiguió más del 20 % de los votos. Los menores de 30 años, los empleados asalariados y los residentes de la antigua República Democrática Alemana, donde AfD ganó en todas partes menos Berlín, votaron por el nuevo partido.

El hombre de BlackRock y probable futuro canciller declaró en su primer discurso poselectoral que no van a cerrar las fronteras a los invasores como había prometido en campaña. Y que pretende plantar cara a Estados Unidos y apoyar a Ucrania «hasta el final». No parece una propuesta ni muy conveniente para los ciudadanos ni tampoco muy probable. Alemania sufre actualmente una grave crisis económica por lo que el enfrentamiento contra Rusia y EE.UU. aún la empeoraría más. Sobre el intento de Rusia y Estados Unidos de llegar a un acuerdo sobre Ucrania afirma que es «inaceptable tanto para Europa como para Kiev».

No es de extrañar esa postura belicista. Merz es un ferviente partidario de la OTAN y de la UE, aboga por una Europa centralizada bajo un liderazgo alemán más fuerte, reduciendo la soberanía nacional. Desea el desmantelamiento de los ejércitos nacionales en favor de una fuerza militar de la UE. Su postura militarista protege los intereses de BlackRock, ya que el grupo gestiona 11,55 billones de dólares en activos y se beneficia de los conflictos globales, incluidos los de Ucrania y Gaza. Se estima que BlackRock posee 80.800 millones de dólares en fabricantes de armas, lo que genera inquietudes sobre las motivaciones financieras detrás de su influencia geopolítica.

Una biografía al servicio de la plutocracia globalista

Político de carrera y exdiputado de Merkel, Merz se unió a la CDU muy joven. En 2016, BlackRock lo eligió para dirigir su consejo de supervisión alemán, valorando sus contactos políticos. Pretendía así expandir su influencia en Europa, hacer crecer su negocio y neutralizar las críticas. En 2020, cuando Merz dejó el puesto, BlackRock había ampliado su presencia en la UE para poseer más del 15% de las 30 principales empresas de Alemania (DAX30) junto con Vanguard. BlackRock también fue acusada de dar forma a las políticas de la UE para servir a sus intereses financieros.  Es opinión acreditada que ninguna empresa en Alemania puede ignorar la opinión de BlackRock.

¿Merz está actuando en beneficio de los intereses nacionales de Alemania o impulsando el ascenso financiero de BlackRock? La duda es cuando menos legítima.

Otra pista. Merz ha invitado al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, a Alemania. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha declarado. «Enhorabuena a [el líder de la CDU] Friedrich Merz y a la CDU/CSU por su clara victoria electoral. Estoy deseando trabajar estrechamente con su futuro Gobierno para seguir fortaleciendo la asociación entre nuestros países», También, su ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Sa’ar, se sumó a las felicitaciones, calificó a Merz de «amigo de Israel» y le invitó a visitar el Estado hebreo.

Las votaciones alemanas se producen en un momento muy delicado cuando ha surgido una cuestión muy controvertida como es la reanudación del diálogo directo entre Washington y Moscú para la resolución de la crisis ucraniana, prometida por Trump durante su campaña electoral. La cuestión más polémica entre EE.UU. y Europa aparte de los aranceles o los gatos de defensa es la reanudación del diálogo entre Washington y Moscú y la resolución de la crisis ucraniana. Durante su campaña electoral, Trump mantuvo que quiere poner fin al conflicto. Tras su elección Trump está reanudando las conversaciones con Rusia en la idea de poner fin a la guerra con un acuerdo bilateral entre EEUU y Rusia. El asunto tampoco es bien visto ni por Kiev ni por Bruselas. La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, ha declarado que si Washington llega a un acuerdo con Moscú, con el que la Unión Europea no esté conforme, entonces «fracasará, porque no se implementará».

De modo que la situación sigue sin aclararse  y los resultados de las votaciones del domingo no parece que ayuden.

Moraleja

Platón tenía razón en La República cuando profetizaba sobre la degradación de la democracia y el dominio de la plutocracia. Pasando de las musas al teatro, lo de la pérdida de influencia de los socialistas en la clase trabajadora tiene especial interés sociológico y político cara al futuro. Sin embargo, parece ser que la sociedad alemana aún no habría sufrido suficiente castigo o deterioro por parte del globalismo como para que reaccione con suficiente lucidez y contundencia. Se muestra una brecha dentro del globalismo como la que ha abierto Trump, pero parece que en Alemania no habría suficiente masa crítica de respuesta en la línea de la nueva administración norteamericana como para apoyar a un grupo que tenga un plan de rescate de la nación. Sin embargo, se mantiene la influencia sionista. 

Si valiese la cosa para extrapolar a España, probablemente aquí nos encontraríamos con una situación similar, con la impotencia para solucionar nada solo por ese medio y la amenaza de un posible futuro gobierno socialista liberticida de coalición entre PP y PSOE para salvar los intereses del globalismo ¡Estamos salvados!

 

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Es Diestro. Opinión en Libertad
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