Frente a las ya tradicionales mentiras de nuestros gobernantes y periodistas, para consumo exclusivo de débiles mentales, los damnificados de Valencia y otras provincias siguen sin recibir a día de hoy los necesarios auxilios a que tienen derecho, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 16 de la Ley del Sistema Nacional de Protección Civil, que literalmente obliga a las administraciones a “satisfacer las necesidades básicas de subsistencia de la población afectada, incluyendo la atención sanitaria, psicológica y social de urgencia, y refugio”.
Delegando la ayuda a los damnificados en el trabajo de los voluntarios y los donativos de los particulares, el estado, que nos cobra impuestos para eso, consigue que los españoles paguemos dos veces por lo mismo.
Y quien piense que nada puede hacerse, se equivoca. Y además es facilísimo. Se trata de que los damnificados pidan la ayuda a quien debe proporcionársela.
El estado tiene establecimientos y personal en todos los rincones de España, que como representantes suyos, son los obligados por esa ley a prestarnos ese auxilio.
La fórmula que propongo es la siguiente.
1º) Los damnificados deben personarse en una comisaría de la Policía Nacional o cuartel de la Guardia Civil y
2º) Explicar al agente de guardia que somos damnificados de las riadas, nos encontramos en una situación muy precaria, con riesgo para la salud y la vida, y le pedimos que nos presten alojamiento, manutención, sanidad, higiene y otros auxilios, a los que tenemos derecho de acuerdo al artículo 16 de la ley del Sistema Nacional de Protección Civil.
3º) Explicarle que él, como encargado de cumplir y hacer cumplir la ley, y porque es agente de esa autoridad obligada por la ley, está obligado a proporcionárnosla, o en su defecto a demandarlos con urgencia, y repito con urgencia, a quien pueda hacerlo.
4º) Que además, el cuerpo al que pertenece ese agente presta esos mismos auxilios a diario a delincuentes e inmigrantes ilegales, luego dispone de ellos, por lo que es injustificado e ilegal que se nos denieguen a nosotros, por el mero hecho de ser españoles honrados.
5º) Si el agente alberga alguna duda, le explicaremos la obviedad de que, si le escupimos a la cara, tendremos garantizados esos auxilios, de modo que es ilegal, además de estúpido, que nos los niegue, solamente por no escupirle a la cara.
6º) Si persiste en negarse a auxiliarnos, ni demandar ese auxilio con urgencia, le decimos que queremos formular una denuncia penal contra él, por delitos de omisión del deber de socorro y prevaricación por omisión.
7º) Si se niegan a recibir la denuncia, la presentaremos en el juzgado, impresa por duplicado, que en realidad es la opción más cómoda y fácil.
El modelo de denuncia y las instrucciones detalladas para la operación, se encuentran disponibles en mi canal de telegram, Galo Dabouza.
Todo debería grabarse para poder mostrárselo a un juez, si fuera necesario, y es perfectamente legal.
Con el sentido común y la ley en la mano, lo que debería ocurrir es que un agente inteligente y bien formado, nos lleve a los alojamientos de los detenidos y nos facilite la manutención. Si el número de personas es superior a la capacidad del establecimiento, debería llamar a sus jefes y exigirles una solución inmediata, igual que si fuésemos narcotraficantes peligrosos recién detenidos. Porque de esos, ninguno quedará sin comer ni durmiendo a la intemperie o en el suelo, como están a día de hoy muchos valencianos.
De este modo tan fácil, forzamos a los agentes a retratarse de cuerpo entero, y que nos demuestren a quién sirven realmente, si al pueblo o al tirano.
Compatriotas, si tenemos más miedo a exigir nuestros derechos que a morir como borregos, no dudéis un momento que nos volverán a matar como a borregos, por miles, y muchos aplaudirán.
De nosotros depende.
Fiat iustitia, ruat caelum
Hágase justicia, aunque se hunda el cielo.
Denuncia agente omisión socorro