Por Javier Santiago
En respuesta al artículo “Los Kikos, caminando hacia el precipicio (1)”
«Por sus frutos los conoceréis».
El día catorce de noviembre de 2024, El Diestro publicó la primera parte de un artículo titulado “Los Kikos, caminando hacia el precipicio”, firmado por Claire Gruié, que merece una respuesta. Ese artículo rezuma odio y rencor por los cuatro costados, y algún tipo de envidia, o algo peor que no llego a comprender. Salpicado de mentiras, no ofrece pruebas de nada, todo son conjeturas en un feroz e injusto ataque. Veamos.
No soy de los Kikos (y tampoco bergogliano, personaje oscuro donde los haya), pero conozco a mucha gente que ha tenido un proceso de conversión extraordinario dentro de este movimiento que no tiene explicación sin la ayuda del Espíritu Santo. No podemos saber por qué ni dónde el Espíritu actúa (en éste y en otros movimientos, de forma individual, etc.); como dice Jesús en el Evangelio de San Juan, «el viento sopla hacia donde quiere».
He presenciado en sus filas milagros cotidianos una y otra vez: matrimonios indestructibles, niños felices, drogadictos y alcohólicos que se curan, moribundos que fallecen acompañados por su familia y su comunidad, y una infinidad de personas que se pasan definitivamente al lado del bien, la belleza y la verdad; este, para mí, es el milagro más importante.
La estrategia más común del enemigo es la clásica divide et impera y ese artículo tiene muy claro su objetivo. El interés por sembrar odio hacia un movimiento que, por otro lado, ha dado y está dando unos frutos extraordinarios es más que visible. La técnica que utiliza es simple: un titular muy llamativo, un contenido especulativo y sin pruebas, aunque aparentemente contundentes, con pinceladas cabalístico-sionistas y asusta viejas.
Entiendo y respeto la libertad de expresión, pero todo debe tener límites: los de la búsqueda de la verdad, el buen trabajo periodístico y la cortesía. Los Kikos solo utilizan las armas del Evangelio, por ello son enormemente atacados, y sobre todo porque tienen muchos hijos (las cifras de católicos en España se medio salvan por ellos) y eso preocupa mucho a los globalistas anticatólicos, antifamilias y antipatrias. Además, habitualmente no se defienden, por lo que son una diana fácil. El Diestro debería cotejar más a fondo los artículos antes de publicarlos (somos muchos los católicos que lo seguimos como uno de los pocos lugares donde informarnos en estos tiempos de mentira y oscuridad) y éstos pueden hacer daño en direcciones imprevisibles y no deseadas, incluso dentro de nuestras filas. Son de los nuestros.